Derivado de la agenda mundial para hacer frente al cambio climático se requiere de un panorama holístico para saber cómo impactan los impuestos ecológicos y los incentivos sustentables a las organizaciones. En los gobiernos del mundo existe una tendencia en aumento sobre la imposición de impuestos verdes, garantías y financiamiento verde, así como incentivos que promueven, de manera efectiva y al menor costo posible, la inversión en proyectos sustentables.
De acuerdo con el reporte realizado por PWC, en su agenda de liderazgo, alrededor del mundo existen más de 800 tipos de impuestos verdes, 600 incentivos verdes, así como relacionados con emisiones de CO2 en 88 países y regiones que tienen un impacto en la estrategia y operaciones de las empresas. Empecemos por definir cada uno de estos conceptos.
Los impuestos verdes incluyen impuestos sobre contaminación, energía, emisiones de carbono, consumo de combustibles, producción de deshechos, uso de recursos naturales, así como impuestos sobre transportación. Por otra parte, los incentivos verdes son beneficios financieros que promueven proyectos e inversiones enfocados a reducir el daño ambiental. En esta clasificación se incluyen garantías y créditos del gobierno para dichos proyectos, así como incentivos fiscales que minimicen pasivos fiscales para estimular inversiones que mitiguen el impacto ambiental.
A nivel mundial existen 20 países que tienen implementados 281 impuestos ambientales. La Unión Europea con la adopción del Pacto Verde tiene en la mira la reducción del 55% de emisiones al 2030 y ser el primer continente con emisiones neutrales hacia el 2050. Dentro de la UE se han propuesto diferentes gravámenes como el “Carbon Border Adjustment Mechanism” que expandirá el alcance del esquema de emisiones a edificaciones y construcción de caminos. La EU invierte más de 1 trillón de euros destinados a créditos baratos hacia diferentes industrias para descarbonizar sus operaciones. Actualmente dentro de UE existen 7 impuestos verdes y 14 garantías en efectivo para fomentar inversiones y tecnologías limpias.
Si nos vamos a países emergentes, China está mejorando su relación con la legislación ESG. El país cuenta con tres pilares en materia de impuestos ecológicos: (i) impuestos destinados a proteger al medio ambiente, (ii) impuestos relacionados al consumo verde (vehículos, recursos y uso del suelo) y (iii) incentivos fiscales como, por ejemplo: descarga fiscal en devoluciones de impuestos al consumo e impuestos corporativos. Los donativos verdes por parte del gobierno también han sido implementados para el financiamiento de proyectos temáticos ESG. Algo interesante a notar es que China lanzó en julio del 2021 el Sistema de Comercio de Carbono en donde los emisores pueden comprar y vender créditos de emisión. Con esto el país quiere alcanzar la meta de tener una huella ecológica de carbón neutral para el 2060. Este sistema, por lo pronto, solo cubre un sector: la generación energética. Sin embargo, son más de 2,162 empresas que producen un estimado de 4.5 billones de toneladas de CO2 anualmente.
¿Cómo estamos en nuestro país? En México existen impuestos de carácter federal y estatal que buscan gravar actividades en materia de daño ambiental como por ejemplo en actividades como la extracción y aprovechamiento de materiales pétreos, suelo y subsuelo; la emisión de contaminantes a la atmósfera y al agua y la descarga no controlada de aguas residuales con concentraciones de contaminantes fuera de parámetros. La lista de estados con impuestos verdes es la siguiente: Baja California (1); Coahuila (1); Nuevo León (4); Tamaulipas (1); Zacatecas (4); Querétaro (3); Estado de México (1); Oaxaca (1); Campeche (1); Quintana Roo (1) y Yucatán (2). Así también la Ley General de Economía Circular promueve la reutilización, reciclaje y rediseño, así como la valorización energética para cumplir con políticas de cero residuos y difundir una cultura de responsabilidad ambiental en la población, para lograr un consumo responsable.
Los mecanismos mencionados pueden promover acciones para reducir el daño ambiental y juegan un rol fundamental en políticas económicas sustentables. Al promover incentivos para futuras eficiencias, los impuestos ecológicos y los incentivos pueden potencializar inversiones sustentables que a su vez pueden generar innovaciones tecnológicas y el cambio favorable en patrones de consumo en la sociedad.
La autora es profesora del Departamento Académico de Contabilidad y Finanzas y Directora del Programa de Licenciado en Contaduría Pública y Finanzas de la Escuela de Negocios del Campus Monterrey. Su correo es alicia.galindo@tec.mx