Monterrey

Luis Treviño Chapa: Adicción a la novedad

La dopamina es el neurotransmisor que, entre otras cosas, habilita la motivación y las sensaciones placenteras.

Cuando vas al supermercado con tus hijos, no te mandas sólo. Tienes que rendirte a sus suplicas y dejarte llevar por sus demandas. Si tu equipo de compras está conformado por varios elementos infantiles, las visitas forzosas dentro del recinto son a: 1. el pasillo de fritos y botanas, 2. el pasillo de refrigerados (donde están los helados) y por supuesto 3. el pasillo donde están los dulces y las galletas.

En una ocasión, duarte el recorrido de rutina por el ansiado pasillo de galletas y acompañado de mi cartel infantil, al llegar a la sección de las OREO nos topamos con un sabor inusual: “Most Oreo”, una golosa versión importada de Estados Unidos que consta de como 3 capas de relleno sabor “cookies and creme” (por más aberrante que eso se escuche). Como era de esperarse, me dejé vencer por la agobiante persistencia infantil y ahora te puedo confirmar que, aunque son una tormenta de calorías efectivamente están muy buenas.

Esto me hizo recordar como Oreo lanza continuamente nuevas versiones de su galleta. De hecho, según investigué, cuentan con más de 85 tipos de los cuales destacan sabores como: “golden”, “strawberry cheescake”, chocolate, “doublé stuffed, “carrot cake”, “birthday cake”, “red velvet”, “peanut butter”, limón y hasta de waffles con miel de maple. También tienen ediciones especiales de temas de moda como “Game of Thrones” o Lady Gaga.

Cabe mencionar que Oreo no es la única marca con este trastorno de hiperactividad comercial. Los parques de Disney inventan al menos una nueva atracción al año, ya sea de algún personaje de Pixar, Marvel o Star Wars. Zara y H&M, con su “fast fashion” sacan nuevas colecciones a cada rato. McDonald’s ha lanzado hamburguesas chicas, medianas, grandes y enormes; de res, de pescado, de pollo a la cordon bleu y hasta de costillas de cerdo.

Si te preguntas porqué Oreo o McDonald’s se la pasan creando tantos sabores, algunos incluso tan extraños que ni siquiera se antojan, la razón es la siguiente: que los humanos somos adictos a la novedad.

Según varios científicos, tener la posibilidad de conseguir algo nuevo para nosotros activa la dopamina en nuestro cerebro. La dopamina es el neurotransmisor que, entre otras cosas, habilita la motivación y las sensaciones placenteras. Es aquella hormona que nos anima a prestar atención y averiguar más sobre los estímulos nuevos que tenemos frente a nosotros.

Nos gusta probar cosas nuevas porque el descubrimiento es algo que nos seduce; la posibilidad de encontrar nuevos sabores, nuevas experiencias; de vernos renovados, de estar a la vanguardia.

Cada vez es más común que nuestra vida se mueva alrededor de las novedades; del “trend” de la semana. Nos gusta enterarnos de lo que se está hablando en las noticias; de las nuevas modas, de bailar el último paso de las tendencias de Tik Tok y de entenderle al meme más reciente del que todo mundo está comentando. No nos queremos quedar fuera de la conversación y entonces un nuevo producto, además de ser un aparato, prenda o alimento, es la posibilidad de una nueva plática en el recreo, en las reus y en el “break” de la oficina, o de ser una foto de nuestra nueva adquisición que podemos subir a las redes sociales.

Regresemos a Oreo. Este emporio galletero lanza sus novedades de una manera muy bien orquestada. Generan versiones que provocan curiosidad y expectativa. Además, muchas de estas son, “in and out”, es decir, que están disponibles por un tiempo limitado. Esta estrategia genera como resultado la sensación de escasez y aumenta las ganas de comprar (algo que astutamente y en contra de mi voluntad suele hacer Price Costco). Por encima de todo, al lanzar nuevos productos de manera constante, la Oreo genera “momentum”, dejándonos siempre con la expectativa de que pronto vendrá algo más.

Como resultado de lo anterior, según Nielsen, las ventas de los productos de tiempo limitado de Oreo en los últimos 3 años crecieron un 12%. Y eso no es todo, pues también ayudaron a reconectar a los consumidores con el sabor original ya que las ventas de la galleta tradicional también aumentaron en un 22% durante ese lapso.

Las personas buscamos novedades. Eso no podemos detenerlo. Por ello las empresas deben considerar tener dentro de sus agendas y de manera permanente la creación de nuevos productos, así como desarrollar nuevas versiones o modelos de lo que actualmente tienen. Esto les ayudará a seguir siendo relevantes y a darles a los consumidores una nueva razón para prestarles atención, tal y como lo hace Oreo. Sólo espero que no se le ocurra lanzar una versión con sabor a carajillo, porque de ser así mi dopamina estaría fuera de control.






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