Hoy 2 de diciembre prima un ánimo festivo en un buen número de países en el mundo, aunque no tanto para México dada la eliminación de la selección nacional de la copa mundial de fútbol en Catar.
Esta edición número 22 del mundial parece haber movido los reflectores de los asuntos globales. Poco se habla en estos días de la guerra en Ucrania, de la inflación galopante en muchos países, particularmente los europeos, de la crisis energética, de alimentos y de otras guerras como la casi ya olvidada en Yemen o la guerra civil en Siria.
Sin embargo, el mundial no sólo es encuentro deportivo, en torno a esta justa futbolística, distintas organizaciones internacionales no gubernamentales, asociaciones defensoras de los derechos humanos, así como asociaciones civiles y algunos medios europeos han estado demandando insistentemente el que no debía de haberse autorizado un evento de esta envergadura en un país en el que, a decir de sus opiniones, no se respetan los derechos humanos y que además en la construcción de sus majestuosos estadios y demás instalaciones deportivas han muerto un número indeterminado de trabajadores migrantes cuyas condiciones de vida y trabajo son deplorables.
Las cifras respecto a estos decesos son diversas y van de los 50 trabajadores reportados en algunos medios cataríes hasta más de 6500 según afirma el diario británico The Guardian quien acusa de falta de claridad y transparencia a las autoridades del país árabe respecto a los decesos.
Estos medios y asociaciones han señalado que las condiciones laborales y de vida de los inmigrantes procedentes especialmente de India, Pakistán, Bangladesh, Nepal y otros países próximos a la región violentan los derechos humanos toda vez que llevan a cabo trabajo forzoso en condiciones de cuasi esclavitud.
Sin entrar al debate respecto a la veracidad o no de esta información lo cierto es que millones de trabajadores en el mundo, particularmente migrantes, ven violentados sus derechos humanos incluso en países desarrollados.
Las condiciones de trabajo implementadas por grandes corporaciones como Walmart, cadenas globales de comida rápida como McDonald’s, o empresas petroleras y de construcción no se caracterizan por brindar a sus trabajadores condiciones mínimamente aceptables.
Incluso en nuestra localidad también se cuentan un importante número de trabajadores cuyas condiciones laborales también escapan de la observancia de los derechos humanos, baste referir lo que ocurre con las trabajadoras domésticas. Es sabido que en distintas zonas de México incluido Monterrey aún se practica la “compra” de menores en comunidades vulnerables.
Aunque pocos lo recuerden, el 2 de diciembre fue establecido, por la Organización de Naciones Unidas, como el día internacional para la abolición de la esclavitud con el objetivo de concientizar a la opinión pública sobre las condiciones que imperan en el mundo en torno a la esclavitud moderna.
Los esfuerzos de la ONU se han centrado en erradicar las formas contemporáneas de esclavitud como el trabajo forzoso, la trata de personas, la explotación sexual, el trabajo infantil, el matrimonio forzado, así como el reclutamiento forzoso de niños en conflictos armados. Todas estas denominadas formas de esclavitud moderna.
La ONU señala que además de las formas tradicionales de trabajo forzoso como aquel que se lleva en condiciones de servidumbre existen hoy nuevas formas de trabajo particularmente hacia los migrantes quienes son víctimas de la explotación económica en sectores como el trabajo doméstico y en distintas industrias como la de la construcción, la alimentaria, la textil y la agrícola entre otras.
En 1949 se estableció este día para abolir toda forma de esclavitud, hoy a 73 años los resultados son poco alentadores.
La misma Organización de Naciones Unidas a través de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) afirma que en 2021 había en el mundo más de 50 millones de personas en situación de esclavitud moderna y las cifras van en aumento.
La misma OIT señala que esta esclavitud moderna se da en casi todos los países del mundo, y pese a la entrada en vigor en noviembre del 2016 de un nuevo protocolo legalmente vinculante diseñado para reforzar la lucha contra el trabajo forzoso, este no es observado por los países signatarios.
Este 2 de diciembre debiera ser un recordatorio para trabajar conjuntamente y llegar a erradicar estas nuevas formas de esclavitud no sólo en Catar sino en el mundo en general.
La autora es Doctora en Relaciones Internacionales, especialista en Asuntos Globales y Política Internacional. Profesora investigadora de la Escuela de Gobierno y Ciencias Sociales del Tecnológico de Monterrey.