Hubo una época en la que mantenerse ocupado era un signo de estatus. Mostrar rasgos excesivos de energía, motivación, vehemencia y pasión eran competencias más que suficientes para lograr los objetivos que una persona se planteara en la vida. La gente se sentía orgullosa de definirse como workaholic o trabajólico ya que esto era sinónimo de éxito y de ser un buen empleado. Uno de los principales motivos de orgullo en el ambiente laboral era tener más vacaciones acumuladas que los demás y decir con máscara de afectada humildad “Me tomo un día de vez en cuando, pero tengo mucho trabajo para pensar en irme una semana”.
Byung-Chul Han menciona que ya no vivimos en el mundo que muchos de nosotros conocimos algunas décadas atrás. Eso ya no corresponde con la sociedad de hoy en día y en su lugar se ha establecido desde hace tiempo otra totalmente diferente, “una sociedad de gimnasios, torres de oficinas, bancos, aviones, grandes centros comerciales y laboratorios” en la cual sus habitantes son llamados sujetos de rendimientos.
La concepción del trabajo ha cambiado. Ya no tenemos una rutina laboral estable, ni mucho menos una carrera profesional predecible. Pasar toda nuestra vida laboral en una empresa a la que se es leal y que a cambio nos ofrece un puesto de trabajo estable y una jubilación digna está en claras vías de extinción, ahora las personas enfrentan un mercado laboral flexible, a empresas estructuralmente dinámicas con periódicos e imprevisibles reajustes de plantilla, a exigencias de movilidad absoluta.
Para sobrellevar esto se nos exige convertirnos en una fábrica de nosotros mismos (hiperactiva, hiperneurótica), donde nos diluyamos y explotemos hasta el agotamiento para hacer frente a “hipotecas elevadas, hijos que van a la escuela, casas en las urbanizaciones, dos coches como mínimo por familia y la sensación de que la vida no vale la pena vivirla sin beber vino realmente bueno y unas vacaciones caras en el extranjero” (Harari, 2013).
THINK TALENT llevó a cabo una Encuesta Nacional a más de quinientos empleados para conocer si están experimentando síntomas de cansancio extremo. Los resultados son abrumadores: uno de cada 3 colaboradores está apesadumbrado con sus labores diarias, uno de cada dos no tiene energía suficiente para desempeñar su trabajo y casi la mitad de los empleados están teniendo problemas de sueño y sufriendo malestares físicos como dolor de cabeza y problemas estomacales. Eso sin mencionar que las personas no se están sintiendo suficientes con lo que consiguen en sus ambientes laborales y se está presentando un importante incremento en el consumo de alcohol y otras sustancias.
En resumen: Los colaboradores están cansados. El burnout que están padeciendo los empleados en México es omnipresente, alarmante y aún no hemos traído suficientemente a nivel de nuestra consciencia que esto se ha convertido en la nueva Pandemia Laboral del país. Y quizá la crisis es aún mayor de lo que refleja el estudio de THINK TALENT; ya que al parecer es menos probable que los empleados agotados respondan a las solicitudes de encuestas sobre burnout e incluso es altamente posible que los empleados más agotados ya hayan dejado la fuerza laboral.
¿Qué debemos hacer organizaciones y personas?
El burnout en los empleados de una organización es la punta del iceberg de una serie de sucesos realizados con deficiencias en las empresas. No tener una priorización estratégica (visión de medio y largo plazo) provoca una falta de equilibrio en la carga de trabajo y horarios ya que terminamos queriendo hacer todo al mismo tiempo.
Pero no olvidemos que la responsabilidad mayor recae en cada individuo quien debe de hacerse cargo de su plan de vida y empatar con el plan de carrera. Una clase de yoga, una sesión de meditación o una vuelta por el parque no van a solucionar el problema, hay que aprender a decir “no, por ahora”, o “es deseable, pero tengo otras prioridades”; y principalmente tenemos que reconocer que ya padecemos burnout en el lugar de trabajo. Tenemos que hablar, levantar la mano y pedir soporte en todos los sentidos, emocional y físico, en tu trabajo. ¿Has hablado de esto con alguien, o estás jugando a que todo lo puedes resolver?
Rogelio Segovia, asociado de ERIAC Capital Humano, es Doctor en Filosofía con Acentuación en Estudios de la Cultura, Fundador de Human Leader, Socio-Director de Think Talent y Profesor de Cátedra en la Escuela de Negocios, Gestión y Liderazgo del ITESM.