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Se amplió la brecha entre las tasas de corto y largo plazo en México

En la subasta primaria de esta semana, la tasa de los Cetes a 28 días superó en 78 puntos base al rendimiento de los Bonos M a 3 años, el mayor diferencial desde 2001.

En la subasta primaria de valores gubernamentales del martes se registró una ampliación de la brecha a favor de los rendimientos de corto plazo contra los de un horizonte mayor, situación que obedece a una perspectiva de bajo crecimiento económico y a la necesidad de contar más adelante con un menor costo del dinero.

El rendimiento de los Certificados de la Tesorería (Cetes) a 28 días se ubicó en 8.15 por ciento, mientras que la tasa del Bono a tasa fija (Bono M) a tres años se situó en 7.37 por ciento, lo cual da un diferencial a favor de los Cetes de 78 puntos base, el mayor desde principios de febrero del 2001, según los datos reportados por el Banco de México (Banxico).

"Como esperábamos, los inversionistas mostraron un fuerte apetito por instrumentos de corto plazo ante un ambiente dovish en el mundo, que pudiera influir en una menor tasa de fondeo en México en este segundo semestre del 2019", de acuerdo con los analistas de Banorte.

El Bono M a 3 años, con vencimiento en diciembre del 2021, presentó una reducción en su relación de demanda contra la oferta, al colocarse en 2.02 veces, menor a la de 2.2 anterior, lo cual puede significar todavía una presión de baja sobre su tasa.

En tanto que los Bonos denominados en Unidades de Inversión (Udibonos) de tres años fue colocado con una tasa real de 3.46 por ciento, situación que implicó una reducción de cuatro puntos base respecto al nivel de la subasta previa.

Los pronósticos para el crecimiento económico siguen bajando. Ayer tanto el Fondo Monetario Internacional como los especialista encuestados por Citibanamex, señalaron la posibilidad de que pueda caer por debajo del 1.0 por ciento en este año, al ubicarlo en 0.9 por ciento, en ambos casos.

En el mercado hay todavía una cierta división en el sentido de que no se descarta del todo que la economía mexicana pueda caer en recesión, o por lo menos pueda extenderse un periodo de bajo dinamismo. El enfriamiento en el crecimiento económico en México presiona más para que en un horizonte de mediano plazo se pueda contar con tasas de intereses menores, que faciliten el consumo y la inversión.

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