Monterrey

Rubén Leal Buenfil: Nearshoring, comercio y competencia

En medio del fenómeno internacional del nearshoring, México tiene una oportunidad de oro para consolidar su desarrollo económico.

Tras la fractura de las cadenas globales de suministro que causó -y sigue causando- la COVID-19, una nueva oportunidad de un siglo de oro mexicano se asoma en el horizonte. La llegada masiva de capitales internacionales que abandonan China para relocalizarse más cerca de Estados Unidos ha permitido en gran parte que el peso mexicano se haya apreciado.

En este contexto, la estabilidad del peso y la llegada de inversión extranjera directa, se explican por un reacomodo de las cadenas internacionales de producción, no por logros personales de los políticos mexicanos en turno. El mercado internacional tiene fuerzas que superan a los gobernantes mexicanos, y que actúan con ellos, sin ellos o a pesar de ellos. Por más que los políticos se aferren a querer apropiarse como logros personales de corto plazo lo que se debe a condiciones geográficas, laborales o de infraestructura desarrolladas durante décadas.

Resulta curioso observar cómo algunos gobernantes dicen que los problemas que empezaron antes de su mandato no son su responsabilidad, sino de quienes ejercieron el cargo con anterioridad, y, al mismo tiempo, cuando les corresponde tomar prestigio por logros que han madurado a lo largo de varias décadas, los intentan presumir como logros personalísimos.

Abordando la regulación del comercio internacional para analizar el nearshoring, aunque el T-MEC reconoce la soberanía de cada país para establecer leyes y mecanismos de protección contra las prácticas anticompetitivas, también le permite a México y Estados Unidos aplicar su legislación interna de competencia a conductas realizadas en otro país. En este sentido, es recomendable, para facilitar las condiciones al nearshoring, limitar al mínimo las excepciones invocables en los tratados comerciales para restringir la aplicación de la legislación doméstica de competencia.

Es indispensable instruir la coordinación entre las autoridades de competencia de ambos países y sus instituciones judiciales, para transitar hacia la eventual homologación de criterios en la aplicación de las reglas de competencia con enfoque regional. Esto permitiría dar mayor certeza jurídica a las inversiones y a los planes de negocios entre México y Estados Unidos, y fomentar un mercado norteamericano más integrado, eficiente y consistente, permitiendo potencializar el nearshoring y sus beneficios para ambos países.

Además, la homologación de criterios sobre la forma de evaluar la legalidad de las prácticas comerciales bajo un mismo paradigma técnico, permitiría a las empresas tomar mejores decisiones de inversión a largo plazo dentro de nuestra región. Las reglas comerciales y de competencia pueden converger a un punto de beneficio mutuo para el desarrollo libre y eficiente de los mercados locales, aprovechando las tendencias actuales de reacomodo productivo.

En la medida en que se adopten reglas que promuevan la libre competencia regional, produzcan eficiencias en los mercados norteamericanos, robustezcan nuestro mercado laboral y se capitalice la transferencia tecnológica, será posible elevar la calidad de vida de nuestra sociedad en el marco del nearshoring.

El autor es Profesor de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Monterrey. Doctor en Filosofía con Orientación en Ciencias Políticas y Maestro en Derecho Norteamericano por Washington University. Licenciado en Economía por el Tecnológico de Monterrey y Licenciado en Derecho por la UANL.

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