En mi nota de la semana pasada, preguntaba dónde estaban los $60 mil millones de dólares que cada año entran al País por concepto de remesas, que envían nuestros paisanos trabajando en el exterior, porque en las reservas del Banco de México no están, y de hecho, éstas disminuyeron en 2022, porque el Banco vendió dólares en términos netos durante el año pasado, inyectando más dólares a la economía, aumentando la “oferta”, que según los especialistas financieros, es la que explica la fortaleza del peso.
Comentaba también, que el exceso de oferta, sobre la demanda, explica muy bien un menor precio, excepto en bienes o servicios cuya oferta puede ser “administrada” por los oferentes, de tal suerte que el exceso de oferta no llegue al mercado, por lo que esta teoría, del dólar barato por exceso de oferta, no me parece, en lo personal, muy sólida, ya que el dólar no es un bien “perecedero” que se echa a perder si no se vende.
Revisando detalladamente los reportes del Banco de México, que a partir de la última publicación, para 2022, incluyen un desglose más completo de las cuentas de “Servicios”, se pone de manifiesto que las remesas se contabilizan en su totalidad y forman parte de las divisas que entran al País, y se usan para pagan parte de las importaciones de bienes y servicios, y ayudan (al contabilizarse como ingresos) a evitar que el déficit de la balanza en cuenta corriente del País, no sea mayor.
De esta manera, el déficit en cuenta corriente que se registró el año pasado, de $13,423 millones de dólares, equivalentes al 0.9% del PIB, que en opinión del Banco de México, tuvo “una moderada ampliación” de solo 50%, ya que en 2021 fue de 0.6% del PIB, refleja ya la entrada y el uso de las remesas por un total de $58,510 millones de dólares, por lo que en ausencia de estas entradas de dólares al País, el déficit en cuenta corriente sería de $71,934 millones de dólares, y representaría el 4.8% del PIB.
Si el Banco de México tuviera que proveer los dólares a la economía para financiar ese déficit en cuenta corriente, en unos 3 años la reserva internacional estaría por agotarse, ya que la balanza de capitales también se reporta deficitaria.
En efecto, en 2022, el saldo de la balanza de la cuenta de capital se reporta negativa en solo $72 millones de dólares, y la cuenta financiera, que incluye operaciones financieras derivadas, así como errores y omisiones, registra un endeudamiento neto del País de $12,784 millones de dólares, poniendo en evidencia que ni ingresan ni salen del País, los grandes capitales financieros especulativos que señalan algunos analistas, como explicación a la fortaleza del peso, apuntalada por la gran oferta de dólares que llegan al País, buscando aprovechar los diferenciales en las tasas de interés.
Es decir, no hay evidencia en la Balanza de Pagos, que estén ingresando a los mercados financieros del País, una gran cantidad de dólares (ni por inversión extranjera) que explique el supuesto “exceso” de oferta que haga que el precio de la divisa estadounidense se deprecie.
En lo referente al mercado financiero, la propia estadística del Banco de México, sobre la tenencia de valores gubernamentales en manos de extranjeros, reporta un continuado descenso, y de $1,707 miles de millones de pesos reportados al cierre del año pasado, al 7 de Julio de este año, la cifra se ha reducido a $1,650 miles de millones de pesos, por lo que de hecho, en términos netos, los inversionistas extranjeros han sacado dólares del País, a pesar de las atractivas tasas de interés que ofrece México.
Entonces, habrá que buscar nuevas explicaciones a la fortaleza del peso frente al dólar, una de las cuales, es que la divisa estadounidense pasa por un período de debilidad frente al resto de las divisas, no solo contra el peso mexicano, ya que por ejemplo, el peso Chileno, en las últimas 52 semanas se ha apreciado un 14% frente al dólar, mientras que el real Brasileño se ha apreciado en un 12%, porcentajes cercanos al 17% de apreciación del peso mexicano frente al dólar estadounidense.
Finalmente, quienes atribuyen la fortaleza del peso a la “salud” y a la “disciplina” de las finanzas públicas, o no saben gran cosa de finanzas públicas, o no leen bien los propios reportes que publica la SHCP, ya que con unos requerimientos financieros proyectados de 4.1% del PIB (estimación oficial), que seguramente superarán el 4.5%, (cuando al inicio del sexenio fueron de 2.5%) lo cual aumentará la deuda pública en una cifra cercana al billón y medio de pesos, pinta de cuerpo entero la realidad actual de las finanzas públicas para 2023, situación que se agravará en 2024, ya que por ser año de elecciones y último del sexenio, las presiones por mayor gasto aumentarán el déficit y se verán obligados, irremediablemente, a colocar mayor deuda.
No, las finanzas públicas no están “sanas”, por lo que no puede considerarse ésta como una explicación a la actual fortaleza del peso, sino más bien, como ya se apuntó, a una debilidad del dólar estadounidense.