Una serie de anuncios en inversión extranjera ha llegado a México durante los últimos 20 meses. Cada vez hay más evidencia de empresas que trasladan la producción de Asia a México, así lo han hecho Boeing, GM, Honda, Nucor, Oster, Samsung, Mattel y Black & Decker. A estas recientes inversiones se suman compañías occidentales como Tesla, Bosch, ZF Group, BMW, Continental, Magna, Danfoss, Navistar, Whirlpool, AGP Glass, Honeywell, Eaton, Georg Fischer, Forvia, Luminar Tech, Borgwarner y Kohler.
En especial Nuevo León como estado y Monterrey como ciudad tienen un auge nunca antes visto. Por un lado, se tienen expansiones importantes en Ternium, Brembo, John Deere y Heineken; y, por otro lado, llegan cada vez más inversiones asiáticas para seguir conquistando el mercado estadounidense, entre estas empresas se encuentran KIA, Daikin, Hisense, Yanfeng, Lizhong, Lingong, Sungwoo Hitech, Daye, y Yinlun. En sí, son muy buenas noticias para el empleo y crecimiento económico, pero hay desafíos que aún no se dimensionan lo suficiente.
El costo de oportunidad de la mala toma de decisión es más alto que nunca, en especial a nivel político. Las empresas y sus colaboradores exigen más seguridad, disponibilidad de transporte, energía a precios razonables, creación de infraestructura y buena oferta de salud y vivienda. Es muy importante en este entorno enfrentar y atender los fuertes retos que deben ofrecerse.
El Gobierno federal, los gobiernos estatales y municipales deben planear de manera coordinada el crecimiento para que los nuevos proyectos sean de beneficio para todos los participantes. Hay que priorizar y acelerar inversiones en infraestructura, educación y energía para soportar y aprovechar la tendencia del Nearshoring.
Además, está en juego la competitividad como país. La integración de empresas locales mexicanas debe ser parte fundamental de la estrategia nacional donde los estímulos, incentivos y condiciones de financiamiento deben beneficiar en primer lugar a organizaciones y negocios de México. La generación de más beneficios para empresas mexicanas que incursan en proyectos de valor agregado y tecnología sería una política económica nacional muy buena. Urge una serie de fuertes paquetes de incentivos y acceso a créditos de desarrollo. Hay que incentivar el capital mexicano para que la riqueza nacional se multiplique.
La innovación e inversión mexicana para con su país debe ir al mismo ritmo que la inversión extranjera. Ante los aumentos de costos en las cadenas de suministro, un tipo de cambio que dificulta la exportación y la acelerada disrupción digital, solamente las empresas mexicanas con suficiente competitividad y ciertas reservas en liquidez económica pueden sobrevivir y aspirar un protagonismo en las distintas industrias. La política debe escuchar al empresariado.
En conclusión, se viene un crecimiento retador y el crecimiento sin suficiente sustentabilidad, sostenibilidad financiera y desarrollo, puede terminar en un mayor caos. Mente y manos a la obra Amigos/as mexicanos/as.