La Navidad es una ocasión especial bastante difícil de evitar. Las decoraciones en la ciudad, la música en los centros comerciales, las reuniones con la familia y amigos, las posadas en las empresas y la recepción del aguinaldo nos la recuerdan tenazmente. De hecho, pareciera que en esta época la gente está más contenta, ilusionada y optimista…
Y es que, creyentes o no, esta festividad nos renueva a todos. ¿Por qué? Porque muchas de las tradiciones milenarias que practicamos, hacen que nuestro cerebro libere endorfinas, dopamina, serotonina y oxitocina, sustancias naturales relacionadas con la felicidad, el bienestar, la relajación y el alivio del dolor físico y emocional.
Así que, si Usted últimamente se ha sentido más feliz, dadivoso y agradecido, dele las gracias a esta festividad. La Alegría de la Navidad sí existe, y la generamos inconscientemente, a través de ciertas tradiciones y costumbres. ¿Quiere saber cuáles?
1. Decorar
El espíritu de la Navidad se demuestra con las decoraciones—el árbol, las luces, las esferas. Un estudio de la Universidad de Copenhague reveló que las personas que celebran la Navidad generan una mayor actividad cerebral al estar expuestas a imágenes y decoraciones navideñas—en comparación con quienes no practican esta tradición. ¿Qué significa esto? Significa que el cerebro realiza asociaciones positivas entre las decoraciones y el recuerdo de momentos felices. De ahí que, cuando decoramos, tengamos sentimientos de alegría y bienestar que provocan cambios positivos en nuestra actitud. Así que, ¡a poner el pinito!
2. Cantar Villancicos
Cantar villancicos disminuye el estrés y fomenta la conexión social. Cuando entonamos estos temas religiosos/espirituales nuestro cerebro reduce la producción de la hormona adrenocorticotrópica (ACTH)—generadora de estrés y ansiedad; y aumenta la producción de oxitocina y serotonina—responsables del amor, la empatía, la confianza, los vínculos profundos y el equilibrio emocional. Es por eso que, cuando cantamos con nuestra familia y amigos “Noche de Paz” o “A Belén Pastores” percibimos sentimientos de dicha, gratitud, relajación y pertenencia. Así que, ¡no olvide pedir posada y corear estos temas navideños!
3. Dar Gracias (Fe)
Aunque existen diversas formas de dar gracias (oración, meditación, alabanza), todas estas muestras de fe tienen efectos positivos en nuestro cerebro—disminuyen el cortisol y con ello el estrés; mejoran el flujo sanguíneo, la frecuencia cardiaca, los niveles de atención y auto-regulación. Y es que, dar las gracias en familia o con amigos, robustece un circuito neuronal que estimula la conciencia social, la compasión y la empatía, impulsándonos a perdonar y a controlar las emociones negativas. Por eso, cuando oramos juntos, tenemos ese sentimiento de paz interior que nos satisface y sosiega. Así que, ¡a dar gracias!
4. Regalar y Cocinar
La neurociencia ha demostrado que comprar un regalo para otra persona, nos hace más felices que adquirir un regalo para uno mismo. En efecto, cuando uno da (muestra generosidad) nuestro cerebro libera dopamina y endorfinas, haciéndonos sentir bien (placer). Lo mismo sucede cuando uno cocina para sus seres queridos. Cocinar para “alguien especial” aumenta el auto-estima y el bienestar psicológico. Así que, esta Navidad, no perdamos la oportunidad de regalar amor, tiempo y obsequios; y de cocinar y disfrutar deliciosos manjares en familia.
¡Les deseo la mejor y la más feliz de las Navidades!
La autora es Socia de Trevinyo-Rodríguez & Asociados, Fundadora del Centro de Empresas Familiares del TEC de Monterrey y Miembro del Consejo de Empresas Familiares en el sector Médico, Petrolero y de Retail.
Contacto: rosanelly@trevinyorodriguez.com