Monterrey

Marco Pérez: ¿Cuánto está creciendo realmente la economía?

A raíz de la publicación del INEGI sobre el desempeño de la economía al tercer trimestre del año pasado, que sorprendió a propios y a extraños, al reportar un crecimiento REAL de 4.3% respecto al mismo trimestre del año anterior, evento que ocasionó que TODOS los pronosticadores a nivel nacional, revisaran en el mes de noviembre sus previsiones de crecimiento real para 2022, aumentándolas en casi un 50%, a solo UN MES de que concluyera el año, y pasaran de un 2.1% a un 3%, hecho inédito en la historia de las estimaciones y proyecciones económicas en México, me surgió una duda razonable sobre la verosimilitud y la confianza en estas estimaciones realizadas por el INEGI, y procedí a revisarlas.

La verdad, creo que nadie se ocupa de revisar los datos que publica, no solo el INEGI, sino cualquier oficina gubernamental, y los analistas económicos los toman como verdad absoluta, sin mayor análisis, como si fuera un acto de Fe, sin embargo, cuando se procede a incursionar en las metodologías y en las fuentes primarias de lo reportado oficialmente al público, (y a los organismos internacionales) nos encontramos con muchas sorpresas, que modifican el sentido de los comunicados oficiales.

En el caso que nos ocupa, el INEGI es el encargado de levantar y procesar un flujo muy extenso y completo de información económica, para medir la evolución de la producción de bienes y servicios en la economía, con importantes muestras de volúmenes físicos de producción, (como es el caso de la generación de energía eléctrica) como de ventas reportadas por los agentes económicos, para determinar el PIB nacional, tanto en términos nominales, como en términos reales.

Si atendemos a la definición del PIB, es el “Valor a precios de mercado, (impuestos indirectos incluidos, principalmente IEPS e IVA) de los bienes y servicios producidos en el País”, y se determina en pesos corrientes, o nominales, del año en que mide.

Como el valor de mercado de los bienes y servicios producidos puede aumentar, ya sea por mayores unidades producidas, como también por mayores precios, se procede a “deflactar” el PIB nominal, (medido a pesos corrientes), con un índice de precios que elimine o descuente el aumento en el valor de los bienes producidos, originado por el mayor precio, y determinar así, el aumento en el PIB por mayor producción, y se le denomina PIB REAL, y a ese índice de precios se le conoce como IMPLÍCITO o DEFLACTOR del PIB, el cual NO se calcula ni se publica periódicamente por el INEGI.

De hecho, la Ley del INEGI solo le otorga la facultad de elaborar el Índice Nacional de Precios al Consumidor, y el de precios al Productor (Mayoreo), siendo omisa respecto al cálculo y publicación del deflactor del PIB, que dicho sea de paso, la propia SHCP también elabora su propia estimación de éste índice de precios implícito del PIB, y lo utiliza para la elaboración del documento de Criterios Generales de Política Económica.

¿A qué viene todo esto?, a que en el cálculo del PIB real al tercer trimestre que reportó el INEGI el año pasado, ajustó a la baja el deflactor del PIB, de un 9.2% a un 7.0% (una reducción de 2.2 puntos porcentuales) entre el PIB neto de impuestos indirectos, y el PIB total, argumentando que los impuestos indirectos incluidos en el valor de los bienes y servicios producidos, registraron una DEFLACIÓN de MENOS 24.9% en el tercer trimestre del año, situación que debe ser revisada y corregida.

Para empezar, los impuestos indirectos (IEPS e IVA) NO son sujetos a variaciones de “precios”, como cualquier bien o servicio que se “vende”, y si lo que están intentando argumentar es que se redujo la recaudación de estos impuestos durante el tercer trimestre, en un porcentaje similar a la pretendida “deflación”, sus propios datos lo desmienten, ya que los datos nominales reportan una evolución estable, solo con una ligera baja, ya que por mucho, el IVA es el principal impuesto indirecto, por lo que amortiguó la mayor parte de la caída en el IEPS.

Más aún, si los impuestos indirectos solo representan como un 4% del PIB total, concediendo, sin aceptar, que se puede sostener que en efecto, son sujetos a una “deflación” de 24.9%, la reducción en el deflactor total sería de solo un punto porcentual y no de 2.2 puntos como lo aplica el INEGI.

Es decir, aún y concediendo esta deflación en impuestos indirectos, el crecimiento real del PIB al tercer trimestre de 2022 está sobre estimado en un 30% o en 1.2 puntos porcentuales, y sin esta deflación, hasta en un 52% o 2.2 puntos porcentuales.

Si bien el INEGI ya adelantó que el PIB real creció en 3% en 2022, los datos preliminares están aún en revisión.

Ya entrados en la revisión, resulta que esta “práctica” de aplicar deflactores del PIB a modo, para reportar mayores crecimientos en el PIB real, también la usaron en 2021, ya que no obstante la inflación al consumidor fue de 7.2% y la del Mayoreo (precios al productor) fue de 9.3%, el INEGI deflactó el PIB Nominal con un increíble 5.2%, y de esta manera se pudo reportar un crecimiento en el PIB real de casi 5% para 2021.

Ojalá que este tema pueda ser revisado por todos los departamentos y despachos de estudios económico que sondea el Banco de México, y se analice con rigor.

Sería verdaderamente preocupante que el INEGI, a cargo de Graciela Márquez, ex Secretaria de Economía, pierda credibilidad, y ya se encuentre generando “Otros Datos” al servicio de la 4T.

Marco Pérez

Marco Pérez

Economista especialista en finanzas públicas, Socio Director de Econometría Aplicada SC, Conferencista y Catedrático a nivel doctorado.

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