Monterrey

Rodrigo Fenton: El efecto tamaño en las acciones y la noche de los muertos vivientes

Un paseo por las empresas más pequeñas en la Bolsa Mexicana de Valores.

En 1981, el inversionista norteamericano David Booth se encontraba cursando su Maestría de Negocios en la Universidad de Chicag cuando en su clase de Finanzas se discutía un efecto muy curioso, recién detectado. Para entrar en el debate, consideremos al analiza el rendimiento deseado en una acción, los inversionistas buscan compensar los riesgos tomados. A mayores riesgos, los inversionistas buscan mejores rendimientos. Tradicionalmente, se considera que el riesgo más importante que un inversionista toma al invertir en una acción es el riesgo en el mercado de valores. Las bolsas suben y bajan de valor, comúnmente asociado al entorno macroeconómico; las empresas cuya volatilidad a este entorno es mayor suelen tener rendimiento más alto (para cubrir el riesgo más alto).

Sin embargo, en esta clase se discutía que, aun cuando se ajusta y controla el riesgo de mercado, si tomamos las empresas más pequeñas en la Bolsa de Valores de Estados Unidos (medido por el valor de las acciones, o sea, el precio por el número de acciones), éstas habían tenido consistentemente un rendimiento anual superior que las empresas de mayor valor de capitalización. Un inversionista que compra $100 en acciones pequeñas en promedio ganaba tres a cinco centavos más al año que un inversionista en las acciones más grandes y conocidas. Por el efecto del interés compuesto, esta diferencia puede ser muy significativa después de un par de décadas. Booth, junto con dos compañeros, lanzó un fondo de inversión que se enfocaba a invertir en empresas pequeñas en Estados Unidos. Su estrategia fue brillante: adquirir todas las acciones del segmento más pequeño de la Bolsa y recibir dividendos, esperar a que las empresas naturalmente crecieran y se volvieran las acciones del futuro o fueran adquiridas por un tercero. Más de cuatro décadas después, esta firma, Dimensional Fund Advisors, es uno de los principales administradores de activos en el mundo.

Es muy curioso y debatible por qué las empresas más chicas son mejor inversión que las más grandes. Incluso cuando se ajusta el riesgo de mercado (que podría explicarlo) existe una diferencia, por lo que necesariamente es la volatilidad macroeconómica. En las Bolsas de Valores de Estados Unidos cotizan cerca de diez mil acciones, por lo que encontrar las mil empresas más chicas tiene un reto de buscar y analizar empresas prácticamente desconocidas. El tamaño puede ser efecto de poca familiaridad con estos negocios. Otra explicación es que las empresas más chicas son menos líquidas, se compran y venden una cantidad menor de acciones al día, por lo que encontrar un comprador o un vendedor es difícil. Finalmente, está quienes debaten este efecto tamaño es una simple curiosidad estadística.

¿Podemos emular la estrategia de Booth con las empresas que listan en México? De acuerdo con información de Refinitiv, nuestro mercado cuenta con aproximadamente 160 empresas listadas; varias órdenes de magnitud menor que el mercado en Estados Unidos. De esas 160 empresas, las 35 empresas que cotizan con el índice principal (el IPC) son prácticamente todas las empresas de mayor valor en la BMV. Son también las empresas con mayor volumen diario promedio de operación. ¿El efecto tamaño sería apropiado para analizar las 35 empresas más pequeñas en México?

Desafortunadamente, en el caso de México, con las 35 empresas más pequeñas de valor, nos enfrentaríamos a varios problemas: prácticamente todas estas empresas tienen su cotización suspendida (algunas acciones, como la de Altos Hornos de México, dejaron de operar desde los 1990′s), están en problemas financieros y/o liquidación o simplemente el grupo de control/familia no “flota” sus acciones en la Bolsa. El monto promedio de operación diario en este segmento el último año fue 25 mil USD, pero está concentrado en los movimientos asociados con UNIFIN y Crédito Real. Muchas de estas empresas son en realidad “muertos vivientes”, con nula operación.

Si existiera un efecto tamaño, ¿entonces dónde estaría en los mercados mexicanos? Ordenemos las empresas de mayor a menor y consideremos el monto promedio diario de operación. Las 32 empresas “grandes” transaccionan en un promedio de $11.2 millones de USD. Para las siguientes 32 empresas, este promedio es $1.5 millones, aún cuentan con operación y sus nombres son más o menos familiares. Las siguientes 40 empresas serían nuestro objetivo de análisis. Los montos promedios de operación se desploman considerablemente, pero aún se puede realizar una compraventa de acciones. Si el efecto tamaño existe, aquí es donde deberíamos analizarlo.

El autor es economista y Profesor de Finanzas en la Escuela de Negocios del ITESM Campus Monterrey. Contacto: rfenton@tec.mx

COLUMNAS ANTERIORES

Manifiestan más empresas extrajeras interés en NL
Acumula incertidumbre a negocios e inversiones la reforma judicial

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.