De 33 aspirantes a obtener la candidatura presidencial del Frente Amplio por México, quedan actualmente 12 compitiendo para obtener uno de los tres lugares para participar en la elección del 3 de septiembre.
Hasta el 5 de agosto estarán intentando recolectar un mínimo de 150 mil firmas con representación en cuando menos 17 entidades federativas.
De acuerdo con la percepción de preferencias, los aspirantes Santiago Creel, Enrique de la Madrid, Xóchitl Gálvez y Beatriz Paredes Rangel, se situan entre quienes tienen mayores probabilidades de llegar a la gran final.
A esta fecha son más de 20 los (las) aspirantes que han declinado su intención de participar; algunos se han manifestado por participar activamente en el Frente en diversas responsabilidades, otros, simplemente se han retirado con su capital político bajo el brazo.
A partir de la creciente popularidad de Xóchitl Gálvez, han surgido comentarios presionando a los demás aspirantes para que declinenen a favor de ella, lo que sería un grave error.
El proceso de elección democrática del candidato (a) del Frente debe completarse por diversas razones:
1. El ejercicio de selección, aunque perfectible, ofrece legitimidad y genera entusiasmo para participar electoralmente lo que es importante de cara al 2024.
2. Todas y todos los aspirantes registrados tienen aspiraciones legítimas y un capital político que han formado a lo largo de los años que merecen poner a prueba.
3. La competencia interna es un excelente ejercicio de “calentamiento”, para afinar las estrategias, propuestas, tácticas y acciones del Frente.
4. Las encuestas y sondeos de preferencias pueden estar sesgadas.
5. Los medios, las redes o grupos políticos pueden estar distorcionando la realidad e incrementando ficticiamente la popularidad de algún aspirante.
Como parte de este proceso es necesario que se establezca un pacto de colaboración y de unidad en torno al ganador (a) de la contienda para que las propuestas de políticas públicas, el proyecto de nación planteado por cada aspirante y, principalmente, su capital político-electoral, pasen a formar parte del arsenal del Frente.
Transitar por este ejercicio con civilidad política y legalidad, y concluirlo en unidad, será un excelente punto de partida para sentar las bases de una plataforma ideológica y electoral con posibilidades de lograr el triunfo en las elecciones presidenciales del próximo año y en las del Congreso de la Unión.
Tan importante como garantizar un proceso de selección democrático, transparente, equitativo y legal, es establecer el mecanismo adecuado para que cada uno (a) de los aspirantes, se comprometa a aportar toda su fortaleza política a la persona elegida.
El desafío para el Frente es mayúsculo.
Se enfrenta a Morena con 22 gobernadores, cientos de municipios, diputados y senadores. Se enfrenta a un Presidente de la República, convertido en Jefe de Campaña y líder extra oficial del partido oficial, con grandes recursos económicos y políticos a su disposición; desafiante a las reglas electorales y a la Constitución Política; y con un alto porcentaje de preferencia en todo el País.
Es una versión moderna, y recargada, del presidencialismo y del partido en el poder, practicado por los gobiernos del PRI durante 70 años caracterizado por el abuso del poder y la obstinación por mantenerlo por “razones” de Estado: antes era que México no estaba preparado para la democracia, ahora, que la 4 T debe continuar.
Para enfrentar este desafío se requiere de un liderazgo legítimo, que promueva la concordia y la unidad, para elaborar un nuevo proyecto de nación humanista, social y sostenible, en el que nadie quede fuera y en el que impere el Estado de derecho, la armonía, el respeto, la equidad, la inclusión, la libertad y la igualdad de oportunidades.
Se requiere la suma de todas y todos; no se rajen.
El autor es economista, demógrafo y politólogo. Profesor de la Universidad Autónoma de Nuevo León.