El progreso y avance nos debe mantener ocupados a todos dentro de la organización, desde los temas estratégicos hasta los operativos. En un mundo tan interconectado y un medio ambiente tan turbulento, es importante maximizar las oportunidades de éxito en cada decisión y acción que llevamos a cabo.
Acelerar el paso, avanzar rápido y transformar hacia la agilidad parece ser la receta de los últimos tiempos para mantenerse alejado de la competencia. Para lograr este objetivo, la organización debe potenciar la administración de recursos para lograr un máximo rendimiento de su fórmula interna, manteniendo el equilibrio, alineación y la intensidad del esfuerzo en todos los rincones de la empresa.
Las velas de la nave, sus estrategias e iniciativas, deberán configurarse para lograr esa fuerza de empuje, tan importante y crítica, que permitirá aprovechar los vientos favorables, con el compromiso y la alineación de cada miembro de la organización.
Sin embargo, para obtener el empuje resultante del barco (metafóricamente hablando) tenemos que descontar la fricciones que enfrenta, como la interacción conflictiva normal que ocurre en el día a día, fallas de comunicación, las pérdidas de tiempo, la falta de sincronización y coordinación entre actividades entre otras.
Pero hay algo más que considerar: los problemas mayores que enfrenta la organización y que se convierten en “lastres” (de diferente magnitud) cuyo arrastre resta empuje al barco y compromete su velocidad. Nos referimos a problemas de todo tipo, humanos, culturales, administrativos y tecnológicos, pero, para ubicarlos debidamente dentro de la empresa, debemos aclarar que estos problemas no son ni superficiales ni temporales, sino más bien, trascendentales y crónicos, y que se encuentran afectando de manera importante la estructura de todo el “Barco”.
La dinámica diaria del negocio por lo general establece una agenda de atención correctiva a las fallas más llamativas y visibles, sin embargo, debemos mencionar que este no es el nivel de análisis al que aquí nos referimos sino, más bien, a descubrir desde una perspectiva más amplia o sistémica la relación que guardan los problemas relevantes que afectan el sistema organizacional. A través de estos mapeos causales o “Red” de problemas y sus relaciones, podemos identificar las tres o cuatro fallas relevantes de alto impacto o “Anclas” que afectan en gran medida la problemática organizacional.
Es muy recomendable realizar este tipo de mapeos sobre las problemáticas relevantes con impacto al sistema total, como una forma de identificar y sensibilizar sobre los temas que drenan energía en el desempeño organizacional. Este análisis de los inhibidores del desarrollo debe ser tan relevante como los temas estratégicos. Si verdaderamente queremos ver las dos caras de la moneda, tenemos que estar conscientes tanto de las fuerzas impulsoras como de las fuerzas restrictivas del desempeño.
Hay que subrayar que no debemos confundir este mapeo causal referido con las metodologías de solución de problemas operativos. Debemos de entender claramente la diferencia (en escala y magnitud) entre los problemas de procesos u operativos y los problemas administrativos o sistémicos a los que hacemos referencia. Es sencillo comprender la diferencia de perspectivas si asociamos a los problemas operativos con “ver el árbol” y a los problemas sistémicos con “ver el bosque”.
Hay que reconocer que en los últimos años hemos desarrollado habilidades de solución de problemas operativos apoyados en metodologías muy sólidas, pero para lograr un impacto contundente, debemos balancear y complementar las perspectivas; el mapeo causal ayudará a construir una visión enriquecida y complementaria muy necesaria, desde la perspectiva estratégica.
Finalmente hay que comentar que para que el barco avance con fuerza requerimos de “Velas” sólidas basadas en Mapas Estratégicos, pero, por otro lado, requerimos de Mapas Causales de Problemáticas que nos muestren las “Redes” y conectividades que apunten a los problemas clave o “Anclas”. Perspectivas complementarias que contribuyen a consolidar las bases del desempeño y la rentabilidad del negocio.
El autor es Consultor y Profesor de Cátedra de Liderazgo y Estrategia en EGADE BS.