Antes de todo, quiero agradecer por este espacio de opinión en El Financiero Bloomberg.
Entrados en materia, hoy en día el sector logístico de Estados Unidos y México se encuentra en una encrucijada por el alza en los costos de los combustibles y esperan que el precio de la gasolina y el diésel baje, porque de lo contrario los costos del transporte de mercancías seguirán sufriendo importantes incrementos que afectaran de manera directa a la cadena de suministros.
Sin embargo, no hay muchas esperanzas que los precios de los energéticos bajen en el corto plazo, un factor que los mantendrán altos es el clima de la guerra en Ucrania, y los altibajos que esto provoca en los precios de los energéticos a nivel mundial.
El aumento del precio del petróleo no fue una sorpresa, cuando la administración Biden asumió el cargo redujo la producción de petróleo y gas, de manera más dramática al cancelar el permiso para la expansión del oleoducto Keystone XL desde Alberta, Canadá.
En menos de un año el costo de Diesel se ha incrementado más de 110% de su valor y los últimos tres meses representaron el 45%, el conflicto entre Rusia y Ucrania vino acelerar el alza.
La Administración de Información de Energía, EIA por sus siglas en ingles, informó que el precio del diésel en EE. UU. en abril del 2020 promedio en $2.493 por galón, a menos de un año, segunda semana de marzo de 2022, promedio en $5.250 por galón, un incremento mayor al 110%.
Una liberación de 50 millones de barriles de la Reserva Estratégica de Petróleo de EE. UU. en noviembre hizo poco para desacelerar los precios.
El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, a dicho a los medios de comunicación que el no puede hacer mucho para reducir los precios de los combustibles y culpa a Rusia de esta problemática por la guerra que ha provocado con la intervención al país de Ucrania.
La administración Biden ha intentado aproximarse a los líderes de Irán, Arabia Saudita y Venezuela para que extraigan más petróleo, en lugar de tomar medidas para impulsar la producción nacional, mientras la invasión rusa de Ucrania interrumpe los mercados energéticos.
En nuestra opinión tomar una variedad de medidas para impulsar la producción nacional en Estados Unidos es urgente, incluida la construcción de oleoductos y nuevas perforaciones. Es claro que el aumento de los precios de la gasolina amenaza con exacerbar la inflación que ya está en alza en su punto más alto en 40 años.
Los expertos dicen que por cada 10 dólares que el costo de un barril suba, se agrega alrededor de un 25% al precio de los combustibles que los consumidores pagan, y si más países se suman a las sanciones que Estados Unidos impuso a las exportaciones del petróleo crudo de Rusia, o a las prohibiciones parciales de Reino Unido y la Unión Europea, sobre productos refinados y gas, el precio mundial del petróleo podría dispararse.
El pánico y no saber calcular el impacto real de este incremento hace que transportistas determinen tarifas excesivas.
La mayoría de los transportistas de carga se sienten frustrados porque ninguna autoridad hace nada para detener la descontrolada escalada de aumentos de precios de los combustibles.
Por lo general, los transportistas hacen hasta lo imposible porque sus unidades consuman menos combustible, comprando camiones de reciente modelo, agregando características mas aerodinámicas para reducir la resistencia del aire, pero esta demostrado por la ATRI que el rendimiento promedio permanece en 6.4 mpg.
El combustible es el segundo gasto más grande para una flota, después de los salarios de los conductores. El combustible cuesta alrededor del 24 % de los gastos de un camión, por lo que los trasportistas se ven obligados a agregan recargos por combustible, pero no todo mundo lo hace de manera correcta lo que puede repercutir en menos rentabilidad de la empresa o incremento excesiva en la fijación del nuevo precio de flete.
Los pequeños transportistas podrían ser los mas afectados, la falta de financiamiento los podría llevar a decidir suspender actividades hasta que el precio baje.
Las grandes compañías suelen tener acuerdos de precios con los proveedores de combustible, montos altos de financiamiento y descuentos. No así los pequeños transportistas o hombres camión que su monto de financiamiento ya quedo por debajo de su consumo de mensual.
Esto aunado a una parte del mercado que no acepta los recargos por combustible podría dejar fuera a un alto porcentaje de prestadores del servicio del autotransporte.
Una caída en la confianza del consumidor podría afectar rápidamente la economía, si los consumidores reducen la velocidad de las compras para ahorrar dinero.
El cese de la guerra o un aumento en la producción de petróleo podría traer una disminución en el precio del combustible, pero si esto no sucede rápido el consumo de bienes y servicios podría contraerse, una destrucción de la demanda causada por los altos costos del combustible, escenario que no nos gusta a nadie porque nos pone en la antesala de una recesión, lo que significa menos movimiento de carga, cuando veníamos en una franca recuperación después de los estragos de la pandemia.
En P&P Global Logistics, agencia aduanal y 3PL ubicada en la frontera de los dos Laredos, recomendamos lo siguiente: comparar costos, involucrarse con tu prestador de servicio en el impacto al costo de tu transporte, optimizar la capacidad cubica del transporte, mejorar el embalaje de envío con el objetivo de reducir los costos del flete, busca transporte compartido y redefinir puntos de venta.
Y finalmente, necesitamos adoptar una política de flexibilidad que nos permita ser más productivos.
Gabriel González
Managing Director en P&P Global Logistics