México, específicamente la región del noreste se ha convertido en una zona demasiado atractiva para los inversionistas extranjeros. Todos los días leemos o escuchamos noticias de la apertura de nuevas plantas industriales o la ampliación de las que ya existen.
En los últimos dos años, el estado de Nuevo León ha recibido 119 proyectos, los que representan inversión directa por $8,400 millones de dólares. Al mismo tiempo, estas grandes inversiones han generado la enorme cifra de 160 mil nuevas plazas formales de trabajo.
Los datos mencionados son cifras alentadoras y que generan un enorme impacto positivo en materia financiera, económica y social para la población. Siempre será relevante que empresas multinacionales vengan a nuestro territorio a invertir y ofrecer empleos formales en todos los niveles, desde operativos hasta profesionistas. Sin embargo, la gran incógnita que surge para las organizaciones actuales es, ¿de dónde se va a captar el talento humano para cubrir con esas nuevas posiciones vacantes?
Definitivamente, habitantes de otras regiones del país tenderán a trasladarse a tierras regias al notar la gran oferta laboral con la que se cuenta, (será responsabilidad de las autoridades gubernamentales asegurar que se cumplan las condiciones de vida para los habitantes actuales y los que vengan) pero la competencia por tener a la mejor mano de obra disponible se agudizará, es ahí en donde las organizaciones deben analizar que deberían estar haciendo en materia de talento humano para enfrentar dicha situación.
Es fundamental que las directivas de las empresas coloquen en el núcleo de sus estrategias al trabajador, no solo en la teoría sino en la práctica. Así mismo, tener al departamento de recursos humanos en el círculo de toma de decisiones. En este momento es impensable y sería un gran error tomar alguna decisión de negocio sin antes consultar la opinión de la administración de personal.
Ahora más que nunca, se debe identificar y reconocer a los colaboradores que juegan un papel crítico para el negocio, también a los que se desenvuelven con un gran desempeño, ya que será crítico mantenerlos motivados, comprometidos y con oportunidad de realmente hacer una carrera dentro de la compañía, de lo contrario se corre el gran riesgo de perderlos ante la oferta que emita la competencia.
Los sistemas de trabajo de la administración del talento deben ser más ágiles y precisos. La información se genera a gran volumen y en tiempo récord, por lo cual es muy importante que la empresa sea capaz de procesar estos conjuntos de datos y sobre ello tomar decisiones que representen éxito para el capital humano. Ya no bastará con aplicar las funciones básicas que históricamente se le adjudicaban a Recursos Humanos. Ahora todos los niveles de la organización deben entender y comprometerse a mantener a su gente como prioridad y sobre eso diseñar la estrategia y cultura del negocio. De lo contrario, vendrán aquellas que, si lo comprendan y apliquen, a posicionarse sobre las que no, convirtiéndose en las referentes y líderes del mercado.
Es momento de autoanalizarnos y evolucionar, las empresas que aprenden son las que perduran y trascienden en el tiempo, el resto estará condenado al fracaso más temprano que tarde…
El autor es miembro del comité de Capital Humano de Index Nuevo León.