Monterrey

José Humberto Guevara: ¿Aceptas el reto?

Hace un par de semanas, en una conversación con un grupo de amigos surgió el tema del buen fin, cada uno de ellos tenía ya su estrategia definida.

Hace aproximadamente 10 años, en noviembre del 2011, inició En México nuestro famoso buen fin, siendo una forma de impulsar las ventas para fin de año, para quienes vivimos en el norte del país, es una opción adicional al famoso Black Friday. Quienes han vivido el Black Friday, no me dejarán mentir al decir que es una experiencia en la que las compras no planeadas se ven reflejados en las cuentas de cada uno de los consumidores. Son compras de impulso, en dónde aprovechar un gran descuento es la hazaña a relatar a los familiares y amigos.

Sin duda, el buen fin ha cumplido con su objetivo, ya que en estos 10 años de su existencia las ventas han pasado de casi 40,000 millones de pesos en el 2011 a 144,000 millones de pesos en el 2020, y de 40,000 empresas participantes a 175,000. Más allá de analizar sí el buen fin ha tenido el impacto en la economía que se esperaba, cuáles empresas año con año han alcanzado récords históricos en sus ventas y el tipo de empresas participantes, quisiera que aprovecháramos esta ocasión para hacer una reflexión respecto a cómo nos ha ido en nuestras compras, ya sean de impulso o no.

En lo personal, siempre tengo la intención de aprovechar estas ventas especiales para adquirir los regalos para navidad. Inicio el buen fin con una lista de regalos, esperando poder aprovechar los grandes descuentos que mi imaginación anhela. Sin embargo, cuando me enfrento a las ofertas de los artículos que están en mi lista, me encuentro que sólo hay promociones relacionadas a la forma de pago; es decir, las tarjetas de crédito participantes me dan la opción de pagar a 3,6, 9, 12, 18 y hasta 24 meses sin intereses.

Por otra parte, termino adquiriendo artículos que no estaban en mi lista pero eso sí, artículos que mostraban atractivos descuentos. Una cafetera italiana de 20 bares, un set de cuchillos de chef, depiladora láser, escaleras plegables, y un sinfín de promociones que me hicieron sentir el gran cazador de ofertas, pero que en ningún momento he utilizado desde que los adquirí.

Hace un par de semanas, en una conversación con un grupo de amigos surgió el tema del buen fin, cada uno de ellos tenía ya su estrategia definida, su lista preparada de posibles compras, una investigación minuciosa respecto al precio que cada uno de los artículos incluidos en la lista tiene en este momento con la finalidad de comparar precios y determinar si realmente el descuento ofrecido es un porcentaje menor al precio actual o un descuento respecto al precio de ese día. Había quienes ya tenían sus modelos financieros para determinar cuál era el costo de financiamiento bajo dicho esquema de meses sin intereses coma en fin todos se sentían listos para aprovechar las ofertas del buen fin.

Sin embargo, pocos o más bien ninguno mencionó c’omo el diferir el pago a través de meses sin intereses podría afectar sus flujos futuros y por consiguiente su situación financiera y liquidez en los próximos meses, pocos mencionaron que la clave para aprovechar el buen fin era la disciplina financiera, esa disciplina que implica no aprovechar los descuentos cuando el bien que se adquiere no es necesario en estos momentos, nadie mencionó el ajustar sus compras o reducir los bienes en su lista tomando en cuenta la situación financiera que cada uno de nosotros puede estar enfrentando.

Creo que el gran reto que enfrentamos en este próximo buen fin no tiene que ver con aprovechar los mayores descuentos ni las mejores condiciones de pago, el gran reto es mostrar una disciplina financiera derivada de una reflexión consciente acerca de cada uno de los artículos que están escritos en esa famosa lista de compras, el reto es contenernos ante las compras de impulso, ante ofertas relámpago, evitar ser quien relate la gran hazaña de aprovechar el súper descuento de un bien que después de varios años seguirá en su empaque, sin abrir. El gran reto es administrar adecuadamente los ingresos extras que recibiremos por concepto de aguinaldo para sanear nuestras finanzas, para sobrellevar la cuesta de enero. ¿Aceptas el reto?

El autor es Profesor titular del Departamento de Contabilidad y Finanzas, Campus Monterrey. Su correo es humberto.guevara@tec.mx

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