En mi nota de la semana pasada, apuntaba que el Banco de México registró el año pasado, el ingreso al País de $58,510 millones de dólares por concepto de remesas, y que estas divisas se registraron dentro de las Exportaciones de Mercancías y Servicios, por lo que el déficit en cuenta corriente que se tuvo el año pasado, de $13,423 millones de dólares, incluye como ingreso por “exportaciones” las remesas obtenidas, es decir, el déficit en cuenta corriente con el exterior, descontando el ingreso por remesas, sería de $71,933 millones de dólares, equivalentes al 4.8% del PIB, cifra 5.3 veces superior a la reportada oficialmente.
Registrar los ingresos por remesas, dentro de los obtenidos por exportaciones de bienes y servicios, no se apega a los conceptos que en estricto sentido están incluidos dentro de la “Balanza de Cuenta Corriente”, ya que las remesas, tal y como lo define el propio FMI, se consideran flujos de ingresos por transferencias unilaterales, al igual que las donaciones y las subvenciones que reciben los residentes en el País, sin compensación o contraprestación alguna hacia el exterior.
De tal suerte, lo correcto es que se registren estos ingresos por remesas, en la cuenta de flujos financieros, y no en la cuenta corriente de mercancías y servicios.
Este asunto debe ser analizado detenidamente, y realizar los asientos contables en atención a la naturaleza de las remesas que envían nuestros paisanos radicando en el exterior, las cuales tienen atributos de “transferencias unilaterales”, como las define el FMI, y no de pago de servicios de mano de obra de mexicanos radicando en el extranjero, ya que incluso, el origen de los recursos que envían nuestros connacionales, no solo provienen de salarios, sino también de actividades empresariales, además de que durante la pandemia, provenían más de subsidios gubernamentales, que de pago de salarios y de utilidades.
Más aún, en estricto sentido, siguiendo con esa línea de registro, sería la totalidad de los salarios pagados, y la totalidad de las utilidades obtenidas, lo que en todo caso podría asimilarse a “exportación” de servicios, y no solo la fracción que voluntariamente envían nuestros trabajadores a sus familiares, vía remesas.
Otro punto más que es importante señalar, de esta práctica metodológica y contable que realiza el Banco de México, de que el total de las remesas (casi $60 mil millones de dólares) efectivamente entran al País, y se usan para pagar un monto similar de importaciones, cuando en la práctica, es un hecho que no todos los dólares que envían nuestros paisanos realmente ingresan al País, por lo que no están disponibles para que los importadores los adquieran y paguen con esos dólares sus importaciones.
Los paisanos acuden en EUA a una oficina bancaria o a una entidad financiera para solicitar el servicio de envío de remesas, el cual se otorga a través de una entidad mexicana, subsidiaria regularmente, la cual paga en moneda nacional, al beneficiario, el importe enviado por el familiar residente en el exterior.
Obviamente, se hacen los cargos y los abonos correspondientes entre las entidades involucradas, y lo evidente, es que en México, el beneficiario recibe pesos, no dólares, los cuales se quedan en el exterior, y entran al activo financiero de la entidad pagadora en México, por lo que registrar el total de remesas enviadas al País, como ingreso en dólares, que se usa para pagar importaciones, no luce muy convincente.
Finalmente, y cambiando de tema, el INEGI acaba de dar a conocer los resultados del Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) para el mes de Mayo, el cual se utiliza para adelantar el comportamiento del PIB, y reporta que este indicador se estancó y se mantuvo sin cambios, con respecto al nivel registrado el mes anterior, destacando que el sector terciario (servicios y comercio) el más grande de la economía, decreció 0.4% con respecto al nivel observado en el mes anterior, lo cual no son buenas noticias, más ahora que se está elaborando el paquete económico para 2024.
En efecto, las estimaciones y proyecciones macro, con las que se elabora la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos de la Federación, se hacen con las últimas cifras oficiales que proporciona el INEGI, las cuales nos dicen que la economía, durante el mes de Mayo, está prácticamente estancada, con crecimiento cero, versus el nivel alcanzado el mes anterior.
En cuanto al consumo, principal componente del PIB, el último dato publicado por el INEGI, al mes de marzo, apunta un modesto crecimiento de solo 0.3%, sin embargo, este crecimiento está explicado en su totalidad por el consumo de bienes importados, (aprovechando el dólar barato), ya que el consumo de bienes y servicios producidos nacionalmente, se reportó en 0%, sin incremento alguno, lo que impacta negativamente a la producción nacional.
Habrá que revestirse de un optimismo desbordado para elaborar las proyecciones económicas para 2024.