México se encuentra en uno de los momentos más prometedores, en cuanto a atracción de inversión se refiere, de los últimos años. La reconfiguración de las cadenas de suministro a raíz de la pandemia, el conflicto comercial entre Estados Unidos y China, así como la guerra en Ucrania, ha traído como consecuencia que para muchas empresas que buscan llegar al mercado estadounidense, les resulte muy atractivo el tener sus operaciones geográficamente cerca de dicho mercado. Es importante mantener en cuenta, sin embargo, que estas empresas llegar con algunos requisitos muy estrictos que deben ser atendidos. Entre dichos requisitos destaca la necesidad de que la energía eléctrica que utilicen para sus operaciones provenga de fuentes de energía renovable, lo cual significa un gran reto para México dado el rumbo que se le ha dado este sexenio a la política energética.
El cambio a energías renovables es una de las prioridades industrias como la automotriz y de tecnología, que buscan reducir su impacto ambiental y mejorar su competitividad. Las cadenas de suministro de estas industrias son complejas y requieren de una coordinación entre múltiples actores, desde los proveedores de materias primas hasta los distribuidores finales. Por ello, las metas de cambio a las energías renovables deben abarcar todos los eslabones de la cadena y considerar los aspectos técnicos, económicos y sociales que implica esta transición. Al formar parte de esta cadena, las empresas proveedoras están restringidas a cumplir con estas metas para mantener a sus más grandes clientes. Estas metas suponen un reto y una oportunidad para las empresas, que deben adaptarse a las nuevas exigencias del mercado y hacerlo a pesar del entorno adverso.
Además del origen renovable de su energía eléctrica, las empresas tienen como prioridad el minimizar sus costos energéticos, pues en algunas industrias el costo de la energía eléctrica llega a representar más del 20% del costo total de su producto final. Reducir los costos de energía es una estrategia clave para mejorar la competitividad y la rentabilidad de una empresa industrial. En muchos casos que hemos observado en México, las empresas que llegan buscando energías renovables descubren que, además del beneficio de la reducción en su huella de carbono, existe un gran potencial de ahorro. Si bien en casi todo México es posible conseguir tarifas de energía inferiores a las de CFE Básico, el norte del País destaca ampliamente en este aspecto. En esta región, la gran mayoría de los clientes que hemos apoyado en EPSCON han tenido ahorros sostenidos por encima del 15% y con meses en donde el ahorro a llegado a rebasar ligeramente el 50%.
Ante este apetito de energía renovable y de reducción de costos de energía, muchas empresas industriales han optado, y lo están haciendo cada vez más, por instalar generación solar en sitio. La gran mayoría de las empresas que optan por ello lo hacen bajo el esquema de generación distribuida, bajo el cual pueden instalar menos de 500 kW pero no requieren permiso de generación. En años recientes, el costo de los principales equipos de generación solar ha tenido importantes reducciones, además de que las opciones de facilidades de pago, opciones de financiamiento y esquemas de cero inversión se han multiplicado. Además de ello, las alternativas de sistemas de almacenamiento con baterías comienzan a ser rentables en ciertas aplicaciones, lo que robustece fuertemente a los sistemas de generación solar. Muchas empresas en México han encontrado que la generación solar distribuida brinda a sus instalaciones una muy buena imagen y hace palpables sus esfuerzos de transición energética.
La industria energética en México no tiene por qué ser un obstáculo para la atracción de inversión extranjera. El País tiene una ubicación privilegiada en cuanto a recursos renovables como la radiación solar y el potencial eólico, además de que se encuentra en la zona del mundo que tiene los precios de gas natural más bajos. El sector energético en México tiene el potencial de ser un fuerte atractivo para las empresas que buscar reubicar sus operaciones en la zona T-MEC, incluso siendo está misma industria un motor de crecimiento económico. Las empresas industriales tienen un enorme apetito por energía a precios competitivos y especialmente energía renovable. México tiene el potencial no solo de saciar ese apetito, sino de explotarlo en beneficio de su economía. La oportunidad es enorme y está frente a nuestras narices, es el momento de apostar fuerte y permitir que México se deje impulsar con todo el potencial de esta ola.