Los días 22 y 23 de junio del presente año, se celebró en París la “Cumbre para un nuevo pacto financiero global”. Este evento contó con la participación de más de 40 líderes mundiales con el objetivo de buscar soluciones financieras que respalden la consecución de objetivos globales, tales como la lucha contra la pobreza, la reducción de las emisiones que contribuyen al calentamiento global y la protección del medio ambiente.
Entre las principales ideas surgidas en la cumbre, se destacó la necesidad de desarrollar y utilizar sistemas de alerta temprana para eventos naturales extremos que puedan ocasionar daños significativos a las comunidades y conllevan altos costos económicos. Además, se planteó la necesidad de crear nuevos tipos de seguros financieros que brinden una cobertura más eficiente en estas situaciones, tanto a los individuos como a las instituciones, generando así una mayor urgencia para que grandes sectores de la población de países en desarrollo formen parte de los sistemas financieros locales.
Durante dicha Cumbre el presidente de Francia, Emmanuel Macron, planteó la propuesta de implementar impuestos internacionales con el fin de generar los recursos necesarios para abordar los desafíos globales. Estos impuestos podrían ser aplicados al transporte marítimo, la aviación e incluso a las transacciones financieras (https://www.lemonde.fr/en/international/article/2023/06/21/biden-macron-lula-we-must-prioritize-a-just-and-inclusive-transition_6034584_4.html?random=2078050424&random=771963421). Esta idea se ha venido discutiendo desde hace varios años como el enfoque económicamente más eficiente para reducir las emisiones y cumplir con los objetivos ambientales. Según Resources for the Future (https://www.rff.org/), la mejor opción consistiría en establecer un mecanismo que incremente los costos de las fuentes de energía, en proporción a las emisiones de dióxido de carbono que generen, o bien implementar estándares relacionados con la electricidad limpia y el rendimiento de las emisiones. En este sentido, la plataforma “En-ROADS”[1], creada por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), muestra que un incremento en el precio del carbono podría generar un menor incremento de la temperatura global de hasta 1°C en los próximos años.
No obstante, es fundamental tener en consideración que los costos adicionales podrían repercutir en los consumidores de energía, por lo cual se requiere diseñar políticas que minimicen el impacto en los individuos con escasos recursos económicos. Asimismo, definir y supervisar la trayectoria que los flujos financieros generados por este gravamen realmente se distribuyan y dirijan a sectores económicos, comunidades o individuos que hoy en día están en una situación de alto riesgo, dada su ubicación geográfica o económica.
Es en este contexto que los sistemas financieros desempeñan un papel de suma importancia en la eficiente transferencia de recursos económicos, no sólo para optimizar la asignación de recursos financieros a las economías, sino también en la creación de las herramientas necesarias para abordar eficazmente el desafío del calentamiento global. Al respecto, el reporte “Inclusive Green Finance: A policy and advocacy approach”, publicado por la Organización de las Naciones Unidas en mayo de este año, aporta evidencias rigurosas que sugieren que el acceso a los servicios financieros puede fortalecer la resiliencia de las personas y los hogares frente a perturbaciones negativas relacionadas con el clima.
La autora es Profesora y Líder Región Occidente del FAIR Center for Financial Access, Inclusion and Research.