Monterrey

Thomas Michael Hogg: La realidad del “Nearshoring Boom”

De acuerdo con el “Nearshoring Data Monitor de Santander”, México podría alcanzar un crecimiento adicional de hasta 8 por ciento en su PIB en los siguientes seis años.

Las crecientes tensiones geopolíticas, las nuevas dinámicas en el comercio y la pandemia han influido en las decisiones de inversión y el movimiento de mercancías en todo el mundo. Cuando se trata de surtir y comerciar bienes con los Estados Unidos, México es una alternativa de abastecimiento lógica. Aunque China ha dominado por dos décadas con su fuerza de “CHINA EXPORT”, el aumento (prepandemia) de los aranceles sobre el comercio entre EE. UU. y China, contribuyó a la nueva tendencia de “localización cercana” entre las empresas dependientes de Asia. Las interrupciones posteriores de la cadena de suministro global de la era COVID-19 aumentaron la actividad comercial entre Estados Unidos y México, empujado bajo el acuerdo de libre comercio del TMEC.

Según nuestro “mapeo de inversiones de Nearshoring” (de la firma TMH Consulting and Investment Group), hemos detectado desde enero 2022 más de 150 anuncios de inversión, sumando en total más de 20 mil millones de dólares. De acuerdo con el “Nearshoring Data Monitor de Santander”, México podría alcanzar un crecimiento adicional de hasta 8 por ciento en su Producto Interno Bruto (PIB) en los siguientes seis años impulsado por la relocalización de inversiones. Es decir, México podría pasar de representar un actual 14 por ciento de las importaciones de Estados Unidos de Norteamérica al 20 por ciento para el año 2030, lo que abre una oportunidad sin precedentes. Cada punto porcentual que México gane en la participación de las importaciones norteamericanas implica una aceleración de más de un por ciento en el PIB.

Las empresas apuntan a cadenas de suministro más cortas y resilientes, al tiempo que evitan los riesgos geopolíticos, lo que convierte a México en un lugar de producción privilegiado para la fabricación que atiende al mercado norteamericano. En efecto, cada vez hay más evidencia de empresas que trasladan la producción de Asia a México, incluidas Boeing, GM, Honda, Nucor, Oster, Samsung, Mattel y Black & Decker, que han trasladado más de 3 mil millones US$ en producción anual al país. Históricamente, Estados Unidos ha representado casi la mitad de la IED en México, lo que indica la relación comercial altamente integrada de los dos países. Las empresas estadounidenses invirtieron 15 mil millones US$ en la economía de México en 2022. Más del 50 por ciento de la actividad más reciente del nearshoring llega a Nuevo León y Coahuila. Los estados de Chihuahua y del Bajío también beneficiándose fuertemente. A las recientes inversiones en México se suman empresas occidentales como Tesla, Bosch, ZF Group, BMW, Continental, Magna, Navistar, Whirlpool, AGP Glass, Honeywell, Eaton, Georg Fischer, Borgwarner y Kohler.

La buena oferta de mano de obra de México y los salarios relativamente bajos lo convierten en un lugar rentable también para empresas asiáticas que anuncian cada semana nuevas inversiones en México para seguir atendiendo el mercado estadounidense. Entre estas empresas se encuentran Kia, Hisense, Yanfeng, Lizhong, Lingong, Daye, y Yinlun. En particular, China ha ampliado significativamente sus inversiones y es la fuente de inversión extranjera de más rápido crecimiento en México. México cuenta no solo con mano de obra accesible, sino también con mano de obra calificada a través de sus universidades, institutos tecnológicos y escuelas de ingeniería que han permitido que el país tenga una de las tasas más altas de penetración de ingenieros/as per cápita, ubicándose en el TOP 10 mundial. La cadena de suministro de automóviles es enorme, donde se debe enfrentar aún más y mejor la disponibilidad energética para que México participe de forma contundente en la revolución de los vehículos eléctricos. La mayoría de las autopartes producidas en México son para mercados extranjeros e incluyen marcas globales como General Motors, Ford, Honda, Hyundai, Kia, Toyota, Mercedes-Benz y Nissan. Al final, se exportan nueve de cada diez vehículos fabricados en México.

Lo que es muy importante no olvidarnos en este entorno creciente de los fuertes retos como el cuidado del medioambiente, la disponibilidad de recursos y energía, la creación de infraestructura, la seguridad y la oferta de salud que deben ofrecerse en una localidad. Los gobiernos estatales y municipales, empresas, universidades y población deben actuar de manera coordinada para que los nuevos proyectos sean de beneficio para todos los participantes.

