En 1964, Iain Mcleod, quien fue el “Chancellor of the Exchequer”(Ministro de Hacienda) del Reino Unido por un mes, estableciendo un récord poco envidiable, acuñó este término que combina el estancamiento del crecimiento económico y desempleo con inflación.
Desafortunadamente el término ha sido recurrente en diversas épocas. Por ejemplo, cuando en 1971 se abandonó el patrón oro (1 dólar = 25.8 gramos de oro) y en 1973, se desata la crisis del petróleo la inflación americana llega a niveles muy altos, -para sus estándares- a un poco menos del 19% y viene una recesión.
¿Por qué es tan mala la inflación? Se dice que es el impuesto a las personas de escasos recursos, ya que al no tener acceso al sistema financiero, no pueden invertir lo poco que ahorran y lo guardan bajo el colchón. Cuando lo necesitan ya no alcanza puesto que la moneda perdió su poder adquisitivo.
Hay que acotar que la inflación es un aumento generalizado y sostenido de los precios. Si, por ejemplo, aumentara el precio de los pañales para bebés y se le pregunta a las mamás si les alcanzan o no sus ingresos, van a decir que los precios se han disparado pero, para el resto de la población sin bebés, ni nos enteramos.
Los mercados financieros están muy atentos al nivel de la inflación, ya que es básicamente el principio rector de la política monetaria del Banco de México. El artículo 28 Constitucional indica que “El Estado tendrá un banco central que será autónomo en el ejercicio de sus funciones y en su administración. Su objetivo prioritario será procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional, fortaleciendo con ello la rectoría del desarrollo nacional que corresponde al Estado.”
El objetivo de inflación de Banxico es de 3% +/- 1%; mientras la inflación esté en niveles entre 2% y 4%, “we good”, como dicen los americanos, con la meta puntual del 3%. Cada quince días se da a conocer el nivel de inflación y esta vez, hubo un incremento “sorpresa”: un 0.83% con lo que la tasa anual de inflación fue de 4.67%, cuando en febrero había sido de 3.76%. Los “culpables” fueron: gas LP (+5.21%), gasolinas (bajo octanaje: +2.08% y alto: +5.96%), huevo (+8.05%) entre otros, aunque la papa cayó (-7.24%) y el frijol (-2.94%). Además, el Índice de precios de alimentos de la FAO alcanza su nivel más alto desde 2014.
La caída en la actividad económica desde hace dos años -antes de la pandemia- ha sido más que comentada. Se espera un crecimiento este año, pero por “efecto rebote”: Una caída del 50% de un monto, requiere un incremento del 100% para regresar a su nivel.
El mundo “sabe” como salir de la inflación. Las armas tradicionales son el encaje legal (en desuso), las operaciones de mercado abierto y los pactos de caballeros, sumándose la tasa objetivo que ha sido el “arma” mas eficaz en lograr el objetivo de mantener a raya la inflación. El problema es la reactivación económica. Ahí no hay más que la creación de empleo que sustente el consumo, el cual representa 2/3 partes del PIB. Los apoyos a los ni-ni’s y adultos mayores, les ayudan, pero no lo suficiente.
Si se persigue a la iniciativa privada -generadora de empleo-, linchándola como chivo expiatorio de erróneas decisiones ideologizadas, ¿qué pudiera salir mal? (sarcasmo). El 2020 cerraron un millón de empresas que empleaban a 3 millones de personas. Literalmente, ¿A que le tiras cuando sueñas (que nos va a ir bien si seguimos así), mexicano? Urge un golpe de timón.