La pandemia ha acelerado el dinamismo tecnológico, disruptivo y financiero. A corto plazo los Gobiernos, las instituciones y las empresas compiten por solvencia y supervivencia en varios sectores. A mediano plazo se compite por el valor agregado y el liderazgo regional o global en los mercados. La velocidad de construir, innovar e invertir son nuevas competencias que los/las tomadores de decisión deben dominar.
La duda es ¿si los Mexicanos tienen con qué competir? México es un país donde existe la corrupción e impunidad, pero por otro lado hay millones de personas y familias que ejercen principios y valores. Además, México es el país de los/las ingenieros/as. En México se gradúan más ingenieros que en Alemania, Inglaterra y Francia. México ha tenido un crecimiento muy importante en el sector automotriz y aeroespacial.
México tiene un enorme potencial en las siguientes décadas por su ubicación geográfica dentro del T-MEC, sus universidades, su generación joven, su mano de obra cada vez más calificada y su capacidad de implementar proyectos de manufactura avanzada.
Hace varios años la OCDE declaró que México tiene la oportunidad de ser una de las diez economías más importantes en el mundo durante las siguientes tres décadas, pero de acuerdo con datos actuales del Fondo Monetario Internacional (FMI), el valor de la economía mexicana disminuyó considerablemente el pasado 2020 en su Producto Interno Bruto (PIB).
Así, México perdió un escalón en el ranking de las economías más grandes del mundo. México fue desplazado del lugar 15 al 16 en un listado que incluye a 193 naciones, siendo su peor nivel desde 1989.
Y las proyecciones correspondientes muestran que México se quedará en el lugar 16 o peor, en este ranking al menos hasta 2025. El costo de oportunidad de malas decisiones en políticas económicas es considerablemente alto. Ojalá el gobierno mexicano entienda que el bienestar depende también de la economía y la competitividad de empresas y negocios formales. Las empresas, instituciones y gobiernos más competitivos van a liderar el futuro.
Los temas de enfoque, calidad, innovación y estrategia definen quiénes serán los líderes de mercado. Este es un llamado a México a aumentar su competitividad y recuperar el crecimiento y el desarrollo. Considero que el cambio debe ser empujado por la sociedad y de parte de las PyMEs.
Una sociedad muestra su avance en la calidad de empleos y el desarrollo de sus empresas. En mi libro “Profitable Growth Strategy – 7 proven best practices from German companies”, el cual se encuentra disponible en Amazon, describo las siete prácticas aplicadas de empresas alemanas, que pudieran ser buenos ejemplos para que México logre transformar su microeconomía en su esencia, entendiendo la importancia de las PyMEs y los emprendimientos dentro de la microeconomía.
Las mejores prácticas que han implementado las empresas más exitosas de Alemania (Enfoque, Calidad, Nicho, Innovación, Exportación, Finanzas y Planeación Estratégica) son estrategias sostenibles a largo plazo. Hay 1,500 empresas alemanas, entre grandes empresas y PyMEs, que lideran su nicho de mercado.
Las empresas mexicanas grandes, medianas y pequeñas deben voltear hacia este modelo alemán porque esto puede habilitar el crecimiento y desarrollo de la economía mexicana.
En Alemania la economía se fortalece por su segmento de las PyMEs. En México más del 95% de las PyMEs no participan en las cadenas globales de valor por dos razones: porque no tienen la información sobre las oportunidades o no están lo suficientemente certificadas / capacitadas.
El desarrollo de las PyMEs y el hacer productiva la generación joven talentosa que tiene México son los dos pilares clave para el futuro crecimiento económico, pero sin atender estos temas adecuadamente desde la política, la iniciativa privada y la academia, esa gran oportunidad para el país de posicionarse en el Top10 de las economías internacionales se perderá. La meta es ayudar a México y a sus empresas a hacerse más competitivas.
México debe seguir apostando al desarrollo de la industria 4.0 y seguir conectando las PyMEs con las cadenas globales de valor. Las empresas mexicanas deben mejorar sus prácticas de comercialización y exportación. Es esencial robustecer la macroeconomía, la inversión nacional y la IED para México.
Pero lo más importante es que México fortalezca su microeconomía. Recordemos que en 25 años del TLCAN, México ha tenido un crecimiento en el comercio de más de 600 por ciento con EUA y de más de 800 por ciento con Canadá.
El T-MEC bien aprovechado por las empresas e inversiones mexicanas tiene un potencial similar para los siguientes diez a veinte años. Si México no entiende que ciertos problemas tienen que ver con la aplicación de los recursos e inversión hacia proyectos productivos tendrá un futuro muy difícil.
Los empresarios y los políticos deben en primer lugar entender y mejorar su propia productividad para poder invertir los recursos adecuadamente.
Esto implica también invertir en el capital humano. En definitiva, si México quiere, puede ser un jugador clave dentro de las principales economías del mundo. La solución para superar la crisis está en la competitividad.