La escasez de recursos naturales como el agua y el ambiente polarizado de la política nacional, con elecciones en puerta, son factores a tomar en cuenta. Es un entorno complejo y el costo de oportunidad de la mala toma de decisión es más alto que nunca, tanto a nivel político y a nivel empresarial.

El primer gran reto para las empresas que decidan cambiarse es el capital humano. La empresa que decida relocalizarse debe tomar en cuenta la disponibilidad de la fuerza laboral que requerirá para su operación. Temas de nivel de sueldo, prestaciones, cercanía al lugar de trabajo, transporte e incluso subsidios para acceder a un comedor dentro de las instalaciones son necesidades reales que afectan la rotación. Además, la nueva ubicación geográfica debe estar acorde con las necesidades logísticas de operación y traslados para la empresa. Muchas empresas vienen con una gran expectativa y ciertas promesas que, al establecerse en un municipio específico, deben comprobarse.

En la realidad, una vez iniciando operaciones muchas empresas tienen una curva de aprendizaje larga y ocurren en costos adicionales. Las condiciones actuales de financiamiento y regulaciones sectoriales son otros retos que hay contemplar. El Corredor T-MEC, que consiste en un proyecto logístico portuario y ferroviario, es o era una de las obras más grandes en el rubro del comercio internacional que busca(ba) ampliar las conexiones ferroviarias de México hacia nuevas zonas del continente norteamericano. Este proyecto estratégico iba a conectarse desde el puerto de Mazatlán hacia Durango, fortaleciendo las rutas hacia el Norte a Monterrey, Ciudad Juárez, Laredo, Houston, Dallas, Tulsa, Chicago hasta Winnipeg. Es un ejemplo donde se tiene la visión empresarial, pero a nivel de agilidad e implementación se depende del apoyo y el compromiso del Gobierno.

En mi opinión, México, particularmente a nivel federal, debe invertir en su infraestructura ferroviaria y vial porque el transporte debe habilitar la nueva dimensión logística. Hay que priorizar y acelerar inversiones en infraestructura, educación y certificaciones para aprovechar la tendencia del Nearshoring. La integración de empresas locales mexicanas debe ser parte fundamental de una estrategia nacional donde los estímulos, incentivos y condiciones de financiamiento deben beneficiar en primer lugar a empresarios/as de México. Empresas extranjeras que se establezcan en México deben valorar el recurso y la tierra, donde no solo debe ser un tema de capitalizar oportunidades a corto plazo sino lograr beneficios mutuos. Para México el tema del “ally-shoring” hace mucho más sentido que un mero enfoque del “nearshoring”. El ally-shoring, que se da mucho más con empresas occidentales, implica desarrollar un ecosistema a largo plazo. Un crecimiento de México bajo un nearshoring oportunista sin suficiente desarrollo sería muy peligroso y costoso. Proyectos productivos con un enfoque de “valor agregado”, más allá de la pura maquila, son primordiales porque generan mejores finanzas y mejores empleos al mismo tiempo. Implicaciones y beneficios a largo plazo deben ser factores a tomar en cuenta para generar un desarrollo y crecimiento sustentable. Tener una mayor integración y competitividad en múltiples industrias con sus eslabones se da con un enfoque integral y circular.

De nuevo, se hace un llamado a las empresas nacionales de invertir para dominar ciertos nichos, para que México no solo sea capitalizado por China, porque hay datos duros que muestran que las importaciones de China en México crezcan igual o aún más que las exportaciones de México a Estados Unidos. Es urgente incentivar empresas nacionales, más y mejor, dónde las políticas económicas y financiamientos para con sus paisanos deben mejorarse. Fomentar la especialización y certificación, que significa desarrollar capacidades. El cambio de ruta en el “shoring” o “sourcing” no fuera tan malo si México solo lograría cobrar la cuenta con más empresas mexicanas desarrolladas, empleos mucho mejor remunerados y en mejorar la capacidad a nivel de instituciones, infraestructura y en temas de I+D. El reto es habilitar un círculo virtuoso para que el TMEC beneficia en primer lugar a sus integrantes.

En conclusión, el tema del Nearshoring es una tendencia actual real, pero ocupa aún mucha planificación, vinculación, coordinación e inversión correcta para que genere beneficios circulares y sostenibles en el tiempo, en especial para con su propio país.

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