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Trabajan más, ganan menos: ¿Qué generaciones no tendrán pensión como la de sus papás?

Estas son las generaciones que ya no contarán con una pensión para su retiro como la que disfrutan sus padres, tíos o abuelos.

Los cambios a la Ley del Seguro Social de 1997 implican que los más jóvenes trabajen por más años y reciban menos dinero que antes.

El presidente Andrés Manuel López Obrador avivó el debate sobre las pensiones en México. A inicios de enero pasado, el mandatario se comprometió a revisar el esquema vigente y proponer una reforma que permita a las nuevas generaciones acceder a una pensión digna durante su jubilación, pero ¿a qué se refiere con esto?

¿Qué generación ya no alcanzará pensión como ‘las de antes’?

Los millennials —nacidos entre 1981-1996— y centennials —nacidos entre el 2000 y 2015— no tendrán una pensión para su retiro como la que disfrutan sus padres, tíos o abuelos.

Esto se debe a una modificación de la Ley del Seguro Social realizada en 1997 durante el gobierno de Ernesto Zedillo (1994-2000) en la que se pasó de un sistema de pensiones manejado por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) a uno cuentas individuales de los trabajadores, controladas por Administradoras de Fondos para el Retiro (AFORES).

La razón de este cambio se debe a cambios demográficos que comenzaron a finales de la década de los noventa del siglo pasado, cuando gran parte de la población de México comenzó a entrar a una fase de envejecimiento que hizo inviable continuar el sistema de pensiones que se tenía.


El sistema de pensiones originalmente consideraba un sistema cíclico de sustento, ya que la esperanza de vida no era tan longeva como en nuestros días y, por el contrario, la base de jóvenes trabajadores era amplia, lo que permitía que la población trabajadora aportara los recursos para sustentar a los pensionados.

Sin embargo, la realidad se comenzó a transformar, y los mexicanos empezaron a vivir más tiempo y la población trabajadora empezó a virar hacia el emprendimiento o la informalidad.

Esto provocó que ya no hubiera la cantidad suficiente de trabajadores que pudieran solventar las pensiones, por lo que fue necesario buscar un nuevo método que evitara la catástrofe financiera.

Para librar la carga al IMSS, que era la institución que se encargaba de manejar las pensiones, se crearon las Afores a través de la Ley del Seguro Social. Con este esquema, las pensiones dejaron de financiarse colectivamente, y la carga se volvió individual.


¿Cómo es la pensión para los más jóvenes con la Ley 97?

Uno de los principales problemas de la reforma a la Ley del Seguro Social de 1997 es que despojó a las nuevas generaciones de una pensión digna y vitalicia, condicionando este derecho a la suma de dinero acumulada en la cuenta de Afore.

Las personas que comenzaron a cotizar en el IMSS antes del 1 de julio de 1997 tienen acceso a los derechos previstos en la ley anterior de 1973. Dicha ley establece un mínimo de 500 semanas de cotización para poder solicitar una pensión por vejez vitalicia.

El monto de la pensión se calcula a través del promedio del salario de los últimos cinco años de cotización y la edad del trabajador. Si el trabajador se retira a los 65 años puede obtener el 100 por ciento de su salario, pero este porcentaje se reduce si se retira más joven. En este caso obtendría una pensión por cesantía.

Mientras que el régimen de 1997 pide acumular un mínimo de 825 semanas cotizadas en el IMSS para 2024, cabe aclarar que cada año aumenta 25 semanas más hasta 2031. Bajo este régimen, el monto de la pensión depende del monto acumulado en la cuenta de Afore.

La cuenta de ahorro es individual y se compone de aportaciones hechas por el patrón, el Gobierno Federal y la persona trabajadora.

Este esquema contempla tres modalidades de pensión: retiro programado, renta vitalicia y pensión mínima garantizada.

El retiro programado se contrata con la Afore que administra los ahorros de la persona trabajadora, sin embargo, la pensión otorgada no es vitalicia, ya que se termina al agotarse el saldo en la cuenta de ahorro para el retiro.

En el caso de la renta vitalicia, se contrata por medio de una aseguradora y, aunque garantiza una pensión vitalicia, el monto de esta depende del saldo acumulado en la cuenta individual.

Finalmente, cuando los recursos no alcanzan para contratar alguna de las dos modalidades anteriores, el Gobierno Federal otorga la pensión mínima garantizada, cuyo monto mensual es equivalente a un salario mínimo general de la Ciudad de México.

¿Por qué obtener una pensión digna se complica para los jóvenes?

Uno de los problemas del esquema de pensión de las Afores es que las personas trabajadoras ya no reciben el 100 por ciento del salario que solían recibir con la Ley del 73, sino que ahora las pensiones equivalen aproximadamente al 40 por ciento de sus ingresos.

Esto tiene que ver con una disminución en las aportaciones para el retiro y de los intereses que se generan en las cuentas individuales, con las dificultades para obtener un contrato de trabajo permanente que permita seguir cotizando, con empleos que no pagan correctamente las prestaciones sociales o que maquillan los salarios de los empleados para pagarle menos al IMSS, entre otros factores.

Además, los jóvenes que deciden trabajar por su cuenta, conocidos como freelancers, se encuentran aún más vulnerables, ya que su pensión depende de lo que logren ahorrar durante su vida laboral, en un país donde el poder adquisitivo hasta 2022 tenía hasta 50 años de atraso.

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