Monterrey

Alejandro Ríos: Negocios sostenibles, desafíos y oportunidades

Debemos equilibrar el desarrollo económico, el desarrollo social y la protección del medio ambiente a través del desarrollo sostenible.

Las empresas luchan todos los días por posicionar marcas, diferenciar productos e invierten grandes cantidades de dinero en investigación y desarrollo con un único objetivo: ser los elegidos por parte de los consumidores. En el futuro este panorama no cambiará, pero los motivadores de compra sí, ya que se preferirán a empresas y marcas sostenibles sobre otras que no lo sean.

Con el escenario actual de competencia y pronóstico de crecimiento económico, a veces olvidamos que vivimos en un mundo con recursos naturales limitados, por lo que es imposible seguir con objetivos que parecieran no tener límite. Debemos equilibrar el desarrollo económico, el desarrollo social y la protección del medio ambiente a través del desarrollo sostenible. Según la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de la ONU, se debe satisfacer las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades. La población mundial continúa creciendo y tenemos que estar preparados para proveer de alimentos, servicios básicos y educación a más de 9,500 millones de habitantes en 2050, un crecimiento considerable contra los cerca de 8,000 millones que somos actualmente.

La voz del consumidor toma cada vez mayor fuerza, las organizaciones escuchan más lo que quiere la población, la cual es día a día más sostenible y responsable. Las nuevas generaciones están creciendo con una mayor sensibilidad a los retos que tenemos como sociedad, dando como resultado que las corporaciones se ocupen más de estos temas al momento de desarrollar planes estratégicos. Es primordial entender qué es relevante dentro y fuera de las corporaciones; una herramienta muy útil es el análisis de materialidad, con el que se escucha a grupos de interés conformados por gobiernos, clientes, empleados e inversionistas.

Los departamentos de sostenibilidad están tomando poco a poco la misma importancia que otras áreas como producción, ventas o logística, ya que administran proyectos que están directamente ligados a la utilidad del negocio, además de buscar una disminución en la huella de carbono que producen los productos o servicios durante todas las etapas de su existencia. En un mundo cada vez más globalizado, las corporaciones transnacionales buscan desarrollar a proveedores o prestadores de servicios locales, para que su actuación sea responsable con las comunidades en donde están presentes.

En términos de comercio exterior, México se mantiene como el principal socio comercial de Estados Unidos, con una participación del 14.8%, superando a Canadá y a China, según datos del U.S. Census Bureau. Para nuestro país esto significa que el 80% de nuestras exportaciones tienen como destino a nuestro vecino del norte. Sin duda, es un gran mercado potencial, más para los estados que colindan con la frontera; por lo tanto, debemos seguir compitiendo con estándares internacionales, lo que implica que cada vez debemos ser más cuidadosos con los requerimientos de nuestro socio e ir un paso delante de la normatividad vigente.

La innovación es indispensable, en México debemos apoyarnos de la comunidad científica, la cual debe marcar la pauta sobre qué materiales o nuevos ingredientes añadir a las fórmulas de nuevos productos. El Informe sobre la Ciencia de la UNESCO pone de manifiesto que la investigación es un factor de aceleración del desarrollo económico y, un elemento determinante en la construcción de sociedades más susceptibles de preservar mejor los recursos naturales. Es importante resaltar que Estados Unidos es el país que más invierte en investigación y desarrollo (I+D), seguido de China, por lo que no es ninguna novedad que actualmente son punta de lanza de nuevas tecnologías.

La economía circular tomará mayor relevancia a medida que un mayor número de compañías y gobiernos van adoptando este modelo que busca que el valor de los productos, materiales y recursos tengan una mayor durabilidad, disminuyendo considerablemente la generación de residuos, los cuales gracias a la reutilización se convierten nuevamente en recursos. Un ejemplo actual es el proyecto medalla Tokio, que recolectó más de 6 millones de teléfonos celulares usados, para extraer los metales y así producir las cerca de 5,000 medallas de oro, plata y bronce que se entregarán en los juegos olímpicos.

Desde nuestra trinchera, empresas, gobiernos e individuos podemos colaborar en conjunto bajo un modelo de gobernanza colaborativa, para hacer negocios de manera responsable y con un pensamiento en el largo plazo. Somos un gran país con gente muy talentosa; es momento de sumar esfuerzos y trabajar en equipo.

El autor se ha desempeñado como director de comunicación en empresas de infraestructura y energía, además de impartir las materias de sostenibilidad corporativa y liderazgo responsable en la EGADE Business School del Tec de Monterrey.

COLUMNAS ANTERIORES

Víctor Romero: Reflexiones 2024
Dulcinea Martínez: Hablemos de talento y cultura en los negocios

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.