Hemos sido testigos de cómo el precio del Bitcoin y otras criptomonedas ha variado de forma espectacular en el corto plazo. Las fluctuaciones del Bitcoin, particularmente, han rondado hasta un 50% en decrementos combinados. Esto es normal, dado que la naturaleza de esta criptomoneda es especulativa y su demanda es el principal conductor de su precio. A todo esto, nos podremos preguntar si ¿existe una forma en que se pueda controlar la volatilidad en este tipo de mercados?
La información sobre este tema ha sido contundente. Hace poco Mastercard anunció su intención de mejorar su programa de tarjetas de criptodivisas, con el fin de agilizar un mecanismo de conversión entre estas y la moneda corriente o fiduciaria de cada país. Esta transición, es decir, de criptomonedas a moneda fiduciaria solamente funciona a través de un paso intermedio: las stablecoins. Pero ¿qué son las stablecoins?
Empecemos con su definición. Las stablecoins son criptomonedas diseñadas para reducir la volatilidad ya que su precio está ligado a un activo o una canasta de activos “estables”. En la mayoría de los casos, un stablecoin está ligado a dinero corriente o a una materia prima. Con estos atributos este tipo de criptomonedas tiene utilidad como medio de pago y no para especular sobre su acumulación de valor en el largo plazo. Entonces, ¿cómo funcionan?
En un escenario hipotético imagina que cada token está respaldado por un dólar, es decir 1:1. El organismo encargado de controlar los tokens verifica que las reservas estén depositadas por una variedad de instituciones financieras aprobadas y afiliadas llamadas “on-ramps” u “off-ramps”. Estas reservas son auditadas, independiente y periódicamente para asegurar al público que los tokens están vinculados 1:1 con el dinero depositado.
Los stablecoins son creados y redimidos (cobrados o usados) de forma dinámica: por cada dólar depositado en un banco afiliado, otra unidad de token es emitido. Para incorporar dinero al sistema un inversionista depositará fondos con una institución afiliada “on-ramp” previamente aprobada por la unidad controladora. Esa institución “on-ramp” ejecutará una serie de protocolos para convertir el dinero a un equivalente digital que está vinculado al valor de los fondos depositados. Los clientes reciben los tokens subsecuentes para poder utilizarlos como si fuera moneda corriente, en este caso, dólares. La institución “on-ramp” mantendrá la cantidad depositada en dólares hasta que esa misma cantidad sea “cobrada” posteriormente.
Los cobros o redenciones funcionan de manera inversa en el protocolo. Los tokens son destruidos cuando el cliente entrega sus tokens a una institución “off-ramp”. Bajo un sistema de verificación, los fondos en dinero son transferidos a la cuenta externa del cliente. Cada paso del proceso está designado a mantener el balance entre los tokens en circulación y el valor total del monto en dinero depositado.
Los stablecoins permitirán a los usuarios mover dinero de cualquier parte del mundo en minutos en lugar de tardar días. Esto implica una reducción de costos y seguridad en el proceso. Como los stablecoins representan monedas de uso corriente y se espera que se democratice su uso, los usuarios podrán conservar formas digitales del euro, yen, libras esterlinas y prácticamente cualquier otra moneda que podrán ser transferidas en el ecosistema digital a cualquier hora y en cualquier lugar.
Uno de los casos más sonados durante el 2019 fue la decisión de Facebook de lanzar un token de pagos digitales llamada “Libra”. La idea era simple: Libra funcionaría como una stablecoin vinculada a depósitos bancarios de los clientes. Los beneficios de este proyecto se basan en el apoyo que proveería de servicios financieros a las personas excluidas del sistema, reduciría comisiones que tanto individuos como pequeños negocios pagan por procesar transacciones y eliminaría las fronteras físicas para transferencias de dinero.
Sin embargo, el anuncio de Facebook no fue bien visto por instituciones reguladoras de Europa, China y EE. UU. quienes inmediatamente objetaron sobre la liberación de este instrumento, que, desde mi punto de vista, representaba una amenaza para las grandes instituciones tradicionales. Pero haciendo un poco más de investigación, la amenaza es real ya que Facebook no estaba vinculando a Libra con el dólar únicamente, sino a una canasta de monedas, lo que crearía problemas con el tipo de cambio, respaldo de valor y sobre todo en términos contables. Esta última característica definitivamente crea problemas fiscales representados por la fluctuación propia de las monedas.
Otro competidor en la mira es Walmart quien está en proceso de crear su un proceso de pagos basado en Blockchain, principalmente por el ahorro en costos, traducido a beneficios económicos que podría tener al usar monedas digitales. Estos ejemplos son solo algunos de cómo el mercado se esta moviendo hacia la adaptación de nuevas tecnologías emergentes en función a la aceptación de activos digitales. Esto no termina, es sólo el inicio.