Dice un dicho tradicional que no hay que poner todos los huevos en una sola canasta. Lo anterior hace referencia a que tenemos que diversificar para mitigar el riesgo de concentración. No obstante, cada uno tiene su propia estrategia. Quizá usted se pregunte a donde quiero llegar con esto.
Le comparto que con el reciente boletín estadístico emitido por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) sobre información de bancos al cierre de marzo 2022, es posible observar que algunos se han enfocado recurrentemente al segmento empresarial. Sin embargo, para una próxima columna estaría interesante conocer cuanto de ese saldo corresponde a Pequeñas y Medianas Empresas.
Véase: https://public.flourish.studio/visualisation/10046414/
Al analizar el gráfico anterior, es posible observar que por lo menos existen cuatro bancos cuyo nicho de negocio es preponderante crédito a empresas, puesto que dicho segmento representa más de la mitad de su portafolio total.
Adicionalmente, algunos de estas entidades, incluyendo ciertas de las denominadas por el regulador como de importancia sistémica, experimentaron disminuciones en términos de crecimiento anual nominal, porcentaje que podría todavía ser menor al descontar la inflación anual de 7.45%.
Al respecto, una de las preguntas que salta a la mente es que tan rentables son estos bancos que en su mayoría tienen un mayor nivel apetito de riesgo por un solo nicho de mercado, aunque seguramente haya quien diga que precisamente su enfoque obedece a su nivel de experiencia.
Para resolver esta interrogante y para evitar el sesgo que podría producir el considerar la rentabilidad sobre capital (ROE, por sus siglas en inglés), se decidió mejor utilizar la métrica de rentabilidad sobre activos.
Para los que no están tan familiarizados con el ROE, me permito señalar que en ocasiones este indicador se incrementa como consecuencia de un mayor apalancamiento y no propiamente por una generación interna de utilidades recurrentes.
En otras palabras, el ROE puede estar influenciado al alza por un mayor nivel de pasivos como proporción del capital contable, señalando que como medida estándar en bancos generalmente se maneja un nivel máximo de apalancamiento (pasivo total a capital contable) de 8 veces.
Al considerar el ROA como una medida alternativa, que representa de una manera muy fácil de digerir cuantos centavos se ganan por cada peso de activo total que se posea. Obviamente, habrá que estar al pendiente de que esta métrica, no se incremente como consecuencia de una disminución de activos.
Al ser generalmente la cartera total, el mayor componente de los activos, la principal razón de que éstos últimos disminuyan obedece a un menor tamaño del portafolio total.
Véase: https://public.flourish.studio/visualisation/10047979/
Al examinar la gráfica anterior, es evidente que Banorte que tiene un mayor tamaño de activos y cuyo crecimiento anual fue de 30.2%, tenga prácticamente un mismo ROA que Banregio con un tamaño de activos 9 veces menor y con un enfoque más de nicho en cuanto a producto de crédito e incluso con una presencia más regional, aunque ha comenzado de diversificarse geográficamente.
De igual manera, cabe subrayar que hubo bancos que para el período de análisis experimentaron un menor crecimiento que en años previos, quizá por una cuestión de cautela ante un entorno de incertidumbre e incluso algunos redujeron sus activos, aunque sea de forma marginal.
Quizá una de las razones que explican el hecho de que los bancos de nicho, ya sea porque atienden preponderantemente un segmento de negocio o una región en particular presenten un ROA relativamente más elevado (excluyendo a los que disminuyeron sus activos) pudiera obedecer a una menor pérdida esperada y como consecuencia cargos a resultados más pequeños por concepto de cuentas con atrasos o incobrables.
Para estimar la pérdida esperada se consideran la probabilidad de incumplimiento, la severidad de la pérdida (es decir, la tasa de recuperación según el tipo de garantía) y la exposición (saldo) al momento de incumplimiento. La multiplicación de estos tres factores es la estimación de la pérdida esperada que es igual al monto de reservas que se requieren constituir para enfrentar el riesgo de crédito.
Véase: https://public.flourish.studio/visualisation/9944262/
Al analizar el gráfico anterior se puede observar que la cartera de crédito total (véase gráfico, aproximadamente a la mitad del eje vertical) presentó una mejoría respecto al mismo período del año previo (3.43% vs 3.97%), aunque el de crédito a empresas es menor y prácticamente se mantuvo sin cambios.
No obstante, todos los tipos de crédito relacionados con el consumo presentan una pérdida esperada mayor al promedio del sistema referido. Al respecto, adquisición de bienes muebles registró un aumento al pasar de 9.51% (MAR-21) a 12.05% (MAR-22)
Como conclusión puedo señalar, y quizá usted lo infiera que no necesariamente, los bancos de mayor tamaño tienen una posición sólida, sino que pueden existir otros con una presencia más modesta, pero con una rentabilidad similar. Por último, de aquí también pudiera surgir otro tema para una próxima columna. ¿Acaso los bancos más pequeños o de nicho tienen un mayor conocimiento de sus clientes, por lo que sus relaciones comerciales son sólidas y duraderas?
El autor es economista por el Tecnológico de Monterrey (Campus Monterrey) con máster en finanzas y administración, ambos grados por EGADE. Actualmente es Director de Estudios Económicos y Relación con Inversionistas de Grupo Unicco, aunque las opiniones aquí plasmadas son a título personal.
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