Monterrey

Hugo René Ortiz: Ódiame más: CFDI 4.0

Me amas o me odias, pero nunca me ignoras.

Hoy en día la emisión del CFDI en su versión 4.0 es una obligación para todos los contribuyentes, esta migración ha sido muy dolorosa para muchas empresas. Aunque pareciera que lo peor ha pasado, no es así. La peor parte la están sufriendo los receptores de los CFDI.

Esta migración ha representado desde un cambio en los sistemas hasta uno de cultura. Amerita tiempo, atención, dedicación y aceptación. México es un país donde la mascota que más prevalece es el perro, esto de acuerdo a la Encuesta Nacional de Bienestar Autorreportado 2021 elaborada por INEGI. En cambios, los gatos representan el 20.25% de las mascotas que hay en los hogares mexicanos.

Es probable que esté pensando, ¿qué tienen que ver los perros y gatos con la migración de CFDI? Imagínese que el perro es la versión 3.3 del CFDI y el gato es la versión 4.0. El día de hoy nos informan que dentro de 2 años va a ser obligatorio que todos tengamos como mascota un gato. Como se imaginará, esto es un cambio trascendental con un sinfín de implicaciones. Por ejemplo, si visita la tienda de conveniencia de su preferencia resulta que el alimento para perro es el que prevalece. Nueve de once opciones son para perros, las 2 restantes son para gato. Por lo tanto, será necesario un cambio en la producción de alimento para mascotas.

Los perros son muy afectuosos con los humanos, tienen un sentido del olfato muy agudo, tienen un amplio espectro auditivo, son capaces de detectar el movimiento y la luz a distancia. Tal y como con los perros, con el CFDI 3.3 ya nos hemos acostumbrado a lidiar con él y sobrellevar las carencias y dificultades que representa. En cambio, los gatos son independientes, curiosos, ágiles, territoriales, tal y como como el CFDI 4.0, que cuidará más los detalles, brindará información de mayor calidad, que permitirá ser segmentada y explotada con mayor facilidad.

El gran inconveniente de la implementación de la versión 4.0 es que cada quien lo está viendo desde su trinchera, pero nadie lo ve de forma integral. La autoridad tiene claro su objetivo: mejorar la calidad de la información que recibe a través del CFDI y “corregir” los problemas y áreas de oportunidad del CFDI 3.3. Por el lado de las empresas, se busca implementarlo de la mejor manera y al menor costo. Pareciera que dejan fuera de la ecuación al cliente, al contribuyente de menor escala que requiere la factura pero que dada su nula capacidad de negociación, tiene que sucumbir a las condiciones y caprichos de las empresas para poder tener el “privilegio” de obtener una factura por la compra realizada.

Digo “caprichos” porque las empresas, en el proceso de emisión de CFDI, no son empáticas y no toman en cuenta al cliente. (para mayor referencia invito a la lectura de la columna “¡Quiero mi factura!” https://www.elfinanciero.com.mx/monterrey/2023/02/22/hugo-ortiz-quiero-mi-factura/ ) Imponen requisitos que van más allá del aspecto fiscal, solicitan documentación sin considerar si es o no indispensable para facturar. Además, no se busca una mejor manera o la más eficiente para todas las partes involucradas de obtener o validar la información; solo tienen en mente facilitar sus procesos. En pocas palabras prevalece la ley del más fuerte.

El hecho de solicitar la Constancia de Situación Fiscal (CSF) con fecha del mes en curso o del mes anterior es un ejemplo de lo mencionado en las líneas anteriores. Este documento es una de las formas más sencillas para el emisor de validar la información; sin embargo, se pasan por alto los diversos mecanismos que la autoridad ha puesto a disposición para validar la información del receptor de la factura, sin necesidad de proporcionar o solicitar un documento en especial. Me refiero a que sería suficiente con solicitar la información indispensable para facturar y validarla a través de las diversas herramientas que existen. El inconveniente de esta tarea es que la tendría que hacer el emisor de la factura y hay empresas que no están dispuestas a realizarla con el fin de facilitarles la vida a sus clientes.

Pareciera que en este caso aplica el dicho de “el peor enemigo de un mexicano, es otro mexicano”. Mientras no exista empatía difícilmente logaremos que esta transición sea benévola para los participantes. Cada quien lo ve desde su trinchera y no se tiene conciencia sobre si el requisito o la información solicitada realmente es necesario o solo se solicita para facilitar los procesos internos. Las horas hombre involucradas en cumplir esos caprichos serán cuantiosas, eso sin considerar los efectos fiscales de no obtener una factura que ampare la adquisición de un bien o servicio.

En fin, mientras siga operando la ley de la selva en el proceso de obtención de CFDI, seguiremos sufriendo y dejando de aprovechar las ventajas que representa el tener un gato en nuestras vidas (CFDI 4.0).

Contacto: huorsa@ortizgarza.com.mx


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