El incremento en los precios de los insumos, la falta de lluvias y el abasto de agua están presionando al sector ganadero de Nuevo León, obligándolos a tomar medidas preventivas para minimizar el impacto.
Adrián de la Garza Tijerina, presidente de la Unión Ganadera Regional de Nuevo León (UGRNL), comentó que entre las estrategias que han tenido que llevar a cabo, para reducir el costo del mantenimiento, está el achicar su hato ganadero, principalmente de algunas vacas.
Los animales de menor peso son ofertados en el mercado nacional para el sacrificio mientras que, los de buena genética se ofrecen en entidades donde haya mejores condiciones climáticas.
“Aparte de hacer esa práctica, mucha gente también hace es el destete temprano, les quitan los becerros chicos a las vacas para que no sufran mucho y se puedan mantener en mejor condición corporal y, al becerrito, le ayudan con leche artificial o algún suplemento”, explicó.
El experto comentó que otra parte de los ganaderos “está aguantando” para esperar las lluvias típicas de agosto-octubre.
“Tuvimos agua el mes pasado en ciertas partes de los municipios del oriente del estado, no han sido generalizadas porque no hemos tenido el clima que normalmente tenemos (en el segundo trimestre del año). Mucha gente espera esas fechas (de agosto-octubre) y aguanta para tratar de mantener su el hato ganadero, pero no ha llovido, ni en abril ni mayo, en gran parte del estado”.
“Lo que está haciendo esta situación es que mucha gente se está deshaciendo de sus vacas más viejas, menos productivas para aminorar el efecto en sus hatos ganaderos, porque en todo el norte (del estado) es muy crítico (el escenario)”, detalló.
De no cumplirse los pronósticos de las precipitaciones, el hato se reduciría entre un 10 o 15 por ciento, “eso vienen siendo de 40 mil a 60 mil vacas menos”.
“La vaca es la carga animal más grande (de un rancho) y es la fábrica, pero mantener una en época de sequía sale como comprarla otra vez; el mantenimiento es muy caro por el costo del alimento, que ahorita ha de estar unas 2.5 veces más caro que la última sequía que tuvimos hace 8 años (…) eso hace más difícil el poder mantener el ganado, antes les dábamos un poco más de alimento o pastura, ahora cómo”.
El precio promedio actual de la vaca es de entre 25 y 30 pesos el kilo que regularmente rondan los 400 kilos. El precio también puede variar dependiendo de la condición corporal que el animal tenga.
“Sí ha habido mercado. Un indicador favorable, es que no han entrado muchas vacas al mercado, lo que tiene estable al precio. La tendencia es que este baje cuando haya más vacas circulando”.
Si bien, dijo, el sector está acostumbrado a la falta de lluvias y a recibir apoyo por parte del gobierno estatal con acarreo de agua a través de pipas, pero en esta ocasión, se han visto limitados porque la prioridad es el uso del líquido para consumo humano.
“Nosotros tenemos cinco pipas funcionando en cinco municipios tratando de ayudar en lo que se pueda a los ganaderos, pero todo se complica cada vez más”, resaltó.
Además de incorporar pozos para la extracción de agua y abastecer a la metrópoli, la esperanza de la autoridad estatal y federal, están puestas en la temporada de huracanes, que podrían acarrear precipitaciones a la entidad.
Sin embargo, de no cumplirse los pronósticos, esta sería la peor sequía que el sector ganadero haya enfrentado, dijo el presidente de la UGRNL.
“Eso aunado al precio del combustible que también es muy caro y se necesita acarrear el agua, muchas veces a 80 kilómetros del predio y ese es otro costo muy elevado”.
“El ganado tiene que estar tomando agua todos los días, que es el insumo más caro y lo que más nos cuesta”.
Puntualizó que el mercado de futuros no pinta un panorama muy alentador en cuanto a los incrementos en los insumos por eso, las esperanzas del sector están puestas en las tormentas tropicales que se formen en el Golfo de México y traigan agua a Nuevo León “para ir resolviendo los problemas”.