En el marco del Día Mundial del Agua que se conmemora cada 22 de marzo, la Organización Mundial de la Salud (OMS), destaca que cada persona con acceso a agua potable, necesita de varias docenas de litros al día para satisfacer sus necesidades.
De acuerdo con la Organización, una persona necesita alrededor de 100 litros de agua al día diariamente para cumplir con su consumo e higiene básica. Esto sería equivalente a alrededor de 5 o 6 cubetas grandes.
Al respecto, el organismo señala que para llegar a esta cifra, se contabiliza toda el agua y componentes líquidos que una persona utiliza, consume o manipula, algo que el ente señala como ‘agua virtual’.
¿Qué es el ‘agua virtual’ y en qué se usa?
De acuerdo a la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), que cita a la OMS, el ‘agua virtual’ es como se conoce a toda el agua necesaria para producir, empacar o transportar los bienes y servicios que consumimos. Se dice que es virtual porque esta agua no está presente en los productos o alimentos que consumimos, pero está ahí.
Por ejemplo, producir una hamburguesa requiere un promedio de 2 mil 400 litros de agua. Esta cantidad se entiende desde la crianza de la vaca, el cultivo de vegetales y granos para producir el pan, hasta su traslado al lugar donde la consumiremos. Esto quiere decir que, cuando comemos una hamburguesa, estamos consumiendo el requerimiento diario de agua de 24 personas.
En tanto, para hacer una barra de chocolate de 100 gramos se utilizan los mismo 2 mil 400 litros. Este consumo se invisibiliza en la sociedad, es decir, no hay conciencia sobre el uso indiscriminado que hacemos del líquido por esta vía.
La escasez de agua aumenta
A nivel mundial más de 2 mil 200 millones de personas viven sin acceso a agua potable.
En México, cerca del 10 por ciento de la población vive en estas mismas circunstancias, mientras casi un 30 por ciento no cuenta con la cantidad ni la calidad suficiente.
Uno de los problemas que ha agudizado la escasez del agua está relacionado con el cambio climático provocado por la actividad humana. En este sentido, algunos detonantes que se pueden mencionar son: el crecimiento desordenado de las ciudades, el aumento poblacional, el alto requerimiento del agua en el sector agrícola e industrial, así como la falta de infraestructura para tratamiento de las aguas residuales; todos estos se ven reflejados en una mala gestión para su uso y consumo, así como en el incremento del calentamiento global.