Más allá de que hemos empezado la segunda semana de este año, está el hecho de que falta un año menos para tu jubilación. La pregunta incómoda, pero no por ello menos importante, es; ¿quién se va a hacer cargo de tu jubilación?... ¿Tu empresa?, ¿el gobierno? Ambas son quizá no equivocadas pero sí inexactas. Lo cierto es que la única persona que se hará cargo de nuestra pensión somos nosotros mismos.
Cuando inicié mi vida laboral hace un par de décadas aún existía el sueño de encontrar una buena empresa en la cual jubilarte. El 1-2-3 de aquellos años rezaba algo así: obtienes tu título profesional, encuentras una ‘buena empresa’ donde trabajas muchos años (unos 35 años), y al final te jubilas. Llegar a trabajar en una ‘buena empresa’ era más que suficiente para asegurar una jubilación decente. Y por buena empresa nos referimos a aquellas que tenían planes de jubilación y en algunos casos servicios médicos.
Hoy en día las cosas son muy diferentes. Cada vez menos candidatos, recién egresados e incluso empleados de mediana edad quieren estar inmersos en la tradicional cultura de oficina de 8:00 a 6:00 y permanecer 35 años en una misma organización en espera de una hipotética pensión. Pero incluso si en aquel entonces la persona no estaba en una ‘buena empresa’ con plan de pensiones, tenían derecho a la pensión vitalicia del IMSS (ley del Seguro Social de 1973). Hoy ya no, las personas bajo la ley del ´97 ya no recibirán una pensión vitalicia, tan solo recibirán un monto de acuerdo a lo ahorrado en la Administradora de Fondos para el Retiro, y cada vez menos empresas tienen planes de jubilación.
La promesa se rompió.
El tener mayor movilidad laboral, contratación flexible o independiente y la libertad de pasar de la formalidad a la informalidad laboral en repetidas ocasiones (ya sea por el inicio de un negocio o por convertirte en trabajador independiente) convirtieron la jubilación decente en una especie en extinción. Los empleados ya no aspiran a estar en la foto de 25 años de antigüedad de la empresa, pero tampoco se han dado cuenta de que tendrán una pensión muy baja.
La importancia de la reforma del 2020.
El que un empleado, sobre todo de los niveles industriales, se jubile con el equivalente al 40 por ciento de sus ingresos (como estaba originalmente la ley del ´97) es un gran problema social. Una persona que ha laborado toda su vida debería tener derecho a una pensión digna. Entonces, ¿qué hacer? Gobierno y empresas, al darse cuenta de esto, acordaron, en el año 2020, una reforma a la Ley del Seguro Social la cual tiene los siguientes efectos:
1. Aportaciones.- Las aportaciones obrero-patronales a la cuenta individual subirán de 6.5 a 15% a partir del 2023 y hasta el 2030.
2. Semanas cotizadas. Se redujo el número de semanas cotizadas de 1,250 a 750; las cuales aumentarán cada año hasta alcanzar mil en 2031, lo cual amplía la cobertura de la población que podrá recibir una pensión. Casi 44 mil personas, sin la reforma no lo hubieran conseguido, pudieron pensionarse.
Hoy, la mayoría de las personas ya no sueñan con trabajar toda una vida en la misma empresa, aparecer en una foto, o recibir un reloj grabado con su nombre; pero no todos están prestando atención al hecho de que no recibirán una pensión o que recibirán una pensión muy baja. Esfuerzos como el de la reforma del 2020, en dónde la mayor carga recae en el sector empresarial, ayudan a mejorar la calidad de vida de los trabajadores y seguir disminuyendo las brechas sociales, pero incluso no es suficiente. Entonces, ¿quién se hará cargo de tu pensión?
Epílogo.- Pero, ¿qué pasa con aquellas personas, que por tener un negocio, un emprendimiento o laborar de manera independiente no cotizan de manera formal?, ¿o aún y que hayas estado toda tu vida en varias empresas, la pensión no es suficiente? Recurrir al viejo pero poco valorado recurso: el ahorro. Los PPR o Planes Personales de Retiro son una muy buena opción.
El autor es Doctor en Filosofía, fundador de Human Leader, Socio-Director de Think Talent, y Profesor de Cátedra del ITESM.