Una de las principales variables macroeconómicas consideradas en la planeación de cualquier empresa es la inflación, y ésta en los últimos meses ha mostrado comportamientos preocupantes. De acuerdo con el INEGI, durante febrero de este año, la inflación general anual se ubicó en 7.28%. Un año atrás era 3.76%, es decir prácticamente se ha duplicado. Esta cifra representa más del doble del objetivo del Banco de México (Banxico) de 3% +/- un punto porcentual.
El aumento en el precio de los alimentos es uno de los principales componentes de esta histórica cifra no vista desde hace 20 años, el detalle es que la inflación de carácter subyacente sigue al alza, lo que muestra la persistencia de un problema más inercial y hasta estructural, como lo cita el Dr. Jonathan Heath.
De acuerdo con La Encuesta sobre las Expectativas de los Especialistas en Economía del Sector Privado: Febrero de 2022 (La Encuesta), realizada por Banxico, se espera que la inflación general del 2022 cierre en 4.78%, 36 puntos porcentuales por encima de la estimada en enero. Esta cifra implicaría que en los próximos meses el ritmo de crecimiento en los precios tienda a bajar, pero ¿es esto posible? Analicemos los distintos escenarios:
Inflación por presiones mundiales y escasez
De acuerdo con la revista Forbes (2022), el reciente incremento en el nivel de precios se debe al aumento de los precios mundiales, principalmente de las materias primas como resultado de la crisis bélica entre Rusia y Ucrania.
Uno de los principales riesgos inflacionarios se presenta con el aumento del precio del gas. De acuerdo con la revista BBC, el 40% del gas que utiliza la Unión Europea proviene de Rusia que ha amenazado con cortarle el suministro, por lo que Estados Unidos entraría como proveedor emergente, afectando a México, provocando que las cantidades que podemos importar disminuyan, así como también la producción de diversos bienes que utilizan al gas como insumo energético, así como las utilidades de estas empresas. Actualmente nuestro país importa alrededor del 80% del gas natural desde Estados Unidos. La disminución de la oferta de gas en México presionará al alza los precios del energético y de aquellos bienes que lo utilizan como insumo.
Adicionalmente Rusia y Ucrania son productores principales de otros bienes como aluminio, petróleo y paladio. La guerra presionará el aumento de precios de estos productos. En México, el aluminio y paladio son usados para construir los convertidores catalíticos y al romperse las cadenas de suministro se afectará el comercio internacional. La disminución en los volúmenes de importación de estos bienes repercutirá de manera negativa en la industria automotriz. De acuerdo con Statista, en 2020 la industria manufacturera mexicana contribuyó con el 2.64% del PIB y en 2021 este sector fue el que más aportó al PIB, de ahí la importancia para el crecimiento económico de México.
En cuanto al petróleo, México se beneficia por el aumento del precio del barril (127 dólares) por encima del estimado en el presupuesto para el ejercicio fiscal del 2022 (55 dólares). Sin embargo, al no ser un productor neto de gasolinas, sino importador, esto se reflejará en una subida en los precios de la gasolina, aumentando los costos logísticos de las empresas, impactando al alza el índice de precios al consumidor.
Por otra parte, la Junta de Gobierno de Banxico en febrero pasado decidió incrementar 50 puntos base la Tasa de Interés Interbancaria de Equilibrio llevándola a un nivel de 6.0%. La intención es encarecer el crédito para el comprador reduciendo sus volúmenes de compra y restándole presiones a la inflación por el lado de la demanda, y también protegerse ante una posible fuga de capitales por el posible incremento en la tasa de interés de Estados Unidos.
El efecto de la pandemia
Tampoco puede dejarse de lado la gran afectación que la pandemia dejó en la economía por el lado de la oferta, ya que muchas empresas cerraron ante la falta de apoyos de parte del gobierno federal provocando una menor presencia de productos en el mercado contribuyendo al alza en los precios. Otras variables relevantes como el consumo, empleo o la inversión, y sectores como el turismo aún presentan cifras por debajo de los niveles prepandemia.
¿Cómo afecta la inflación al crecimiento del país?
Diversos organismos han ajustado sus previsiones anuales de crecimiento económico a la baja, y esto es preocupante cuando apenas estamos en el primer trimestre. Por ejemplo, la CEPAL disminuyó su expectativa de crecimiento de 3.2% a 2.9%. El FMI también lo hizo al bajarla de 4% a 2.8%. Finalmente, el Banco Mundial menciona que el crecimiento será de un 3%, en tanto que La Encuesta estima 2.04% contra el 2.27% de enero.
Lo anterior refleja que México está ante un escenario complejo que llevaría a que la economía no logre salir del bache en el que cayó por la pandemia, y que la eventual recuperación vaya más allá de este sexenio como diversos analistas lo habían previsto tiempo atrás.
El autor es Director del Programa Académico de la Licenciatura en Economía en la Universidad de Monterrey y Presidente de la Asociación Nacional de Instituciones de Docencia e Investigación Económica, AC.