En la actualidad, es más común escuchar que las actividades laborales en algunas organizaciones se realizan de manera híbrida, es decir, de manera combinada, un tiempo físicamente en el lugar de trabajo para tener acuerdos de viva voz y participar en actividades estratégicas que requieren de esquemas presenciales y en otras ocasiones, realizar las actividades laborales en la modalidad de trabajo a distancia o desde casa, lo cual parece ser en algunas empresas una práctica viable y cada vez más común. En este sentido, les comparto los resultados preliminares de una investigación con fines académicos que fue realizada entre el 15 y el 30 de octubre del presente año, en la que participaron un poco más de 1000 personas que trabajan en la zona metropolitana de Monterrey, 1057 para ser exactos. Les puedo comentar que el 34.9% continúa trabajando de manera remota, mientras que el 35.8% lo hace en un esquema combinado o híbrido; por otra parte, el 18.9% está en proceso de regreso a sus actividades normales y, finalmente, el 10.4%, no puede trabajar a distancia debido a que sus actividades no se lo permiten por ser consideradas como esenciales.
Es importante mencionar que la evolución que se ha tenido desde el punto de vista tecnológico, a causa de la pandemia por COVID-19, ha generado una desestabilización y un desajuste entre los diversos actores involucrados, destacando principalmente en los hábitos y comportamientos de las personas, ya que algunas de ellas se han visto afectadas no sólo en su salud física, sino también en la emocional, pues además de ansiedad y estrés, ha generado miedo por la incertidumbre que existe en el entorno económico y laboral, aunado al desconocimiento de las nuevas herramientas de trabajo que, en ocasiones, muchos de estos aspectos se han convertido en una oportunidad para el desarrollo profesional e integral de los colaborares, que son utilizadas como estrategias de atracción y retención del talento, fomentando y formando nuevas competencias que serán valoradas en el ambiente de trabajo que es cada vez más competitivo. Algunas de estas competencias son: la agilidad para el nuevo aprendizaje, la resiliencia, la proactividad, las destrezas digitales, la adaptación a las circunstancias, además del manejo adecuado del caos y el cambio constante, la orientación al logro de los objetivos trazados, y las relaciones interpersonales, pues en estos esquemas de trabajo híbrido, podrían llegar a ser prioritarias en el proceso de gestión empresarial.
Estos cambios globales, que han surgido de manera tan repentina, han estado generando una serie de reflexiones sobre los efectos que pudieran tener en las organizaciones y en las personas los ambientes de trabajo híbridos y con alto uso de tecnología, pudiendo observar que se han redefinido nuevos retos que es conveniente conocer y empezar a atender, por ejemplo (1) para las empresas: mantener la rentabilidad del negocio, adaptarse a las exigencias del mercado y dar seguimiento en el alcance de las metas estratégicas con la finalidad de cumplir con los compromisos adquiridos, principalmente con sus grupos de interés; (2) mientras que para los líderes de las organizaciones, los retos estarán enfocados en lograr o regresar la motivación y el interés por el trabajo de sus colaboradores en los entornos híbridos, así como ser empático para entender claramente las necesidades de las personas que forman los equipos de trabajo, debido al nuevo entorno laboral y (3) en lo que respecta a los colaboradores, entre los retos a los que se pueden enfrentar, en esta nueva normalidad, están el hecho de adaptarse lo más rápido posible a las nuevas formas de trabajo, así como realizar trabajo colaborativo con personas de otras áreas de la empresa y tener disponible la infraestructura física y tecnológica para realizar el trabajo en esta nueva modalidad.
Surge una pregunta inevitable, la cual se estará respondiendo en el mediano plazo y es: ¿Cómo hay que prepararse para enfrentar las nuevas formas de trabajar y las tendencias de los negocios en la economía digital?, pues hay personas que se han acostumbrado a trabajar desde casa y prefieren seguir con esa modalidad, evitando gastos económicos y pérdida de tiempo en el trayecto casa-oficina-casa, lo cual sería otra variante a considerar, que podría traer beneficios en rendimiento y productividad entre otras cosas más, tanto positivas como negativas.
El autor es Líder del Grupo Académico sobre el Futuro del Trabajo. Profesor de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey.
Sergio Madero Gómez (smadero@tec.mx)