Esta semana, la Junta de Gobierno del Banco de México se reunirá para decidir el futuro de la tasa de interés objetivo que actualmente se ubica en cuatro por ciento. Dicha reunión le antecede un dato de inflación que se elevó ubicándose en su nivel más alto desde diciembre 2017. La inflación en abril fue de 6.1 por ciento anual, destacando el fuerte incremento de la inflación no subyacente. Al mismo tiempo, la inflación subyacente se ubicó en 4.1 por ciento, y se mantiene persistentemente en niveles elevados.
Si bien, la reciente aceleración de los precios al consumidor en buena medida se explica por una base comparación más baja, existen riesgos al alza para la inflación en el futuro próximo. Primero, por una posible desvalorización de la moneda relacionada con la reversión de la reforma energética y las elecciones intermedias. Si Morena llegase a ganar el congreso, como es probable, podría repercutir negativamente en el peso. Esta depreciación se reflejaría en mayores incrementos en los precios al consumidor.
Segundo, por la persistente alza de los precios de los commodities a nivel global de la mano de la reactivación económica y algunos choques de oferta. Dicha alza de precios generará efectos indirectos en el índice nacional de precios al consumidor al encarecer algunos de los insumos necesarios para la producción.
Tercero, por una posible reversión en la postura de política monetaria en los Estados Unidos. La inflación en ese país se ubicó en abril en 4.2 por ciento anual. Si bien, también se debió en gran medida por un rebote estadístico, algunos economistas ya muestran preocupación. Si la Reserva Federal de ese país decidiera revertir el rumbo de la política monetaria acomodaticia impactaría en los mercados financieros internacionales y sobre todo en las monedas de países emergentes, sobre todo depreciando el peso.
Así, dada la coyuntura económica actual es probable que Banxico cambie el tono de su comunicado de política monetaria a uno más restrictivo. La última decisión fue la de mantener la tasa de interés en cuatro por ciento, sin embargo, es probable que algunos miembros estén pensando en elevar la tasa de interés. Existen diversos riesgos importantes al alza para la inflación que se pueden materializar. Brasil, Rusia y Turquía ya optaron por subir la tasa de interés para mermar la aceleración de los precios al consumidor de sus países.
El autor es director general de Soluciones Financieras GAMMA y profesor de Economía y Finanzas de EGADE Business School. Tiene un doctorado en Finanzas y maestría en Economía Financiera, ambas por la Universidad de Essex en el Reino Unido. Fue el economista en jefe para México de Itau BBA, director general adjunto de Organismos Financieros Internacionales en la SHCP e investigador en el Banco de México.