El arte de la política es no decir demasiado, y mucho menos hacer aseveraciones que puedan retornarse contra uno mismo. Parece ser que el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell se ha convertido en un experto en decir y contradecirse en pocos días, pero buscando siempre alinearse con su mentor, el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Cuando la máxima figura del morenismo se ausenta, como fue el caso del fin de semana del 27 de junio, parece que sus seguidores no encuentran el rumbo.
Mientras que la Organización Mundial de la Salud señala que “el cáncer es una de las principales causas de mortalidad entre los niños y los adolescentes en todo el mundo. La probabilidad de sobrevivir a un cáncer diagnosticado a esa edad depende del país de residencia: en los países de ingresos altos, más del 80% de los niños afectados de cáncer se curan, pero en muchos países de ingresos medianos y bajos la tasa de curación es de solo el 15% al 45%” y además sostiene que “La mayoría de los cánceres infantiles se pueden curar con medicamentos genéricos y con tratamientos de otros tipos, como la cirugía y la radioterapia. El tratamiento del cáncer en niños puede ser costo-eficaz en todos los niveles de ingresos”, en nuestro país este tema prioritario se ha desatendido de manera grave.
Precisamente, en el programa de televisión El Chamuco TV del canal 22 transmitido el domingo 27 de junio, canal parcialmente financiado por la administración pública nacional, el subsecretario de Salud afirmó que el caso de la escasez de medicamentos para niños con cáncer es una mentira con fines “golpistas”. Señaló que “este tipo de generación de narrativas de golpe, a veces se ha conectado en Latinoamérica con golpe, golpe, golpe de Estado (palabras textuales) y esta idea de los niños con cáncer que no tienen medicamentos, cada vez lo vemos más posicionado como parte de una campaña, más allá del país, de los grupos de derecha internacionales, que están buscando crear esta ola de simpatía en la ciudadanía mexicana ya con una visión casi golpista”.
Unas declaraciones poco afortunadas que conllevaron a varios padres de familia a manifestarse frente a Palacio Nacional por estas acusaciones muy serias.
Sin embargo, el martes 29 de junio, López-Gatell expresó su “simpatía por los niños con cáncer” y “el apoyo total del Estado” para proveer de medicinas a la juventud afectada, retomando casi textualmente las palabras del presidente y contradiciendo sus dichos del día anterior. En efecto, en su mañanera del 29 de junio, el presidente López-Obrador se comprometió a conseguir la medicina para los niños con cáncer, pero aclarando que “había un monopolio que controlaba la venta de medicamentos y un jugoso negocio de 100 mil millones de pesos” pero afirmó que “los padres de familia de los menores tienen derecho a exigir estas medicinas”. Sin embargo, la explicación que la caída del monopolio es la que generó el desabasto, no logra convencer.
Desgraciadamente, ya habíamos estado acostumbrados por este tipo de declaraciones sin fundamento del subsecretario de Salud, como su anuncio al inicio de la pandemia que, si México llegaba a las 60,000 muertes, sería una “catástrofe”. No solamente se llegó a esta cifra, sino que el día de hoy se multiplicó por 4.
El problema de las medicinas no es una cuestión semántica o una propaganda de algunos medios de información, ni menos aún de un “complot”, sino un problema real que lleva cada día a la tumba a muchos niños. La pregunta idónea es por qué a los más de dos años y medio de gobierno no se ha logrado surtir el país de los productos básicos para combatir el cáncer, cuando este tema nunca fue un problema en los gobiernos anteriores.
Es fundamental que los servidores públicos dejen de buscar culpables y que se enfoquen a resolver los problemas apremiantes como la medicina para los niños con cáncer o con cualquier otra enfermedad. El viejo régimen ya murió y aunque hay muchos problemas heredados de las administraciones anteriores, no podemos seguir culpando a la derecha, a la prensa, a las multinacionales o a cualquier otro ente de cuestiones que podemos y debemos solucionar.
El autor es Doctor en Ciencia Política, especialista en política internacional y asuntos regionales. Profesor investigador de la Escuela de Gobierno y Ciencias Sociales del Tecnológico de Monterrey.