El arroz es un alimento básico para los coreanos, pero como explica el empresario gastronómico de Nueva York Bobby Yoon, la relación es más profunda, casi espiritual.
"Necesitamos un plato de arroz perfecto en cada comida", dijo Yoon, que hace poco abrió un asador en Manhattan. Se trata de un desprendimiento de Haeundae Somunnan Amso Galbijip, la venerable institución de Busan de su abuelo. "No tiene un gran sabor, pero sí cierto umami cuando está bien cocinado".
Para perfeccionar el arroz que integra platos cotidianos como bulgogi y kimchi jjigae, hace falta la mejor olla posible, una olla que produzca granos perfectos sin quemarlos. Cuando la gente se casa o se traslada a una vivienda recibe como regalo esas ollas, que pueden simbolizar prosperidad y buena salud para la familia.
La marca más popular es sin duda Cuckoo, que emite un sonido similar al llamado del cuclillo al liberar vapor durante el proceso de cocción.
Esa obsesión y la posición dominante en el mercado han convertido en multimillonario a Koo Ja-sin, el fundador de Cuckoo Holdings. La compañía controla alrededor del 70 por ciento del mercado de ollas arroceras de Corea del Sur –superando holgadamente a su rival local Cuchen- y exporta a más de dos decenas de países, en su mayoría de Asia.
Gran crecimiento
"El mercado no es enorme, y ya había barreras de tecnología cuando otras grandes marcas buscaban ingresar", dijo Yang Ji-Hye, un analista de Meritz Securities en Seúl. "Cuckoo dominó el mercado de nicho y ha crecido mucho".
Koo, que tiene 77 años, fundó la firma en 1978 luego de una breve carrera en política, donde se desempeñó como secretario de un legislador local. Empezó fabricando ollas arroceras para grandes compañías como LG Electronics. Cuando los pedidos experimentaron una fuerte declinación durante la crisis financiera asiática, Koo creó su propia marca en 1998.
El público adoptó la marca y las ventas crecieron con rapidez. Las acciones de Cuckoo han retornado 127 por ciento, comprendidos dividendos reinvertidos, desde su oferta pública inicial de 2014 en Seúl, lo que supera el retorno de 20 por ciento del Índice Kospi de 780 compañías coreanas.
"Los coreanos piensan que lo que está hecho con arroz es bueno para la salud", dijo Jun Kyung-woo, coautor del libro "Dining in Seoul". "Cuando alguien se siente mal, hasta lo atribuyen a que no come suficiente arroz".
Koo tiene en la actualidad un patrimonio neto de mil 100 millones de dólares, según el Índice de Multimillonarios de Bloomberg, principalmente sobre la base de la participación suya y de su familia en el holding y en Cuckoo Homesys, que alquila aparatos como purificadores de agua. Koo es el presidente del holding y el mayor de sus dos hijos, Koo Bon-hak, está al frente de la empresa.