Merkel dejará el cargo en octubre y aunque Alemania sigue siendo el motor en Europa existen retos locales de demografía, digitalización y crecimiento de la economía.
El objetivo principal fue profundizar la alianza del mundo occidente. En la Casa Blanca, la canciller alemana reiteró que existe un margen más amplio para trabajar junto con Washington. Se reafirmó una nueva fuerza en la unión transatlántica, lo que dará paso a la posible sucesión a la cancillería en Alemania con el candidato del partido de la ‘Unión Demócrata Cristiana’ Armin Laschet.
Los dos aliados se vieron por necesidad. Son señales de la creencia de los dos países que la relación entre Europa y Estados Unidos es la base de la seguridad y una estabilidad mundial en especial sobre aspectos económicos donde Alemania y EEUU cada vez más dependen más uno del otro para mantener la competitividad frente a China. Puesto que China ha logrado sin duda alguna un nuevo liderazgo económico, ahora los alemanes y americanos ya no pueden negar que dependen en cierta forma del gigante asiático.
Es interesante entender cómo estos tres países compiten con estrategias y prácticas diferentes. A nivel de enfoque los dichos “en EEUU se consume y aparte se diseñan los modelos de negocio más innovadores con fuerte inversión de riesgo, en Alemania se desarrolla y exporta ingeniería e innovación industrial 4.0 y China produce para el mundo” son todavía ciertos, aunque con dinámicas cada vez más competitivas en medio de una disrupción digital y financiera.
Al final, el tema económico es de mayor importancia para Biden y Merkel, pues China ha superado a Alemania y Estados Unidos en valor (USD) de exportaciones durante la década pasada. 30 por ciento del PIB mundial tiene que ver con el rubro de exportación y comercio internacional. En 2010 China superó a Alemania y en 2013 China sobrepasó EEUU para convertirse en la economía líder en exportación.
Alemania todavía basa su modelo de negocio y económico en la exportación con más de 45 por ciento de su PIB dependiente de la venta de sus bienes y servicios de alto valor agregado (calidad e innovación) en o hacia el extranjero. El segmento de las PyMEs, en especial las empresas del así llamado “Mittelstand”, conforman alrededor del 70 por ciento de las exportaciones totales.
En el 2020, Alemania exportó 104 mil millones de Euros hacia EEUU y 96 mil millones de Euros hacia China. En este sentido Alemania buscará seguir los lazos comerciales y políticos con China.
Pero al mismo tiempo Alemania ve en China ya no sólo un aliado comercial, sino un rival cada vez más moderno en sus capacidades de manufactura avanzada y eso es un resultado claro de la acertada estrategia de China en su competitividad, que dejó de tener un enfoque total en competir por costo.
Parece que desde la crisis económica del 2009, China entendió que no puede predominantemente depender del consumo externo como motor del crecimiento y desarrolló los mercados de consumo interno y orientó su producción hacia ellos. Lo que llama definitivamente la atención es la agilidad y rapidez en la cual avanzan empresas multinacionales como ICBC, Ping An, Huawei, WeChat, China Mobile, Tencent, Taoboa, Hisense, Tmall y el segmento de PyMEs en China.
Son empresas de distintas industrias que hoy en día aparecen en las marcas más valiosas del mundo. Varias llamadas de atención y por eso Joe Biden puso un sentido de urgencia en firmar una orden ejecutiva sobre la promoción de la competitividad e innovación de la economía estadounidense. Históricamente la ventaja competitiva de Estados Unidos ha sido su capacidad veloz de penetrar los mercados con estrategias, productos y marcas fuertes.
Parece que el presidente estadounidense está entendiendo que su país debe tomar aún más riesgo para construir y liderar el futuro. A nivel de PIB per cápita y prosperidad EEUU y Alemania seguramente pueden seguir superando a China las siguientes 3 a 4 décadas.
Asimismo, Estados Unidos tiene todavía una ventaja de tener una economía 42 por ciento más grande que China, pero se estima que para 2026 esta ventaja se disminuya a sólo 14 por ciento. Para 2028 China podría lograr el hallazgo de sobrepasar el PIB total de EEUU por el simple hecho del tamaño de su población que es más de 4 veces grande, con una clase media cada vez más próspera.
Algo que estas tres mega-economías tienen en común son: competitividad, desarrollo de PyMEs y el acceso a inversión, reservas o crédito. Esto necesita México también. Lo que queda más que claro es que el tema de la competitividad a nivel político, empresarial, innovación, sustentabilidad y desarrollo se pone cada vez más feroz.
La agilidad en la toma de decisión y la capacidad de implementar políticas acertadas definirán más que nunca un futuro éxito y fracaso. Eso será cierto para Biden, Merkel, Laschet, Xi Jinping o AMLO. Igualmente, para los empresarios/as el entorno se volverá más competitivo exigiendo modelos de negocio relevantes, innovadores y sustentables.
Entonces se debe leer entre líneas que esta cumbre del jueves pasado tiene implicaciones competitivas y oportunidades para con México. Según el recién publicado ranking global de la competitividad del ‘IMD World Competitiveness Yearbook’ (WCY) México estaba en el lugar 48 en 2017; hoy en día el país está en el lugar 55 midiendo los rubros de desempeño económico, eficiencia gubernamental, eficiencia empresarial e infraestructura.
Este es un llamado para México a aumentar su competitividad y recuperar el crecimiento y desarrollo. México debe seguir apostando al desarrollo de la industria 4.0, conectando las PyMEs con las cadenas globales de valor y mejorando sus prácticas de comercialización y exportación para con EUA.
El desarrollo y la certificación de las pequeñas y medianas compañías todavía avanza con un ritmo lento. Además, la recuperación de la confianza para la inversión extranjera directa y la ‘IP’ nacional es clave. Se ocupa certidumbre de parte del Gobierno Federal y una mejora del acceso a créditos empresariales tasas más razonables.
Claramente, existe la gran oportunidad dentro de la región del T-MEC, en especial para Nuevo León conectarse con el “Golden Triangle” de Texas (Houston, Dallas, San Antonio) y Austin. La nueva tendencia de “ally-shoring” muestra que Estados Unidos necesita un México más fuerte para minimizar la dependencia y el déficit comercial con China.
Es una gran oportunidad para México de aprovechar el tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá. Asimismo, las empresas alemanas como Volkswagen, Daimler, Bayer, BMW, ZF Group, Festo, Siemens y SAP han apostado en México con un enfoque a largo plazo, pero al mismo tiempo se desean más aciertos en las políticas económicas y un mayor sentido de urgencia de mejorar la competitividad en el país.
El autor es Managing Director TMH Consulting & Investment Group. Opine usted: thomas.michael@tmh.com.mx