El año 2006, Felipe Calderón Hinojosa tomaba posesión de la presidencia de México en medio de un ambiente ríspido por los resultados electorales tan cerrados unos meses atrás. El entonces presidente, quien en ningún momento de su campaña habló de una crisis de seguridad, aprovecha sus primeros discursos para anunciar una abierta guerra al crimen organizado.
El presidente del empleo pasó entonces de serlo a convertirse en el presidente que combatía a los delincuentes. Esta estrategia significó el inicio de un incremento sustancial en los índices delictivos ligados al narcotráfico, como son los homicidios, las desapariciones, extorsiones, secuestros y demás.
Los datos son muy claros, a partir de 2006 México ha venido en una espiral de violencia que 17 años después, no se ha podido revertir. Diferentes partidos han pasado por el gobierno federal sin conseguir implementar una estrategia de seguridad exitosa.
El tema viene a colación porque en días recientes, el Tribunal Federal de Distrito de Brooklyn, declaró culpable al ex secretario de seguridad federal en tiempos de Calderón, Genaro García Luna, de 5 cargos relacionados al crimen organizado.
Los cargos son conspiración para la distribución internacional de cocaína; conspiración para la distribución y posesión internacional de cocaína; conspiración para importación internacional de cocaína; declaraciones falsas para solicitar la ciudadanía estadounidense en 2018 y participación continua en la organización criminal ‘El Cartel de Sinaloa’, banda a la que presuntamente brindó protección.
Esta noticia es dinamita para el calderonismo y para el PAN puesto que la principal figura por años, encargada de la estrategia de seguridad, estuvo aliada al entonces cártel más poderoso, brindándoles protección y siendo partícipe de sus actividades ilícitas.
No tardó mucho el expresidente Calderón en desmarcarse de la situación, con un comunicado donde hacía énfasis en la decisión valerosa de combatir al crimen organizado con toda la fuerza del estado y que desconocía de las actividades de García Luna.
Y es que ese ha sido el discurso calderonista y del PAN para contrastarse con los gobiernos del PRI y actualmente de Morena: en el PAN hay mano firme y no hay espacio para los criminales. Este discurso pende de un hilo a partir de este veredicto, porque la crisis de legitimidad de que tu hombre más fuerte en temas de seguridad sea sentenciado en Estados Unidos, puede ser suficiente para sepultar carreras políticas.
Más allá de lo que representa para Felipe Calderón y para el PAN, la culpabilidad de García Luna debe ser un golpe muy fuerte a las instituciones de seguridad en México: la capacidad de penetración del crimen organizado llega a los más altos niveles de las autoridades encargadas de la seguridad en el país.
¿Con qué confianza como ciudadanos podemos voltear a ver a un polícia federal, estatal o municipal? ¿Qué nos garantiza que quien nos debe proteger no esta coludido si acaba de quedar demostrado que incluso las cabezas llegan a ser cómplices de los delincuentes?
Actualmente, como muchas cosas, el tema está politizado, pero dejando de lado eso, qué terrible noticia para un país que lleva años sufriendo por la inseguridad, y qué sombrío panorama nos depara a quienes aquí vivimos.
Hoy fue García Luna el expuesto, ¿mañana quién será?, ¿qué hará el gobierno para evitar que se repitan este tipo de casos?, ¿qué podemos hacer como sociedad para empujar autoridades pulcras que trabajen realmente por nuestra seguridad?
El autor es egresado de la Licenciatura en Ciencia Política por el Tec de Monterrey, y socio en Poligrama, empresa mexicana de investigación.