La mayoría de las especies de plantas, casi el 90%, depende de los polinizadores para reproducirse. La polinización es el proceso por el cual los polinizadores, como las abejas, ayudan a las plantas a producir frutas y cualquier especie que provenga de una semilla, por lo que podemos también considerar a los vegetales como pepinos y tomates. De acuerdo con la organización “Planet Bee Foundation”, los polinizadores ayudan a las plantas y como seres humanos dependemos de ellas ya que las plantas producen una tercera parte de los alimentos que consumimos, proveen un tercio de las fibras y aceites (como algodón para hacer textiles) y otros materiales.
Es importante destacar que de las plantas provienen medicinas, mantienen la oxigenación en mares, océanos y el oxígeno que respiramos; destacando la absorción de CO2 ayudando a nuestro planeta como escudo contra el cambio climático. En otras palabras: necesitamos de las abejas para vivir.
Ahora, revisemos algunos datos interesantes: El mercado global de apicultura tiene un valor aproximado de US$10.3 Billones tan solo al cierre del 2022, se espera que llegue a US$11.8 billones al 2026 con una tasa anual de crecimiento del 3.6%. ¿A qué se debe este exorbitante valor de mercado? Básicamente a la miel. La miel es uno de los principales ingredientes que lideran la industria de alimentos naturales. Debido a su variedad de sabores, la miel es utilizada en industrias diferentes a bebidas y alimentos, incluyendo la farmacéutica, química y de cuidado personal y de cosméticos. Definitivamente el sector de alimentos y bebidas tiene mayor dominancia al usar la miel como endulzantes y con los efectos adversos del exceso de azúcar en nuestra salud, la demanda de la miel se ha incrementado en los productos saludables y orgánicos. Sin embargo, otro derivado de la miel – o considerada miel también, es la manuka, que ha ganado gran popularidad por sus propiedades anti-bacteriales, anti-inflamatorias y anti-microbiales.
Las regiones apicultoras que destacan en este mercado son: Estados Unidos con un valor de mercado de US $1.2 billones. Este país representa el 12.2% del mercado total. China que representa el 30% de la producción y la segunda mayor economía en la cual se estima un valor de mercado a 2026 de US$2.8 billones con un crecimiento anual del 4.4%. Los países en Asia también están ganando una mayor participación al ser exportadores de este producto entre los países emergentes y por otro lado, en el continente americano está Brasil en donde se producen “GM-pollen free” o libre de polen. Como dato curioso y para no quedarnos atrás, México tiene aproximadamente 1,826 especies de 20 mil especies existentes; destacando el estado de Jalisco donde se concentra la mayor biodiversidad.
Algo preocupante es la extinción de estos insectos. Eduardo Zattara en una investigación publicada por el journal One Earth, establece que el número de especies de abejas ha declinado año con año desde 1990 y entre el 2006 y el 2015 hubo una pérdida de especies al reportarse un 25% menos. Cada año el 40% de las especies se extingue. El clima extremo, la pérdida del hábitad y el uso de pesticidas son factores que siguen matando a las abejas. Muchas empresas han tratado de encontrar una solución. En Boston, la empresa Green Light Biosciences desarrolló una vacuna para proteger a las abejas de parásitos. En Irlanda, la empresa ApisProtect instala sensores en las colmenas para alertar a los apicultores cuando se identifican abejas enfermas. Por último, Veon Ltd empresa dedicada a las comunicaciones y la tercera más grande en Rusia, ofrece un sistema de alarma para la distribución de pesticidas, que es una de las causas de muerte más importantes para las abejas de este país.
Definitivamente es un tema que nos debe de importar por muchas razones: por ser una fuente de ingresos importantes en áreas rurales (80 millones de colmenas producen 1.6 millones de toneladas de miel al año), por ser pilar en nuestra salud y sobre todo porque las abejas contribuyen a la seguridad alimentaria de los seres vivos.
Quiero dedicar este tema a mis hijos: Jesús y Fernanda por darme la grandiosa idea de escribir sobre este tema (que lo vieron en la escuela) y encontrar la parte sustentable y financiera para destacar la importancia de estos pequeños insectos que desafortunadamente están en peligro de extinción y de los cuales dependemos para vivir en este planeta.