Los estilos de inversión de inversionistas legendarios como el famoso oráculo de Omaha, el señor Warren Buffet, han sido analizados por inversionistas y académicos para entender sus ventajas por décadas. Legiones de fondos de inversión han copiado, reinventado y personalizado estos estilos.
Sin embargo, la inversionista que más se ha discutido por su estilo desde la Crisis de 2008 es la norteamericana Cathie Wood, quién preside la administradora de fondos ARK Investments. El estilo de Wood se centra en buscar tendencias económicas y demográficas de largo plazo e invertir en las empresas que se posicionan mejor para aprovechar esas tendencias. El estilo de inversión que sigue Wood es parte de lo que ahora se denomina las inversiones temáticas.
Existen varias formas de hacer estos temas en su de inversión portafolio, la gran mayoría parten de un análisis de tendencias esperadas. Los inversionistas temáticos van desde el uso de estadísticas y complicados modelos económicos para predecir ciertas relaciones y ciclos, hasta el uso del análisis cualitativo de escenarios futuros. En los últimos años, muchas inversiones temáticas se han fusionado con el uso de los factores ambientales, sociales y de gobernanza para seleccionar actividades críticas para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sustentable de las Naciones Unidas. Una vez analizadas las tendencias, se seleccionan industrias y empresas que deberán impulsar y beneficiarse por el cambio.
A modo de ejemplo, tomemos el cambio esperado en los vehículos de motores de combustión interna al uso de tecnologías más sustentables y con menor impacto en el cambio climático. En la actualidad se estima hay 1,400 millones de vehículos a nivel mundial (automóviles de pasajeros, motocicletas, autobuses, tráileres, tractores, etc.). La producción máxima en 2018 fue 97 millones de vehículos. Suponiendo una producción mundial aproximada 100 millones en los siguientes años, podríamos esperar para 2030 más de 2,000 millones de vehículos de motor.
Sabemos está ocurriendo un impulso masivo de gobiernos, sociedades, ONGs e inversionistas para qué en los siguientes años es cambiemos a un vehículos que tenga menor impacto en el clima y ayude a atenuar el calentamiento global. Con el nivel máximo de producción y suponiendo la demanda de autos no creciera, la capacidad mundial de producción de automóviles tomaría 20 años en reemplazar los vehículos.
Pero ¿sirven las mismas plantas para el futuro? Una importante expectativa es que los vehículos eléctricos sean los que eventualmente reemplacen a la combustión interna. La producción de éstos es infinitesimalmente menor a la de vehículos de combustión. El parque actual de vehículos eléctricos se calcula en solo 6 millones de unidades. La inversión en maquinaria y equipo dedicada a la producción de vehículos eléctricos y la adecuación de plantas actuales requiere inversiones considerables para que iniciar una transición considerable a los vehículos eléctricos. Las empresas productoras de estos vehículos ya vienen recibiendo y seguirán obteniendo apoyos y beneficios para impulsar esta transición.
Además, los vehículos eléctricos requieren de baterías y materiales como el litio o el cobalto, uso de semiconductores y adecuaciones que contaban los motores de combustión. Las baterías requieren que las estaciones de recarga sean tan comunes como las gasolinerías hoy en día. El uso de petrolíferos como la gasolina y el diésel se sustituye por electricidad (gas natural y energías renovables) con importantes cambios en la industria energética.
Con base en estas tendencias, un inversionista temático hace un análisis secundario de industrias y empresas beneficiarias por el cambio. Tesla, por ejemplo, parece ser una apuesta sencilla. Pero los Teslas son automóviles de lujo y difícilmente sustituirán hoy a la gran mayoría de vehículos. Un análisis más fino de la competencia es necesario para seleccionar varios candidatos. Pero lo más interesante son inversiones no evidentes. Por ejemplo, si se analiza esta tendencia con el nearshoring a Norteamérica, las FIBRAS/REITS industriales en México, Estados Unidos y Canadá podrían ser grandes beneficiarios indirectos de la inversión masiva de plantas.
A modo de advertencia, los fondos de la propia Wood perdieron más de 50 por ciento de su valor este último año y muchas tendencias están siendo cuestionado. Pero este estilo apuesta al largo plazo y el último año podría ser irrelevante después de dos décadas. La historia nos indica que la inversión temática es una estrategia ganadora, pero sufrimos que el presente ya es conocido. Tal vez pasen varios años en lo que se confirma la superioridad de la inversión temática. Por eso se sugiere el uso de inversiones temáticas como herramienta de apoyo en la selección, pero si descartar otras herramientas de análisis.
Rodrigo Fenton Ontañón es economista y Profesor de Finanzas en la Escuela de Negocios del ITESM Campus Monterrey.
Contacto: rfenton@tec.mx