Las interrupciones en las cadenas de suministro globales derivadas tanto de la pandemia COVID, como de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, entre otros factores, permitieron a EU reconocer su vulnerabilidad en su dependencia de Asia, especialmente en los semiconductores.
No es novedad que las cadenas de suministro globales están operando en un ambiente menos predecible que exige resiliencia.
Lo anterior, ha resaltado el valor de la relación entre México y EU, y la necesidad de una cadena de suministro integrada.
La oportunidad para México está aquí, y es ahora. Prueba de ello, es una de las recientes leyes firmadas por el presidente Biden en agosto pasado: The CHIPS and Science Act (CHIPS), la cual busca impulsar la fabricación nacional de semiconductores considerados críticos para la competitividad y la seguridad nacional, buscando reducir su dependencia de la manufactura asiática y desarrollar una cadena de suministro más resiliente.
La participación de EU en la fabricación mundial de semiconductores, que era del 37% en 1990, se ha reducido al 12%. Mientras tanto, el 75% de los chips se fabrican en el Este de Asia. La concentración de más del 60% de la capacidad en Taiwán, es la mayor preocupación. Debido a la dependencia mundial de los semiconductores, el monopolio en la industria es preocupante (como dejó claro la escasez de chips relacionada con el COVID-19). Si EU pierde el acceso a esa capacidad en Taiwán, no se podría fabricar prácticamente nada.
En un reporte de la Asociación de la Industria de Semiconductores de EU, se concluye que sus costos de producción son aproximadamente un 30% más en comparación con Taiwán, Corea del Sur o Singapur, y entre un 37% y un 50% más en comparación con China.
La Ley CHIPS aborda estos retos incluyendo $52.7 billones para otorgar subsidios a las empresas para construir fábricas en EU, (así como para realizar investigación y desarrollo) y asistencia a los gobiernos asociados. Esto abre una oportunidad para que se sumen los países aliados, como México.
Sin embargo, la fabricación de los semiconductores es un proceso complejo e incluye diversas actividades, lo que ha resultado en una cadena de suministro global altamente dispersa y especializada, en la que las regiones desempeñan actividades de acuerdo con sus ventajas comparativas. EU lidera las actividades intensivas en investigación y desarrollo y diseño, el Este de Asia liderea la fabricación, con inversiones masivas de capital apoyada por incentivos gubernamentales. China es líder en ensamble, empaque y pruebas, que es relativamente menos intensivo en habilidades y capital.
Dentro de esa cadena, ¿Cuál es la oportunidad real para que México pueda integrarse? Para responderlo, debe de tenerse una aspiración objetiva y genuina.
México tiene la vista puesta en la etapa final de la fabricación que incluye las actividades de ensamble, empaque y pruebas, lo cual es relativamente menos intensivo en capital y emplea más mano de obra. Estas actividades actualmente se concentran en Taiwán y China, y recientemente en Malasia, Vietnam y Filipinas.
En términos generales, México tiene los elementos para ser atractivo: cercanía geográfica, amplia red de acuerdos comerciales (incluyendo el TMEC), salarios competitivos, robusta industria maquiladora, programas de promoción a las exportaciones y estados que actualmente cuentan con capacidad en la industria de semiconductores.
Aun así, el papel del gobierno será vital para aterrizar y materializar las oportunidades, ya que el reto es determinar que incentivos pueden otorgarse para mandar la señal de que se está respaldando este sector tan estratégico, porque en este momento, EU está poniendo todo el incentivo para que México se sume a esta iniciativa.
En este sentido, Raquel Buenrostro, Secretaria de Economía, se reunió el pasado 2 de diciembre con la Secretaria de Comercio de EU, Gina M. Raimondo, para abordar el tema de la relocalización de las empresas de Asia a América del Norte; particularmente las de los semiconductores, y se acordó que en el primer bimestre de 2023, se presentará al sector privado los beneficios económicos y fiscales que se ofrecerán para la relocalización de empresas.
Sin embargo, atraer inversiones a México para este sector requerirá más que una ubicación geográfica privilegiada y un paquete competitivo de incentivos. Hay una serie de condiciones que las empresas de esta industria buscan y necesitan para decidir dónde van a instalarse.
Para empezar, acceso a energías renovables. Actualmente las empresas tienen objetivos muy ambiciosos respecto al uso de energía limpia, por lo que México debe apoyar el acceso a ella.
Otro de los desafíos es demostrar que puede proporcionar un clima de negocios predecible, confiable y transparente. Acontecimientos recientes han generado mucha incertidumbre, la cual puede influir en la decisión de las empresas de realizar nuevas inversiones.
Por último, pero no menos importante, la seguridad. Los semiconductores y sus componentes son extremadamente caros, México debe garantizar la seguridad en su traslado.
Aun y cuando México está bien posicionado para aprovechar las oportunidades de inversión, tiene pendiente resolver importantes obstáculos que pueden mermar su capacidad para atraerla, puesto que hay otro factor: COMPETENCIA. Países de Latinoamérica están compitiendo también para posicionarse en la cadena de suministro de la industria y atraer inversión, tratando de ser un reemplazo de Asia.
La autora es asesora del comité de Comercio Exterior de Index Nuevo León y Directora de Monarch Global Strategies de México.