Hace casi 20 años Thomas Friedman escribió un libro que de inmediato se convirtió de cabecera; “The World is Flat”. Friedman, T. (2005) The World is Flat. Estados Unidos: Farrar, Straus and Giroux. En este libro explicaba con detalle el por qué el mundo se había “nivelado”. Su referencia a un mundo plano era una alusión al equilibrio entre ventajas comparativas entre naciones. Su argumento era que el mundo podía tener países tan competitivos como otros a pesar de su distancia con el mercado que atendían.
Durante años viajé por Europa y Asia donde pude comprobar que lo que escribió Thomas Friedman era cierto. Particularmente en Asia, el dinamismo de naciones como Corea y China era evidente. Ciudades como Seúl y Shanghai te dejan sin aliento cuando las ves por primera vez. El ritmo de trabajo de sus habitantes es descomunal. En ese entonces me dije a mi mismo que no había forma de competir con culturas con bien organizadas y con una ética de trabajo tan fuerte.
Regresaba de cada uno de estos viajes explicándole a mis hijos que ya no competían más con su salón de clases, ni siquiera contra su generación en el colegio, sino que competían con todos los niños de su edad en el mundo.
Sin embargo, hoy las cosas han cambiado, y lo han hecho de una forma acelerada, pero discreta. ¿Qué ha cambiado? En primer lugar, China está retando de forma concreta el liderazgo de los Estados Unidos en el mundo. En segunda instancia, Rusia ha invadido Ucrania y por último, el mundo conoce ya lo que es una pandemia. Nos hemos dado cuenta de que el modelo occidental de liberalismo está bajo ataque de las poderosas autocracias en el mundo.
El Nearshoring (acercar la manufactura a los mercados finales) es la respuesta a estos grandes retos. De pronto el mundo occidental se ha percatado que el mundo es un lugar aún peligroso y no está dispuesto a depender de países con los que tiene rivalidad o siente que puede ser objeto de chantajes a cambios de energía o manufactura clave.
La geografía vuelve a ser importante en este momento. El estar cerca del mercado al que atiendes se vuelve fundamentalmente importante y es aquí donde nosotros los Mexicanos volvemos a tener una oportunidad única. Una que solo se compara con la que nos brindó la firma del Tratado de Libre Comercio en Norteamérica en 1994.
Soy más concreto, México de pronto se ha vuelto fundamentalmente importante para la política exterior de Estados Unidos y EUA está actuando en consecuencia. Las inversiones para regresar la manufactura desde China a Norte América están ya sucediendo.
Es tiempo para adaptarse a este modelo nuevo que nace. Hoy mis hijos, y los tuyos amable lector, tienen una segunda oportunidad de posicionarse estratégicamente para tener un mejor futuro en Norte América. Está en nosotros hacérselos ver y para que sepan aprovechar esta oportunidad. Así como otra generación tuvimos ya una primera oportunidad con la firma del TLC hace 30 años, hoy existe una segunda oportunidad de crecimiento exportador.
Es tiempo de ser proactivos, sacar provecho de nuestra geografía, historia y empuje creativo. Hagamos nuestra parte para que nuestro amado México despierte de su pesimismo y tome su lugar en el mundo. Es nuestro tiempo, es tiempo de México, aprovechémoslo al máximo.