El principal índice accionario del país ha tenido un buen comienzo del año, en línea con las bolsas a nivel global y ante un mayor apetito por riesgo entre el público inversionista, y la expectativa es que mantenga su tendencia al alza.
En lo que va del año el Índice de Precios y Cotizaciones (S&P/BMV IPC) acumula una ganancia de 8.4 por ciento y el viernes cerró con 47 mil 770 unidades, y se prevé que suba en el año hasta las 53 mil unidades, lo que implicaría una ganancia adicional de poco más de 10 por ciento.
Grupo Financiero Monex actualizó su objetivo para la referencia mexicana a 52 mil puntos. En tanto, Banco Santander de México lo tiene en 53 mil.
En general los mercados de países emergentes lucen mayor atractivo en dado caso de que algunos activos presenten burbujas debido a que las valuaciones en estos mercados lucen menos caras, más si se compara con Wall Street.
Carlos González, director de análisis económico y bursátil de Grupo Financiero Monex, explicó en un reporte, que una evaluación conservadora sobre las empresas que componen el índice bursátil arroja un crecimiento para 2021 en ventas y Ebitda para las empresas de 5.1 por ciento y 16.4 por ciento respectivamente.
Entre las emisoras favoritas que tiene el grupo financiero del IPC se encuentran Peñoles, Nemak, Ienova y Bolsa. González recalcó que la base de comparación sería clave para el potencial de las empresas del IPC.
"Algunas industrias comenzarán a ver cierta recuperación conforme disminuyan las medidas de confinamiento producto de la pandemia, mientras que otras empresas presentarán crecimientos atractivos, ante las fáciles bases de comparación que tendrán a partir del segundo trimestre, cuando en su comparable se observó una mayor evidencia del impacto de la pandemia", indicó.
Señaló que el potencial de retorno de las empresas estaría ligado a los esfuerzos propios de las compañías y no al crecimiento del país.
Sobre los riesgos, señaló que se relacionan con un crecimiento inercial para los próximos años, la creciente percepción de una eventual rebaja en la nota crediticia de Pemex y del gobierno federal, y el menor interés de los inversionistas internacionales hacia México, ante los cambios en las reglas de operación en diversos sectores, principalmente el energético, lo que podría repercutir en demandas y litigios, relacionados principalmente con tratados como el T-MEC.