Ante la llegada de nuevas inversiones, es una realidad que la demanda de mano de obra está en aumento, si ya es un gran reto la retención del talento en las organizaciones, esta condición de alta demanda de personal lo agrava.
El reto de las organizaciones está en mejorar las condiciones intrínsecas del individuo con mucho mayor énfasis que en lo extrínseco.
El beneficio de lograr pisos de producción estables, con cada día mayor madurez en la ejecución, le representa a las empresas ahorros de operación muchas veces no cuantificados adecuadamente, operaciones que se realizan con personal experimentado, que ha logrado la maestría en la ejecución son los que logran resultados planeados, con calidad, seguridad y costo.
Por otro lado, operaciones que se realizan por personal en constante entrenamiento, por la alta rotación, le representan a las organizaciones altos costos mano de obra, tiempo extra para recuperar el plan, baja eficiencia por la falta de experiencia en la ejecución de la tarea, así como riesgos de seguridad, donde los procesos tengan partes en movimiento.
La solución a esta problemática, desde mi punto de vista, tiene que ser integral, donde la organización cubra contra mercado las necesidades extrínsecas de los asociados, refiriéndonos a salarios, prestaciones, horarios de trabajo y beneficios que pudieran dar y de ninguna manera regresar a las épocas Teyloreanas donde se pensaba que, pagando más, dándole más tiempo extra, la gente se iba a quedar contigo.
Es muy importante cubrir necesidades externas de los individuos, pero más importante cubrir su experiencia de trabajo diaria, donde el asociado llegue a trabajar a la organización y no lo vea como un número más, sino al contrario como una persona con sentimientos y necesidades que también los lleva en la mochila día a día cuando se presenta a trabajar, organizaciones que comprenden esto y actúan en consecuencia logran fidelizarlo y por ende retener a su personal.
Cuando solamente le pedimos las manos a nuestra gente y la motivación es un salario ahí tenemos un alto riesgo de rotación del personal, ya que por cualquier otro motivador externo hará que se mueva y te deje la estadística de rotación, por el contrario, cuando a nuestra gente le pedimos su Corazón y su mente, trabajamos con valores, sistemas y herramientas que propician que se sienta parte del Equipo, que comprenda como su trabajo diario es importante para el logro de la meta, que lo respetemos, lo escuchemos y le permitamos desarrollarse lograra que tengamos su voluntad, corazón y compromiso, por ende fidelidad.
Para esto se requiere de una alineación de la alta dirección y los mandos medios donde la directriz sea enfocada a servir al personal y sus necesidades diarias para realizar sus actividades de manera correcta y no solo conformarse con salarios contra mercado o prestaciones superiores a la Ley, ya que esto está dentro de necesidades exteriores que motivan, pero no fidelizan.
La fidelización de la gente se da cuando se sienten parte de una cruzada, una idea de futuro y saben que ellos son clave para el cumplimiento de esta.
El autor es Director del Comité de Excelencia Operacional de Index Nuevo León.