Monterrey

Pablo de la Peña: Inflación y crecimiento

En el mes de mayo la inflación general anual fue del 5.84 por ciento.

En días pasados el INEGI dio a conocer la inflación para el mes de mayo. La buena noticia es que mayo es el octavo mes consecutivo que muestra reducciones en la inflación en términos anuales. Recordemos que en el mes de septiembre del 2022 tuvimos la inflación más alta en los últimos 20 años, con 8.70 por ciento. Ahora en el mes de mayo la inflación general anual fue del 5.84 por ciento. Aunque la inflación subyacente sigue siendo más alta que la inflación general en 7.39 por ciento, también está dando muestras de una reducción constante.

La inflación subyacente es la que preocupa al Banco de México, porque la variación en los precios de los bienes y servicios no responde a situaciones cíclicas o fenómenos extraordinarios, como sequías, ciclones, o decisiones administrativas que no responden a las fuerzas de mercado como la oferta y demanda. Por lo que, si la inflación subyacente muestra incrementos de manera consecutiva es porque las fuerzas del mercado están actuando de manera más dinámica, es decir, las familias o “los compradores” están incrementado su demanda de bienes y servicios por encima de la capacidad de la oferta, por lo que los precios suben. Para contrarrestar este “calentamiento de la economía” el Banco Central incrementa las tasas de interés para desalentar tanto el consumo, como la inversión y el crédito a tal nivel que la economía reduzca su ritmo y los precios se mantengan relativamente estables.

Analizando el comportamiento de la inflación general y de la inflación subyacente, se puede observar que por lo regular (no siempre y tampoco es ley) la inflación subyacente se mantiene por debajo de la inflación general. Por ejemplo, en enero del 2022 la inflación general anual era del 7.65 por ciento, mientras que la inflación subyacente era del 7.28 por ciento, pero en noviembre del 2022 la inflación general anual fue del 7.80 porciento y la subyacente saltó a 8.51 por ciento. Ahora, como ya lo mencioné, la inflación general es del 5.84 porciento y la subyacente del 7.39. Lo que quiero resaltar es que la inflación general, como si incluye el impacto por fenómenos cíclicos, más allá de las fuerzas tradicionales de mercado, como la oferta y demanda, tiene una mayor volatilidad, sube o baja más rápido que la inflación subyacente, por lo que el Banco de México pone mayor atención en la inflación subyacente para tomar sus decisiones de política monetaria.

Regresando a las buenas noticias, tanto la inflación general como la subyacente muestran reducciones continuas desde octubre y diciembre del año pasado, respectivamente. Lo que nos ayuda a entender porque Banxico no incrementó su tasa de interés objetivo en el último mes, y cada vez hay más probabilidades de que a finales de este año empiece una reducción de su tasa de interés.

Hace unos días, precisamente, el Banco de México dio a conocer los resultados de su encuesta a especialistas en economía del sector privado, para el mes de mayo, y aunque hay una mejora marginal en la expectativa de inflación para este 2023, la expectativa para el crecimiento del PIB para este año si se mejoró de manera importante.

En enero de este año, los especialistas tenían la expectativa de que la inflación para todo el año sería de 5.19 por ciento y ahora en el mes de mayo, la expectativa de inflación bajó al 5 por ciento. Yo creo que, de mantenerse la dinámica decreciente de la inflación en los siguientes meses y de acercarnos a una inflación mensual del 4 por ciento en el segundo semestre de este año, el Banco Central podría empezar a bajar su tasa de interés objetivo. Para alcanzar una tasa de inflación promedio anual para todo el 2023 deberíamos alcanzar el nivel del 4 porciento aproximadamente para el mes de septiembre y, de ser así, entonces sí podríamos ver reducciones en la tasa de interés objetivo por parte del Banco de México.

Por otro lado, el Banco de México cambió su expectativa de crecimiento para la economía del país para el 2023, se espera que el PIB crezca entre 1.7 y 2.9 por ciento, con una estimación aproximada al 2.3 por ciento. Esta es buena noticia para la economía mexicana porque la estimación del Banco Central en el trimestre anterior era del 1.6 por ciento. Sin embargo, los especialistas en economía del sector privado aun ven algunos factores que pueden frenar o poner en riesgo este crecimiento.

En primer lugar, se encuentran los problemas de inseguridad, seguido de la incertidumbre política y problemas de estado de derecho, la impunidad, la corrupción y la falta de cambios estructurales. Es importante mencionar que estos mismos factores eran preocupación en la encuesta de enero de este año, el único factor que podría poner en riesgo el crecimiento de la economía mexicana que estaba en la encuesta de enero y que ya no aparece como un factor preponderante en la última encuesta de mayo de este año, es precisamente la presión inflacionaria.

Creo que, a pesar de todo, la economía mexicana se ha mantenido relativamente estable, pero dadas las condiciones estructurales de nuestra economía y de nuestra sociedad, la estabilidad no significa avance sino retroceso para sentar las bases de un crecimiento más acelerado y sostenido para el largo plazo en nuestro país.

Pablo de la Peña

Pablo de la Peña

Decano Asociado de Educación Continua de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno y director de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública, profesor del Tec de Monterrey de Economía y de Gestión Pública Aplicada.

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