¿El o la COVID? Ya que se refiere a Coronavirus Disease técnicamente debería ser la COVID; sin embargo, el uso cotidiano utiliza el nombre en masculino. Nadie parece ofenderse por esta degradación del lenguaje, vicios en la sintaxis ni ignorancia.
No hay reacciones que busquen contener esta ‘terrible alteración del lenguaje’ con tal de llamar la atención. ¡Claro que llama la atención! Decir la COVID en una conversación salta, se nota, rompe con la expectativa. La reacción en todo caso se convierte en duda, ¿por qué ‘la’ COVID?
Ah, pero si se dice la presidenta, la ministra, ingeniere, amigue o elle entonces de la reacción se pasa a la represión. ¡Qué ganas de llamar la atención! ¡Están haciendo un desastre con el lenguaje! Ya duró mucho para ser moda, ya párenle.
Esto se comparte en los espacios privados, por supuesto, porque más allá de una ocurrencia para llamar la atención, el uso del lenguaje incluyente se ha convertido en un valor –y más en lo público-político.
Es peculiar el encono que provoca el uso genérico de la ‘e’ y muy pocas veces consciente porque al criticarle, se pone en evidencia el arraigo patriarcal, la homofobia y/o el machismo.
Retomando una de las máximas en esta columna, el lenguaje 1) enuncia, 2) anuncia y 3) denuncia se puede analizar el fondo del rechazo. La ‘e’ al final de un sustantivo o artículo enuncia que no se define género.
En los argumentos que se oponen a esta acción afirmativa, se anuncia el conflicto que genera la indefinición heterosexual esperada y, por lo tanto, denuncia los prejuicios de quien resuelve su incertidumbre a través de la desacreditación y la burla.
En talleres o charlas sobre lenguaje incluyente es muy interesante ver la reacción del grupo cuando se les habla a las personas. Invariablemente ellos se sienten excluidos por el uso consistente del género femenino y ellas, exclusoras. En ambos casos solicitarán aclaración. Ellos: ¿y nosotros qué hacemos? Ellas: ¿Todos o nada más nosotras? En cuanto se les aclara que el mensaje va dirigido a personas, de ahí el femenino, entonces toda la audiencia se relaja.
El lenguaje incluyente es una acción afirmativa para atraer la atención al problema de exclusión cuya manifestación primaria se da en el lenguaje. Al alterar el uso tradicional del género en el lenguaje se enuncia, anuncia y denuncia lo invisible que es el prejuicio generalizado en contra de lo que no es heterosexual, masculino.
Así, la acción afirmativa resulta exitosa porque está generando reacciones y poniendo en evidencia la irracional necesidad de contenerla. Salen a la defensa casi heroica del lenguaje sin que el o la COVID les haga tanto ruido.
Pdta: Y que no pase inadvertido que un bailarín regio, Fabrizzio Ulloa Cornejo, competirá en Prix de Lausanne 2023. ¡Muchos éxitos!