De concretarse el incremento referido, la tasa de interés objetivo llegaría a 6.5%, situación que es altamente probable como consecuencia de la tendencia ascendente de la inflación, más concretamente su componente subyacente que incluye mercancías como alimentos y servicios de vivienda propia o de renta, entre otros y cuyo último dato se ubica en 6.59%.
(Véase: https://public.flourish.studio/visualisation/9002741/)
Es importante subrayar que la inflación subyacente, conocida por nuestros vecinos del norte como “core inflation” excluye en su medición a los productos con mayor volatilidad de la canasta básica. Por tal motivo, ofrece mayor certidumbre sobre el comportamiento de los precios a mediano plazo.
Sin pretender hacer un debate, en ocasiones hemos escuchado que el Índice de Precios al Consumidor (INPC) no refleja propiamente la inflación de cada persona, dado que dicho indicador se construye con base a la variación de los precios de un conjunto de bienes y servicios del consumo característico de los hogares. Más allá de la posible discrepancia de opiniones, el INPC se emplea ampliamente como referencia en temas económicos, jurídicos y sociales.
Para evitar este posible sesgo, utilizaré como ejemplo el precio del kilo de tortilla de maíz, mundialmente reconocida como un alimento mexicano por excelencia y que se incluye en la construcción de dicho indicador.
Para poner en contexto, su precio reporta al cierre de febrero de 2022 un incremento de 18.1% respecto al mismo período del año previo, según datos del INEGI. Ni qué decir de otros productos típicos utilizados como base para la preparación de salsas como el jitomate, cebolla y chile serrano, cuyos precios han registrado variaciones aún mayores.
(Véase: https://public.flourish.studio/visualisation/9112903/ )
Ahora imagine el impacto en los hogares causado por la inflación que para algunos comenzó siendo un evento transitorio, pero que con el paso del tiempo ha resultado ser más prologado y con una magnitud mucho mayor de lo esperado, tanto a nivel global como nacional.
Aunado a lo anterior, recordemos que la pandemia del COVID ha impactado negativamente los ingresos de la fuerza laboral, aspecto que exacerbó la pérdida del poder adquisitivo y de manera más drástica en países en donde los apoyos para mitigar este evento fueron nulos o muy escasos, favoreciendo el otorgamiento de recursos para otro tipo de proyectos.
De hecho, cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) revelan que la población con un ingreso laboral inferior al costo de la canasta alimentaria fue del 40.3% al cierre del 2021, cifra aproximada a 50.8 millones de habitantes tomando como referencia el censo de población y vivienda 2020 publicado por INEGI. En términos absolutos esta cantidad es muy similar a la totalidad de habitantes de países como Colombia o España
Si bien CONEVAL indica que la pobreza laboral ha disminuido 5.7% anual a nivel nacional, todavía existen retos importantes. Precisamente de este hecho se desprende la frase que la inflación podría ser considerada como un impuesto para los hogares con menores recursos.
Pasando a cuestiones más técnicas, una de las interrogantes actuales es hasta que tanto Banxico podría incrementar la tasa de interés objetivo. Haciendo un poco de memoria, las tasas de interés más altas del pasado reciente se registraron a finales de 2008 y comienzos de 2019. En ambos casos ligeramente por debajo de 9%.
(Véase: https://public.flourish.studio/visualisation/9114289/ )
Con apoyo del gráfico anterior, se puede también observar patrones de tendencia al alza de la inflación como el ocurrido en 2017, justo cuando terminó siendo del 6.77%. No obstante, en ese lapso, la tasa de interés se encontraba por encima de la inflación, dando como resultado una disminución en su diferencial, pero aún en términos positivos.
En contraste, es evidente que a partir de marzo de 2021 las curvas se invirtieron. Es decir, la inflación anual superó a la tasa de interés, teniendo como resultado una tasa de interés real negativa que ha fluctuado entre -0.39% y -2.24%.
A raíz de este fenómeno, algunos acreditados se han visto beneficiados, particularmente aquellos que poseen esquemas de tasas de interés fijas y relativamente bajas como en el caso de los créditos hipotecarios, que han sido de los pocos productos crediticios que han reportado un crecimiento en términos nominales. Destacando el hecho que la emergencia sanitaria por COVID se publicó a finales de marzo de 2020.
(Véase: https://public.flourish.studio/visualisation/9026100/ )
Como conclusión, más allá de la decisión de política monetaria de hoy por parte de Banxico, en caso de presentarse cualquier incremento en la tasa de interés, independientemente de su magnitud, esta sería la séptima vez consecutiva con comportamientos al alza desde mayo de 2021. Seguramente, los aumentos continuaran hasta que no haya una señal clara sobre la contención de la inflación o mejor aun se observara un punto de inflexión a la baja.
De igual manera se esperaría que esta tuviera cierta correlación con las decisiones de la Reserva Federal de los Estados Unidos, que recién incrementó su tasa de interés en 25 puntos base por primera vez desde 2018.
Por último, le comparto que, de las últimas 121 decisiones de política monetaria de Banxico comprendidas entre febrero de 2008 a febrero de 2022, la tasa de interés objetivo se ha mantenido si cambio en 61.2% de las veces, 19.8% se han registrado aumentos entre 25 y 50 puntos base, mientras que 19% se tuvieron disminuciones, inclusive de hasta 75 puntos base en 3 ocasiones. En otras palabras, la decisiones han estado muy balanceadas, inclusive muy similar a la campana de una distribución normal de libro de texto.
El autor es economista por el Tecnológico de Monterrey (Campus Monterrey) con máster en finanzas y administración, ambos grados por EGADE. Actualmente es Director de Estudios Económicos y Relación con Inversionistas de Grupo Unicco, aunque las opiniones aquí plasmadas son a título personal.
Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.