Desde hace algunos días los medios nacionales e internacionales han estado publicando las últimas proyecciones de crecimiento para la economía mundial y los pronósticos no son buenos, y por supuesto tampoco lo son para México.
Los factores culpables y con alta probabilidad de que nos lleven de nuevo a una recesión para la primera mitad del 2023, son ya conocidos. En primer lugar tenemos la inflación que continua con una tendencia hacia la alza.
A pesar de los firmes esfuerzos de los bancos centrales en Europa, Estados Unidos y por supuesto en México de controlar la inflación, ésta persiste en su camino creciente, motivada principalmente tanto por la inestabilidad en la cadena de suministro, como por la guerra entre Rusia y Ucrania.
La inestabilidad de la cadena de suministro sigue preocupando al sector manufacturero, particularmente del lado del pacífico. Pero la guerra en Europa del Este también ha dañado la distribución de productos agrícolas, de fertilizantes y por supuesto de gas.
El suministro de gas es uno de los factores más preocupantes actualmente en Europa con la cercanía del invierno y, por si fuera poco, también podría afectar la estabilidad de precios en el mercado interno de Europa. En este sentido, el Conference Board, de los Estados Unidos publicó recientemente que estima con un 20 a 30 por ciento de probabilidad que la zona del euro entrará en recesión en el 2023. Adicionalmente a la crisis energética que acabo de comentar, también estiman que la propia medicina implementada por los bancos centrales frenará el dinamismo del mercado más de lo deseado; esto es, el incremento en las tasas de interés.
Como sabemos, los bancos centrales incrementan sus tasas de referencia para frenar el consumo y así frenar la inflación, pero los incrementos de las tasas de interés no sólo frenan la inflación, sino también ponen un freno a la inversión. Con todo esto, el Conference Board, estima que la zona del euro crecerá en el 2023 solamente un 0.2 por ciento. De manera paralela, estiman que el crecimiento para los Estados Unidos en el 2023 sea del 0 por ciento, y con una probabilidad del 96 por ciento de entrar a una nueva recesión en el siguiente año.
El panorama económico no pinta muy positivo para México, recordemos que más del 80 por ciento de nuestras exportaciones van hacia los Estados Unidos por lo que tenemos una gran dependencia en la economía de nuestro vecino. En la reciente publicación a principios de octubre del INEGI sobre la confianza empresarial, se muestra ya una reducción de las expectativas respecto al mes inmediato anterior y respecto al mismo mes del año previo.
El índice de confianza empresarial tuvo un cambio de -0.80 puntos respecto al mes anterior y de -1.5 puntos respecto al 2021. Igualmente, el índice de confianza del consumidor que también publica el INEGI mostró un cambio de -2.5 puntos respecto al 2021.
Adicionalmente a la confianza del sector empresarial y a la confianza de los consumidores, tenemos que el índice de los pedidos manufactureros en el mes de septiembre muestra una caída de 0.36 puntos respecto al mes de agosto y si a esto le sumamos que la inversión fija bruta en el mes de julio mostró ya una caída de 1.40 por ciento podemos visualizar que el mercado doméstico mexicano empezará a desacelerarse.
Es decir, la inversión se está frenando en México, que de por sí ya era baja, los pedidos manufactureros están cayendo, y la confianza del sector empresarial está disminuyendo al igual que la confianza del consumidor, todo esto es señal de que veremos un tercer trimestre del 2022 con una menor actividad económica y muy probablemente nos estemos alineando la misma desaceleración que está mostrando la economía de los Estados Unidos.
En realidad, yo no veo que este incremento de las tasas de interés en México tenga la misma eficacia que en otros países para controlar la inflación, esto es por el gran porcentaje de la actividad informal que tenemos en el país; sin embargo, este incremento en las tasas de interés si estará frenando aún más la inversión fija bruta y por lo tanto frenando aún más el dinamismo de la actividad económica. Creo que muy pronto vamos a estar más preocupados nuevamente por acelerar la economía que por controlar la inflación.
El autor es Decano Asociado de Educacicón Continua de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno, del Tec de Monterrey. Contacto: ppenia@tec.mx