El Servicio de Administración Tributaria (SAT) maneja distintos regímenes fiscales, que cuentan con diferentes derechos y obligaciones conforme la actividad económica que realicen las personas físicas.
Si eres nuevo en el mundo laboral, debes saber cómo funciona cada uno de estos regímenes a fin de que entres en el que te corresponda, ya sea que trabajes en una empresa como empleado, seas freelance o tengas tu propio negocio.
¿Qué es un régimen fiscal?
Consiste en un conjunto de derechos y obligaciones “a los que se hace acreedor un ciudadano a partir de desempeñar una actividad económica específica”, de acuerdo con el SAT.
Este varía según las actividades a realizar, además de si eres una persona física o moral.
American Express señala que es importante determinar el régimen en el que estarás, ya que de esto “dependerán las obligaciones tributarias frente al SAT, cuyo cumplimiento es fundamental para mantener finanzas sanas y libres de problemas”.
¿Cuáles son los regímenes fiscales que existen en México?
De acuerdo con el SAT, hay al menos 11 regímenes fiscales para personas físicas:
Incorporación fiscal
Son aquellas personas que realizan actividades empresariales, venden bienes o prestan servicios. Las personas que están en dicho régimen tienen ingresos por menos de 2 millones de pesos al año.
Normalmente, a este tipo de régimen entran personas con empleos que no requieren formación académica profesional y no es necesario un título universitario para ejercer.
Actividades empresariales y profesionales
En este régimen no es necesario un límite de ingresos, y funciona para quienes realizan actividades económicas comerciales, industriales, de autotransporte, agrícolas, ganaderas, de pesca o silvícolas.
Arrendamiento de Inmuebles
Este régimen es en el que debes estar si te dedicas a rentar o subarrendar bienes inmuebles, como departamentos, locales, casas, edificios o terrenos.
Servicios profesionales
Funciona para prestar servicios profesionales de forma independiente. Las personas que perciben ingresos por honorarios, ya sea de personas físicas, morales o gobierno que contraten sus servicios, deben permanecer en este régimen, que es ideal para emprendedores.
Régimen simplificado de confianza
Se pueden inscribir las personas únicamente con actividades empresariales, profesionales u otorguen uso de bienes, siempre y cuando sus ingresos no superen los 3.5 millones de pesos al año.
Régimen de Actividades Empresariales con ingresos a través de Plataformas Tecnológicas
Este es un régimen que simplifica la forma de declarar impuestos, ya que cuenta con una opción que permite que las “plataformas tecnológicas les retengan el ISR e IVA de forma definitiva y los paguen directamente al SAT”, de acuerdo con la depndendencia.
Con lo anterior se evitan las declaraciones mensuales. Este régimen solo funciona si ganas menos de 300 mil pesos.
Régimen de sueldos y salarios
Es probablemente el más común entre los trabajadores formales, y sirve para las personas contratadas por uno o varios empleadores, con un salario periódico con base en el tiempo que dure el contrato.
Enagenación de bienes
En este régimen, las personas obtienen ingresos derivados de toda transmisión de propiedad de bienes, ya sea a través de la venta o la permuta. Este es ideal para las personas que vendieron su auto o casa, ya que el ingreso se debe declarar.
Ingresos por intereses
Es para las personas que reciben ingresos por instituciones bancarias, de seguros y financieras a través de inversiones bancarias, conocidas como intereses.
Estas personas igual están obligadas a declarar impuestos año con año, sea cual sea el monto que reciban.
Ingresos por dividendos
“Es aquel en el cual las personas físicas también conocidas como socios o accionistas que forman parte de una Persona Moral, obtienen ingresos derivados de la utilidades que generan, denominados dividendos, ganancias o utilidades”, explica el SAT.
Demás ingresos
Son ingresos diferentes a los que corresponden a otros regímenes, como deudas perdonadas, ganancias cambiarias, derechos de autor percibidos por otros, los provenientes de operaciones financieras derivadas.