La inflación, la cartera vencida y la falta de créditos por parte de los proveedores son sólo la punta del iceberg de la crisis económica que causó el cierre de la economía al sector restaurantero, consideró Jorge Moeller Villar, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac) en Nuevo León.
“Esto sólo es la punta del iceberg de la crisis económica que se causó al haber cerrado la economía, estos eran los problemas que nosotros veíamos venir, empezando por la quiebra y el cierre de muchos restaurantes y, por lo mismo de que bajó tanto el consumo, a los proveedores, en algunos casos, no se les pagaron deudas, los precios a nivel nacional están subiendo, independientemente de que la gasolina haya subido 30 por ciento y que los factores macroeconómicos están haciendo que suceda este tema (la crisis) de una manera muy fuerte”, explicó.
Añadió que de un año a la fecha el pollo, el huevo la carne, principalmente los cortes Prime y Choise de Angus, han subido al doble “es parte de lo que decíamos que no se podía cerrar la economía porque no le podíamos hacer frente a los proveedores, rentero y obligaciones. Ahorita estamos enfrentando esta situación de una manera que no tenemos escapatoria. Los que no quebraron por los cierres van a batallar para tomar otra vez el camino”.
“Hay que preocuparnos por las vidas que va a cobrar la pandemia económica va a “matar” más gente que la pandemia de salud, porque los mismos productores de insumos también ya están quebrando porque traen una cartera vencida tremendas de 200 días. Cobran al restaurante que en el 2019 les debía y no les pueden pagar porque no saben si van a cerrar. Los proveedores lo que hicieron, es no dar crédito y las compras se hacen de contado”.
El recuperarnos a niveles de 2018 o 2019, nos va a tomar de tres a cuatro años”, aseveró.
Sobre si los altos costos se trasladarán a los consumidores o serán absorbidos por los propios restauranteros, mencionó que los establecimientos tendrán que someterse a una reingeniería que incluya la elaboración de nuevos menús y platillos más económicos.
Pesa a que el aforo permitido en estos establecimientos es del 50 por ciento y con un horario de 05:00 am a 24:00 am, el ticket promedio se mantiene reducido en más de la mitad del consumo.
Por ejemplo, mencionó, una familia de cuatro personas consumía en promedio dos mil pesos, ahora sólo consume entre 700 y mil pesos.
En cuanto a la compra de insumos, ésta también se redujo de 33 millones de pesos diarios a cinco millones de pesos.
“La industria está haciendo un esfuerzo para jalar otra vez a su clientela, haciendo mercadotecnia, cumpliendo los protocolos sanitarios, porque aún no podemos hablar de que estamos en post crisis”.
Durante el primer año de la pandemia Moeller Villar estimó el cierre de por lo menos diez mil establecimientos de los cuales, gracias a un mayor aforo y movilidad ya se recuperaron dos mil.
Mencionó que si bien, ha resultado muy positivo el aumentar el aforo del 30 al 50 por ciento, ampliar los horarios y permitir la entrada de menores y personas de la tercera edad, esto aún no es suficiente por lo que pidió a las autoridades de salud incrementar el aforo al cien por ciento, “porque ya nos dimos cuenta de que, el cierre de la economía a los restaurantes no fue la solución”.