Monterrey

Lala Elizondo: Que lo injusto, no nos sea indiferente

Ante la violencia y sin certeza jurídica, la inversión se ve comprometida. Y si la inversión se ve comprometida, el crecimiento de México también

Dicen que de política y de religión no se debe de hablar. Y hoy, tocaré ambos temas (en una columna de opinión destinada a ser un espació de negocios y tecnología). Pero no puedo ponerme a hablar de startups y scale-ups como si el ámbito empresarial fuera ajeno a la inseguridad que está viviendo hoy México.

El lunes pasado asesinaron al que fue mi maestro, el Sacerdote Jesuita Joaquín Mora, junto a su Hermano el Padre Campos, al tratar de ayudar y dar refugio en la iglesia a un guía de turistas que estaba siendo perseguido por un hombre armado. Se puede decir que el Padre Mora, como lo llamábamos en la secundaria, es la persona más tranquila y pacífica que he conocido. Un ser humano espiritual y volcado al servicio a los demás. En sus mensajes siempre nos impregnó la causa indígena, platicando de sus anécdotas en la Sierra y de la maravillosa cultura de los Rarámuris. Asesinatos como estos los vivimos en México todos los días. Detrás de estas y tantas otras muertes, hay una red de complicidades y de corrupción que crecen como mala hierba en un contexto de pobreza y de crisis de estado de derecho. Lo vemos en la Sierra Tarahumara y en muchos municipios del país.

Lala, en Estados Unidos también hay corrupción.”, me decía hace poco un familiar. Sí, seguro la hay pero al menos se ven los impuestos aplicados en la educación, en el orden y en la seguridad.

En México se vive una impunidad, y una falta del ejercicio de la ley, como nunca antes. Mientras nuestro presidente habla “abrazos, y no balazos”, al mismo tiempo abre la puerta para que el crimen organizado crezca y crezca sin freno. Periodistas asesinados, muchos jueces en el poder judicial comprados, y entre la población se está dando la aceptación y hasta la normalización del narco. Desgraciadamente, nos estamos acostumbrando a este tipo de realidades.

El lunes pasado en la conferencia presidencial matutina nos enteramos de que mayo cerró como el mes más violento en lo que va del año. Hubieron 2,472 homicidios dolosos, es decir un promedio de 79 muertes por día. Esto impacta en nuestras empresas de muchas maneras, como ejemplo lo que vimos a inicios de este año cuando el crimen organizado paralizo la exportación de aguacates a Estados Unidos. También tiene un enorme impacto en la inversión: sin certeza jurídica, la inversión se ve comprometida y si la inversión se ve comprometida, México seguirá sin crecer.

Hace poco, en una mesa de conversación entre amigos se comentaba acerca del compromiso que teníamos todos de contribuir al cambio positivo de nuestra nación. Y una persona criticó: “Lala, hagas lo que hagas, digas lo que digas, no vas a cambiar las cosas.” Quizás el impacto de mis letras sea menor, pero el no alzar la voz y quedarnos indiferentes de lo que pasa en México, nos hace parte del mismo veneno. ¡No nos hagamos indiferentes ante lo que está pasando! ¡No nos debemos acostumbrar a eso! Hace falta que todos alcemos la voz. Hace falta que lo injusto no nos sea indiferente. Si la finalidad última de nuestros gobernantes realmente fuera la prosperidad económica del país, antes que la propia, otra cosa sería. No es un tema de partidos, ni de colores, es un tema de humanidad.

Como fiel creyente de la participación ciudadana, pero harta de ver las injusticias y corrupción por parte del gobierno, decidí que mi manera de impactar al mundo sería a través de la empresa, mediante la generación de empleo justo y por ende desarrollo económico. Y más recientemente, apoyando empresas y startups que atienden las causas que me importan como la educación, desarrollo económico, la salud y la equidad de género. Algunas de mis favoritas: Kidzania, Platzi, Vinco, Talently, Simbiosis, Betterfly, Verqor, Lindh, Mozper, Clínicas del Azúcar, Pymohub, Kiik y DataBits entre otras.

Sí, soy capitalista, pues el socialismo extremo nos ha demostrado que no funciona. Pero creo en un capitalismo humano, que toma en cuenta el bienestar de los pueblos y que respeta las diferentes formas de pensar y de vivir de las personas. El capitalismo no puede funcionar si se vive el terror y el abuso y si no se mantiene un mínimo de seguridad para que las empresas puedan ejercer.

Este es un llamado a la no normalización de la violencia. Es indispensable dar cuenta de la crisis de institucionalidad que vive el país, y es aún más importante elevar las conciencias de los jóvenes a esta realidad y a motivarlos a que apuesten a organizarse socialmente para generar procesos de cambio y transformación.

Comprendo a los que le dan la espalda a la política por no querer ser parte de este podrido sistema donde “el que no transa no avanza” , y “un político pobre es un pobre político”. Donde decisiones de gran impacto, como el construir una presa, no se toman porque “sus beneficios no se notarán en este sexenio” y por ende, no importa. En lugar de ver el largo plazo y el bien común, se toman decisiones para “colgarse la medalla” y llegar más lejos en las siguientes elecciones. Pero si no participamos, ¿cómo esperamos lograr un verdadero cambio? Por eso aplaudo la nueva sangre joven que valientemente se anima a participar en el gobierno.

Enseñemos a nuestros hijos: el orgullo de ser mexicanos y mestizos, la riqueza de nuestra nación, la importancia de regresarle al país, la necesidad de condenar las injusticias y de luchar desde nuestras trincheras por la igualdad, hasta que la dignidad humana se haga costumbre y que lo injusto no nos sea indiferente.

Lala Elizondo es empresaria, ángel inversionista y consultora de negocios. Cuenta con un MBA de Babson College, experiencia en desarrollo comercial internacional, marketing de productos de consumo, y en creación de empresas.

@EscalablesPodcast

Twitter/IG: @lalaelizondo @escalablesp

Mail: lauramariaelizondo@gmail.com

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